La indigencia en niñas y niños en Argentina aumentó al 14,3 por ciento en el primer semestre de 2023. Esto equivale a 1,8 millones de chicas y chicos, 250 mil más en comparación a 2022, según un informe de Unicef publicado hoy. Más aún, de acuerdo con estimaciones del organismo, el escenario se habría agudizado hacia finales del año pasado hasta alcanzar al 19,4 por ciento de la población infantil. Son 630 mil chicas y chicos más que viven en hogares que no cubren la canasta básica de alimentos.
En tanto, la pobreza monetaria afecta al 57 por ciento de niñas y niños, lo que equivale a 7,1 millones de chicas y chicos. Algunos de ellos se encuentran incluso en situaciones de mayor vulnerabilidad: la pobreza se eleva cuando los referentes del hogar tienen muy bajo clima educativo (83%), en los casos de hogares monomarentales (68%) o cuando residen en barrios populares (84%).
En este contexto, el presupuesto nacional destinado a niñez muestra, al día de hoy, una caída del 75 por ciento en términos reales, según tres nuevos informes de Unicef basados en cifras oficiales que abordan la pobreza monetaria y las privaciones vinculadas a derechos en niñas y niños; el presupuesto destinado a la infancia; y la suficiencia de las políticas de protección de ingresos.
"El presupuesto constituye una herramienta clave para aportar elementos desde la política fiscal que garanticen el cumplimiento de los derechos de la infancia y la adolescencia”, explicó Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina, al presentar los informes enmarcados en los monitoreos sobre la situación de la niñez y la adolescencia que realiza la organización de forma continua desde 2016. “Con esta información, buscamos contribuir a la toma de decisiones de los gobiernos, en cumplimiento con los planes de trabajo acordados con el Estado nacional, y a partir del mandato establecido en la Convención de los Derechos del Niño", señaló.
La implementación de políticas nacionales claves para la infancia presenta signos de alerta en lo que va de 2024. Por un lado, se registra un número importante de iniciativas que muestran niveles de ejecución nulos o casi nulos (fortalecimiento edilicio de jardines de infantes, Plan Nacional de Primera Infancia, entre otros). Por el otro, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Prestación Alimentar muestran niveles de ejecución elevados para el momento del año debido a que los montos previstos en el presupuesto actual --prorrogado de 2023-- no son suficientes para hacer frente a las necesidades de financiamiento que se requieren para dar cobertura a las familias a lo largo de todo el año.
"Si bien tienen desafíos vinculados a la cobertura y a la capacidad de protección en un contexto de elevada inflación, son las políticas con mayor impacto en el bienestar de la niñez en términos de ingresos. A modo de ejemplo, la tasa de pobreza extrema sería 10 puntos más elevada sin estas transferencias directas a los hogares", sostuvo Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina, en diálogo con Página 12. De hecho, Las políticas de protección de ingresos resultan centrales para mitigar los niveles de pobreza: sin estos programas, alrededor de 270 mil niñas y niños más vivirían en la pobreza y más de un millón pasarían a ser indigentes.
“De mantenerse las tendencias actuales, la prevalencia de la pobreza monetaria en la niñez y la adolescencia para el primer trimestre de 2024 alcanzaría valores en torno al 70 por ciento, mientras que la indigencia llegaría al 34 por ciento con repercusiones en el bienestar actual y de largo plazo”, agregó Waisgrais. “En un contexto de vulnerabilidad social y elevados niveles de pobreza infantil, es importante sostener las partidas presupuestarias destinadas a las políticas de protección de ingresos a los hogares. Si bien hubo señales positivas en este sentido, es clave maximizar los esfuerzos para mejorar la cobertura y suficiencia de las prestaciones”, subrayó.
Los aumentos establecidos a principios del año del 100 por ciento en los montos de la AUH y la Prestación Alimentar contribuyeron a mitigar el impacto de los incrementos de precios en los hogares en situación de pobreza. Sin embargo, durante los últimos años, la capacidad de compra de ambas prestaciones evidencia una significativa caída. En la actualidad, la AUH representa el 45 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria y el 21 por ciento de la Canasta Básica Total, y la Tarjeta Alimentar enfrenta una situación similar. Los informes presentados mencionan la necesidad de un nuevo mecanismo de actualización de las prestaciones que integre la variación de precios y replantee el esquema de las condicionalidades vigente para acceder a estos programas.
"Argentina transita por un proceso de estancamiento económico hace más de 10 años, y en la actualidad tenemos el mismo producto per cápita, medido en valores constantes, que en el año 2007. El proceso inflacionario de los últimos años, que se acelera nuevamente a partir de diciembre de 2023, generó nuevos impactos en los niveles de pobreza que es necesario poder amortiguarlos", amplió Waisgrais al momento de dar cuenta sobre la situación de alerta que atraviesan las infancias.
En ese sentido, sostuvo: "Solo a modo de ejemplo, en el último año los salarios de los trabajadores registrados aumentaron aproximadamente 160%, los salarios de los trabajadores no registrados 115%, mientras que la canasta básica alimentaria, índice por el cual se mide la pobreza extrema, un 296%. Por otra parte, el presupuesto de prórroga para el año 2024, en un contexto de restricciones fiscales, también muestra una caída significativa en términos reales en partidas específicas para garantizar las condiciones de vida y el desarrollo de la niñez".
Waisgrais consideró que es posible preservar a las infancias aún en un contexto de ajuste: "En un contexto de vulnerabilidad social y elevados niveles de pobreza, y particularmente de indigencia, resulta central continuar incrementando mensualmente y por encima de la inflación, las partidas presupuestarias destinadas a la protección de ingresos para evitar que niños y niñas se sitúen en la pobreza extrema y, en consecuencia, padezcan inseguridad alimentaria". "Erradicar la pobreza extrema, con los consensos adecuados, es viable fiscalmente aún en un contexto de restricciones presupuestarias", afirmó.
Informe: Lucía Bernstein Alfonsín