El mediodía del miércoles 13 de marzo de 1963, Margarital legó al Sanatorio Británico de Rosario con una urgencia inocultable: estaba a punto de parir a su primer hijo. Tenía 32 años y esta vez confiaba en que no hubiera complicaciones. Su cuñado, el obstetra Eduardo Carrizo, la asistió en el parto. Y cuando el vástago pegó el primer alarido, Margarita lo cobijó en el pecho.

—Pichuca, es un niño, y como me lo pediste se llamará igual que yo —se alegró su marido, Rodolfo Páez.

(De la primera biografía sobre Fito Páez escrita por Horacio Vargas, a propósito del nacimiento del pianista hace 61 años).