Tratemos de señalar algunas causas concurrentes de lo que ocurre en Rosario. 

1) Un sistema judicial burocrático, ineficiente y con vínculos con el delito que debe investigar. 

2) Una policía corrompida que descubrió que el narcotráfico es más negocio que la prostitución o los desarmaderos. 

3) Gobiernos que no mensuraron la gravedad del problema y erraron sistemáticamente con las soluciones, entre el punitivismo inconducente, la indolencia y la complicidad. 

4) Una ciudad en plena zona núcleo, donde abundan muchos recursos del agronegocio que se lavan junto al dinero de origen ilegal. 

5) Una ciudad puerto y enclavada en un cruce de rutas decisivas,, donde circulan habitualmente sustancias prohibidas en cantidad. 

6) Una ciudad de base industrial, donde han aumentado crecientemente las desigualdades, primero durante el menemismo y luego durante el gobierno de Mauricio Macri. 

7) El actual gobernador tomó una serie de medidas de control penitenciario destinadas a detener el delito que se ordenaba desde las cárceles, pero sin el debido control del territorio por los falencias ya señaladas de los cuerpos policiales. Eso ha desatado una serie de espantosas represalias criminales que son las que vemos en estos días. 

8) Para este drama no hay soluciones rápidas, ni se puede abordar solo desde una mirada represiva aunque sea lo necesario en esta coyuntura. 

9) Acá efectivamente hace falta una política de estado, duradera, que implique básicamente una justicia rápida, una policía honesta y la reconstrucción de un tejido social que requiere más y mejor trabajo, más y mejor educacíón pública, más y mejor utilización del espacio público. 

10) Los iniciativas promovidas por las ideas libertarias no colaboran en lo absoluto. En Rosario, el retiro del Estado social es sinónino necesario de avance de los narcos.