Rustin (2023) es la nueva entrega de Higher Ground Productions, la productora cinematográfica fundada en 2018 por el ex-presidente de los EE.UU. Barack Obama y la ex-primera dama Michelle Obama. Dirigida por George Costello Wolfe (La madre del Blues) y escrita por Julian Beece y Dustin Lance Black (Milk) La película fue producida por Bruce Cohen, quién también participó en Milk (2008), otra biopic sobre un reconocido activista por los derechos de la comunidad LGTBQ+.

Rustin (2023) es el primer protagónico de Colman Domingo quién fue nominado como Mejor Actor en la reciente entrega de los Premios Oscar 2024. El film cuenta los entretelones de la emblemática Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad que se llevó a cabo en 1963. Fue donde el mismísimo Martin Luther King Jr. pronunció su histórico discurso “I have a dream”. En una masiva manifestación donde se estima que alrededor de 250 mil personas de todas partes de Estados Unidos se unieron bajo el lema “trabajo, justicia y paz” La convocatoria sirvió cómo presión y antesala a la proclamación de la leyes de Derechos Civiles de 1964 y de Derecho al Voto de 1965.

Escena a escena se van mostrando las internas políticas y los obstáculos que se le presentaron al líder político Bayard Rustin desde que decidió impulsar una “descabellada” idea: la Marcha más grande jamás realizada en defensa de los Derechos Civiles, que inicialmente planificaba realizar en la Convención del Partido Demócrata. Es entonces cuando el film comienza, con una devastadora escena dónde Martin Luther King Jr. se ve obligado a aceptarle la renuncia a Rustin, presionado por el entonces congresal por la Ciudad de Nueva York, Adam Clayton Powell Jr. quien lo amenazaba con denunciarlo por ser homosexual. Powell, una figura, que en palabras de Stocley Carmichael, representa el típico procedimiento de gobierno indirecto, propio del colonialismo. O bien, en palabras del propio Dr. King, el llamado tokenismo.

Rustin es una película necesaria porque rescata del olvido a uno de los referentes más importantes de la lucha por los derechos civiles que se enfrentó al Poder Blanco, sin tapujos ni pelos en la lengua. Siempre bajo el dogma de la no violencia, enfrentó en primera persona el hostigamiento y la brutalidad policial como también la persecución por su orientación sexual. Una triple opresión: racista, homofóbica y anticomunista. Una figura que no fue invisibilizada únicamente por su sexualidad, sino sobre todo por lo radical de sus ideas y de sus acciones. En la película se muestra cómo buscó y logró movilizar estructuras afroestadounidenses que estaban empezando a ponerse cómodas con el status quo como ser la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People) o mismo la organización sindical.

Más allá de que finalmente no logró obtener el merecido galardón en los Oscars, Rustin es una recomendación obligada, sobre todo en una coyuntura política local donde en la lucha no van a dejar de aflorar las mismas resistencias y las mismas miserias propias de la rosca política. Spoiler alert: quizás el argumento principal que busca retratar el film se condensa en la escena final. Cuando Rustin, una vez finalizada la gran marcha, ante la invitación del Presidente de los Estados Unidos a que los organizadores lo visiten en la Casa Blanca decide no asistir y tal cual había prometido decide quedarse recolectando la basura, como un activista más, en el quehacer y la rutina de lucha cotidiana. Ahí donde se libran las grandes batallas de todos los días.

*Realizador cinematográfico de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), licenciado en Enseñanza de las Artes Audiovisuales (UNSAM-ENERC) y activista antirracista.