La fiscal Mónica Cuñarro, interviniente en la causa penal por la estafa de Wenance, volvió a solicitar el procesamiento del financista Alejandro Muszak, Paola Vallone y Pedro Vigliano. La decisión recae ahora sobre la jueza subrogante, Paula Verónica González, que recibió en el pasado reciente cuestionamientos, tanto de los querellantes como de la fiscal, por retardo de justicia. 

Esta vez, distintos abogados y peritos con acceso al expediente se manifiestan optimistas: creen que la evidencia reunida en el expediente es tan contundente que no hay margen para volver a favorecer a Muszak.

“Los fideicomisos financieros con tasa fija no son viables en contextos de alta inflación”, explica a Buenos Aires/12 alguien que conoce de cerca la operatoria de Wenance. “Porque en algún momento la inflación supera a la tasa y la tasa se vuelve negativa y porque, cuando explotan las crisis, sube la mora; más aún en el target con el que hacía sus negocios Muszak.”

La empresa prestaba dinero por internet a altísimas tasas a sectores no bancarizados de la población, operatoria por la que fue denunciada y sancionada varias veces por cobros indebidos y maniobras abusivas. En julio de 2023, aduciendo un aumento de la mora, dejó de cumplir las obligaciones con sus inversores.

Frente a esta situación, esperable, previsible, hay distintos caminos, explican los especialistas. En el caso Wenance, hubo casos de emprendimientos más pequeños que optaron por cerrar el fideicomiso para acotar las pérdidas, le devolvieron a cada inversor lo suyo o la parte que podían y se abocaron a cobrar las deudas”, ejemplifica el experto consultado por este medio. 

Lo resume de la siguiente manera: “Muszak se lo vio venir, probablemente, a principios de 2022, cuando la guerra de Ucrania y el acuerdo con el FMI hicieron saltar la inflación del rango de 4 o 5 mensual al 8 o 9. Pasó todo ese año tratando de convertirse en banco, para diversificarse, o vender su cartera a algún banco. No lo logró, en parte por su pasado. Entonces comenzó su maniobra de quiebra fraudulenta. Lo que sigue está en el expediente”.

El paso a paso

Promotora Fiduciaria, la empresa contratada por Muszak para oficiar como fiduciaria en sus emprendimientos, realizaba semestralmente un control extraordinario, más exhaustivo que el exigido por las regulaciones de la Comisión Nacional de Valores. Allí, comparaba el contenido de distintos lotes de préstamos, mientras que lo habitual es tan solo controlar que no existan préstamos repetidos dentro de un mismo lote.

En el control de diciembre de 2022 no se observó ninguna irregularidad. En el siguiente, de julio de 2023, posterior a la cesación de pagos, se descubrió que Muszak había vendido hasta seis veces el mismo título, de manera que sólo el 15 por ciento de su cartera era real.

El 85 por ciento restante era parte de un esquema Ponzi, donde se utiliza parte de los aportes de capital de los nuevos inversores para pagar los dividendos de los viejos. Esto último consta en el expediente como lo que los abogados denominan “prueba indubitada”. A valores de ese momento, se hizo de al menos 60 millones de dólares.

Otro de los abogados, Milton Kees, afirma que “el negocio de Muszak no era prestar dinero sino vender títulos por el dinero prestado, de esa manera tercerizaba el riesgo y consumaba la intermediación financiera”.

Esta intermediación, expresamente prohibida por el Banco Central, y sus altas tasas de retorno, que seducían a los inversores, explican el veloz crecimiento del volumen de su operación, siempre visto con desconfianza por el resto de las empresas de lending, que trabajan exclusivamente con capital propio y son, en consecuencia, mucho más conservadoras a la hora de prestar.

También destacan que Muszak cumplió con todos los compromisos derivados de sus fideicomisos públicos. La explicación es que dejar de pagarlos le hubiera significado una exposición mucho mayor a la que tuvo y tiene. “Fue un default selectivo: sólo de fideicomisos privados”, señalan. 

Uno de los peritos sostiene: “Una operación tan volátil y tan riesgosa, podía salir mal, claro. Muchos de los inversores, hoy querellantes, estaban preparados para una crisis transitoria, para una caída de la recaudación. Pero nadie esperaba que Muszak se quedara con todo, como finalmente ocurrió. Ahora queda clarísimo que hubo premeditación. La operatoria fue una entre 2016 y 2022 y otra totalmente distinta a partir de 2023, cuando empieza a prepararse para simular una quiebra”.

El procesamiento penal se funda también en las declaraciones de testigos que fueron previamente entrevistados por Buenos Aires/12. Uno de ellos es Daniel Reig, el dueño de la empresa de logística y mensajería que le proveyó servicios a Wenance durante ocho años.

Reig, que conocía toda la operatoria y el movimiento de dinero en efectivo, fue el encargado de desmontar oficinas y repartir los discos rígidos en distintos lugares del conurbano. Muszak le debe todavía dos facturas de mediados del año pasado, por dos millones de pesos.

Concurso

A pesar de las novedades a nivel penal, donde la comprobación de dolo podría hacer caer el concurso en el fuero civil y comercial de San Isidro, este sigue adelante, al menos por ahora. “Tampoco cumplía la condición mínima para concursar, que es el patrimonio neto negativo”, agregan quienes vienen siguiendo de cerca las maniobras del financista. 

La sindicatura abrió el proceso para que los acreedores se presenten a verificar sus títulos. El plazo para hacerlo de manera digital vence a fin de marzo y para hacerlo físicamente, a fin de abril.

Los inversores chicos tienden a darlo por perdido y no se presentan, por desconocimiento o porque no quieren afrontar costas ni tasas. Pero es importante que se presenten a verificar, pero no hacerlo es darle la partida por ganada a Muszak”, explica un letrado. Y agrega que, en caso contrario, "arregla a los 200 querellantes que tiene en el fuero penal, propone un plan de pagos con quita en el concurso y sale de esto como si nada”. 

Este medio constató que hubo gente que perdió los ahorros de años de trabajo, hubo al menos un caso que se quitó la vida. Entre los damnificados hay también quien tomó préstamos a una tasa menor para colocarlos en Wenance, entre ellos un importante funcionario judicial de Tierra del Fuego. 

Muszak, sin embargo, sigue operando. Conserva una estructura mínima, en la que Silvana Bedoya atiende a los nuevos interesados en invertir e Ivana Román Luquez intenta contener a los estafados con promesas de pago. El financista enfrenta otro panorama complejo en España, donde operaba bajo la marca Abuntia. Allí se lo acusa de evasión fiscal.