Dos planes a corta distancia tiene Melani Luraschi. Como es cantautora -por un lado- arribará a la Argentina para presentar sus atildadas y bellas canciones este viernes 15 de marzo a las 20 en Nempla (Jorge Newbery 3907). Y como es una estudiosa comprometida con la historia de la música popular -por otro- atraviesa horas de su diario vivir en la Casa Museo de la Fundación Atahualpa Yupanqui de Cerro Colorado, ocupada en una investigación bajo respaldo de Ibermúsicas, cuyo nombre importa: “Inmersión poética y musical en el Cerro Colorado de Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick”.
El propósito de la residencia de Luraschi es indagar sobre vida y obra de Nenette o Pablo del Cerro, porque así se la conocía también a la pianista, compositora y mujer gala de Yupanqui, que compuso gemas telúricas como “Chacarera de las piedras”, “Luna Tucumana” y la profundísima “Milonga del adiós”. ¿Qué sucedió con Nenette? ¿Cómo transcurría la vida de esta mujer que optó por la tranquila soledad de Cerro Colorado, mientras su esposo brillaba en los escenarios mundiales? ¿Qué palabras y emociones llenaban las cartas que Nenette escribía?, son las preguntas que Melani trazó y tramó para guiar su trabajo.
“Nenette es una especie de mito bastante reciente y misterioso”, asegura la cantautora, que se instaló en la cocina que compartía Yupanqui con su mujer, y compuso allí un intenso puñado de canciones inspiradas en ella. “Me levantaba todas las mañanas muy temprano, y salía a recorrer el Cerro Colorado. Así, compuse ocho canciones, que nacieron a partir de leyendas que me iban contando las personas del lugar que conocieron a Nenette… estar en Cerro Colorado y vivir esta experiencia, tiene que ver también con una música honesta y austera, que no permite pensar tanto sobre ella. Se trata más bien de expresar lo que pasó mientras pasaba”, cuenta Luraschi, que ubica otras fuentes de inspiración femeninas en Violeta Parra, Chabuca Granda, Silvia Pérez Cruz y Natalia Lafourcade. “Me gustan ellas porque han hecho un trabajo importante en cuanto a lo poético, al estudio de la música, a lo profesional y al respeto”.
Además de mostrar las canciones inspiradas en Nenette, el plan de Melani respecto del concierto en Buenos Aires pasa también por recrear canciones suyas en pleno proceso de propagación, tal el caso de “Profundo”, “Orión”, “Fuerza distante” y la flamante “Labios mariposa”, pieza que se cruza en diálogo fuerte con el flamenco, porque a su vez la autora se cruzó fuerte con la prestigiosa bailaora sevillana Paula Cómitre, en París. “Pensé mucho en eso de los 'cantes de ida y vuelta', y la idea con 'Labios de mariposa' fue dialogar con otra cultura como la andaluza, que también nos atraviesa. Digo esto, porque estos cantes son precisamente un conjunto de palos flamencos originados a partir de la música latinoamericana. Y en este grupo están la milonga, la vidalita, la rumba y la guajira. Me refiero a eso que se llamó 'transculturización', término que encontré en el libro Vidalita flamenca, el canto nacido de una canción rioplatense, de Paulina Bojaraka”.
-¿En qué grado “Labios mariposa” presagia el tono de tu próximo disco?
-Justamente en el diálogo con otras culturas que me han atravesado como el fado o la chanson francesa. En este disco se verán además mis primeras creaciones en dos lenguas que amo: el portugués y el francés, porque viajo de Venecia a Lisboa, del puerto de Lisboa al puerto de Punta del Este y de ahí en barco hasta Salvador de Bahía, hago conexiones como la que hizo alguna vez Cortázar entre Paris y Buenos Aires, y del Rio de la Plata bailo hasta Sevilla. Es cierto que ha sido un diálogo entre ciudades, pero también ha sido un diálogo con los otros. Cada canción pertenece a una historia en relación con otro.
Melani es una artista polifacética que nació en el Uruguay, pero que hoy vive en París, donde desarrolla sus pasiones antedichas: la música, la poesía, y la composición. Fruto de ello lleva publicados un libro de poesías llamado Día para pescar un sueño; dos discos con canciones suyas (Canto Ancestral, y Lumbral), y Elogiando el viento, perla en formato EP que concibió junto a una gloria de la música folklórica uruguaya: Eduardo Larbanois. “Trabajar con él fue muy enriquecedor, fue como si hubiese sido un padre musical”, asegura la artista oriental. “Nos conocimos, porque él empezó a darme clases de guitarra en el Conservatorio Sur, y un día de esos me dijo que le cantara una canción. Luego me dijo más seriamente que le encantaría hacer algo conmigo, y así empecé a ir todos los viernes a almorzar a su casa, donde nos quedábamos a escuchar música juntos dialogando enriquecedoramente, porque los dos pertenecemos a generaciones distintas. Un gran maestro, con todas las letras, Eduardo”.
-¿A qué le cantás, además de a Nenette?
-A la potencialidad de los cuerpos y a la paradoja de las fronteras… me inspiran los vínculos humanos y la inmensidad de la naturaleza.