El avión en el que viajaba aterrizó en Aeroparque a las 3 de la mañana, por lo que José Jozami recién se acostó a las 5 y a las 10.30 ya estaba despierto. Ahora son las 15.30, llueve, pero él no duerme la siesta. “Soy un santiagueño raro, haber vivido tantos años en Buenos Aires me cambió los hábitos”, se ríe el ex relator de fútbol, vóley y básquet que trabajó durante más una década en TyC Sports. Desde hace unos meses es miembro del Tribunal de Disciplina de la AFA, y charla con Enganche en un bar ubicado en Viamonte y Uruguay, a metros del lugar donde asiste cada dos semanas para fallar en casos vinculados con el fútbol. En el cuarto piso de la AFA funciona el organismo que puede sancionar a los ídolos de los hinchas, aunque casi ninguno de ellos conozca las caras de quienes toman ese tipo de decisiones. Jozami, juez federal de Santiago del Estero, dice llegar con ideas renovadas y con la intención de que el cuerpo colegiado del que forma parte patee afuera el aura de misterio que lo envuelve. Por eso habla de sus proyectos, del Whatsapp del Tribunal, de por qué continuó la final entre Riestra y Comunicaciones, suspendida por invasión de campo, y de cómo operan los dirigentes del fútbol argentino.
—¿Extrañás relatar?
—Sí, se extraña.
—¿Relatás en tu casa mientras mirás un partido por televisión?
—No. Veo pocos partidos de fútbol.
—¿Te aburren?
—Mi viejo tiene 93 años y ve todos los partidos. Le gusta el fútbol. Yo por ahí veo la Champions League cuando estoy en la camilla del kinesiólogo. Pero ir a casa a ver un partido de fútbol… Salvo un partido muy especial, no miro.
—Es llamativo que siendo miembro del Tribunal de Disciplina no mires fútbol.
—Es que no me quiero contaminar. Un día me dijeron “tenés que ver el partido”. A mí me condicionaría verlo. Para fallar tenés que verlo después. Es como que seas testigo presencial de un accidente. Si soy testigo después no puedo actuar como juez, soy testigo del hecho. Y actuar de oficio es excepcional. Se trata de la toma de decisión que hace un juez para ampliar el proceso. Los procesalistas dicen que el juez tiene que manejarse con lo que tiene; esos son los conservadores, los legalistas. Ahora se está imponiendo la figura del juez activista, el juez proactivo, el que se pone el proceso al hombro. Es el que no se conforma con las pruebas que le presentan y pide, por ejemplo, más declaraciones de testigos y ampliar las imágenes.
—¿Qué cambios necesita la reglamentación del fútbol?
—Hay cuestiones con respecto al deporte que se deberían conceptualizar de otra manera respecto al Derecho puro. Por ejemplo, con lo que pasó en Comunicaciones-Riestra. Pero bueno, no es solo mi voto.
—En ese caso hubo un fallo dividido.
—Sí, se falló dividido. Es que el Derecho tiene dos o más bibliotecas. El tema es que la doctrina que se está imponiendo va por el lado de que no solo te bases en la ley. La objetividad es una creación de los hombres. Una ley puede estar mal hecha, por lo tanto, si la aplicás, podés ser injusto. Por eso los jueces tienen que ver la aplicabilidad de esa ley. Lo que yo observé en Riestra-Comunicaciones es que el artículo 106 punto G no se debía aplicar en este momento, porque se estaba definiendo un ascenso en un sistema de play off y ese artículo fue creado para que se aplicara durante un torneo, pero no para darte un campeonato. El juez debe evaluar otros elementos, como valores, el sacrificio de todo un plantel y el resultado, porque era un partido casi terminado.
—¿Fue justo que ascendiera un equipo que hizo trampa?
—De todas maneras la sanción punitiva fue muy dura. Salvo que sea campeón, es muy probable que Riestra descienda. Esa sanción dura, que es el segundo postulado que tiene la sentencia, es la que se da como ejemplificativa. Después de una sanción así, ¿quién va a querer invadir de nuevo?
—¿Y cuál es el acto reparador para Comunicaciones, el equipo perjudicado?
—Es cierto que Comunicaciones lo tenía contra un arco al rival, pero ya entramos en un terreno de cuestiones aleatorias. No sabés si Riestra metía un contraataque y definía el partido. Si la pelota entraba o no, solo Dios lo sabe. Yo soy pro-competencia. El partido se tiene que jugar y ganarlo. Yo no me meto con la competencia, ese es el proyecto.
—¿No hay circunstancias que ameritan que un partido se pueda ganar “en los escritorios”?
—Yo sigo la idea de (Julio) Grondona que me parece muy buena: hay que jugar y ganar en la cancha. Si hiciste trampa te hago cagar por otro lado: multa, indemnización, quita de puntos, suspensión de la cancha. Todo te duele. Sino, se pierde la esencia de la competencia. Ahora, si ves que los tipos insisten y lo hacen por segunda vez, desafiliación.
—En el caso de Riestra era la segunda vez.
—¿Pero en una final?
—Sí, cuando lograron el ascenso a la C en 2014. Riestra le ganaba a Sportivo Barracas 3 a 2, faltaban dos minutos y los hinchas entraron al campo de juego.
—No sabía. Bueno, en ese caso se podría aplicar la desafiliación. Pero te soy sincero, eso lo desconocía. Yo analicé el partido ahora. Y la sanción que le aplicamos es muy dura. Incluso algunos nos critican por eso, a Riestra le va a costar mucho mantener la categoría. Ojo, a veces hay que evaluar la vida de los demás. Por ahí tenés a un tipo, como el Panadero de Boca, que se manda una cagada y arruina a 20 familias, que hicieron tanto sacrificio.
—¿No es ingenuo pensar que son episodios aislados, sin el amparo de gente del club?
—A mí me tocó cubrir un clásico entre Central y Newell’s y vi cómo un hincha de Central corrió la bandera y le metió un tiro a un policía. Ahí falló el cacheo, falló la Policía y se vio perjudicada ella mismo porque balearon a un agente.
—Quizás no falló el cacheo sino que el arma estaba adentro del club.
—La violencia en el fútbol es un tema muy complejo. Hay una cadena de hechos que hacen a la violencia. A veces los periodistas generan violencia con lo que dicen desde un micrófono. O un título de un diario también puede generar violencia. Son varios los elementos que contribuyen a este flagelo.
—¿Tu idea es desarrollar en Argentina un Tribunal al estilo del que funciona en España?
—Mi idea es crear un Tribunal de Arbitraje para todos los deportes. Creo que la Argentina se lo merece. Lo hicimos con un grupo de abogados especializados en el Derecho en el Deporte. Esto puede ser una cuestión privada, como funciona el TAS, pero también con la coexistencia del Estado, ya sea a través del Ministerio de Justicia o la Secretaría de Deportes. Sería cuestión de que la Justicia te habilite un organismo y se haga cargo, por ejemplo, de la retribución de los árbitros. Por otro lado, el ENARD debería marcar la coercitividad de decirle a todas las federaciones deportivas “ustedes antes de ir a la Justicia ordinaria, tienen que venir a este Tribunal que el Estado le está ofreciendo como garantía para resolver su conflicto de manera extrajudicial”. ¿Qué ganamos? Descomprimir los juzgados y evitar que las federaciones deportivas impidan recurrir a la Justicia ordinaria, que es algo anticonstitucional.
—¿Lo que hace la FIFA es anticonstitucional?
—Totalmente. El hecho fundamental que tenemos todos los ciudadanos del mundo son los Derechos Humanos. Dentro de los Derechos Humanos está la tutela judicial. O sea que cualquier ciudadano tiene derecho a llevar su problema a la Justicia. Si vos le negás ese derecho, le estás negando un derecho fundamental. Además, lo que cambiaría es que le estarías ofreciendo al perjudicado resolver su tema de una manera rápida, alternativa, a través de una mediación. Es un sistema multipuertas. Comenzás con una negociación, si no se resuelve vas a una mediación y si no se resuelve se constituye un Tribunal Arbitral. Si el Arbitraje falla, después se puede apelar en la Justicia ordinaria para ir a la Cámara. Pero ya descomprimí la primera instancia, que es la trinchera de la Justicia. España tiene el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y la apelación a la Justicia ordinaria en España tenía un promedio de resolución de 24 meses. Ahora, entre 12 y 13 meses. Ganaste un cien por ciento. Si queremos, en Argentina se puede agilizar la Justicia. Es cuestión de voluntad, mucho más en el deporte, que necesita resolver en plazos cortos.
—¿En el caso del fútbol lo ves conducente?
—Yo creo que sí. AFA nunca tuvo un tribunal para resolución de disputas, ahora lo quiere armar. El Tribunal de Disciplina solo resuelve cuestiones disciplinarias, pero no te resuelve problemas de contrato, derechos de imagen, derechos de formación de jugadores, daños y perjuicios de un jugador a otro o derechos televisivos. Yo te estoy dando un paso previo al TAS, que es caro, que tiene jurisdicción en Suiza y se paga en francos suizos. Acá vas a pagar en pesos, con ley argentina.
—¿En cuánto tiempo creés que será posible aplicarlo?
—Ya fue acercado el proyecto al Ministerio de Justicia. Nuestra intención es que ya funcione para cuando se realicen acá los Juegos Olímpicos de la Juventud, el año que viene. Sería una especie de prueba. Si sale bien, que ya empiece a funcionar para las federaciones de todos los deportes.
—¿Cómo actúa hoy el Tribunal de Disciplina?
—Nos juntamos en el cuarto piso, hablamos, se escucha al presidente y al vice y debatimos. Con que esté el presidente y dos o tres vocales para firmar es suficiente, se consensua. Este es un Tribunal con gente de mucha experiencia, jurídicamente muy dotada.
—¿Tienen grupo de Whatsapp?
—Sí, se llama Tribunal de Disciplina. Yo soy de subir muchos fallos al Whatsapp. La Justicia siempre tiene ese halo de misterio y no debería ser así. Yo entré a la Justicia hace cinco años y atiendo a todo el mundo. El juez debe ser un laburante como cualquiera, no una especie de dios. Y principalmente tiene que ser un servidor para resolver conflictos.
—¿Con el lobby que hay en el fútbol argentino no se hace todo mucho más difícil?
—La presión es relativa, yo nunca sentí presión.
—Hay un caso que trascendió: Angelici pidiéndole al presidente del Tribunal que le bajaran la sanción a dos jugadores de Boca.
—Pero hay que ver el resultado. Lo que le dijo Angelici a Fernando Mitjans lo dice cualquier dirigente. Es lo que yo digo “el alegato de oreja”. Un abogado va al juzgado, dice tal y cual cosa y como juez tenés que escuchar, pero después decidís vos.
—Mitjans no solo escuchaba, también le consultaba a Angelici qué hacer.
—Lo importante es cómo se resolvió. A ambos le dieron tres o cuatro partidos de suspensión (N. de la R: a Cristian Erbes lo sancionaron con un partido y a Leandro Marín, con tres).
—Sin embargo los dos pudieron jugar el partido desempate contra Vélez, como quería Angelici.
—Angelici lo que pidió es que no le dieran una sanción dura. Los jugadores pudieron limpiarse en amistosos. El tema es que en Argentina “hecha la ley, hecha la trampa”.