Como un libro que despliega sus imágenes en troquel, Babka ingresa allí y crea sus propias aventuras. Abuela y llena de historias, cansada de cuentos con princesas, ahora es la protagonista. Babka y el gran viaje al pequeño libro, espectáculo de clown y marionetas de Pali Díaz, se presenta este sábado y domingo a las 19 en Teatro de la Manzana (San Juan 1950). La entrada admite variables: puede ser con dinero, también con trueque, por medio de un bien o un servicio. “La cultura es un derecho”, señala la difusión. “En un contexto como éste, donde la cultura está siendo tan limitada por tantos lados, la idea es que todos puedan ver la obra, que el dinero en este momento no sea el impedimento, y que se puedan buscar otras formas de intercambio para seguir juntándonos y compartiendo”, señala Pali Díaz a Rosario/12.

Actriz, artista plástica, escenógrafa y docente de arte y teatro, egresada de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres y de la Facultad de Bellas Artes (UNR), Pali Díaz estrenó Babka en 2019; al año siguiente, fue una de las 50 obras seleccionadas para formar parte del Catálogo del Instituto Nacional del Teatro. “Yo venía investigando mucho en la construcción de los libros pop up, esos libros que se despliegan. Por otro lado, había construido la marioneta y tenía mi clown. Entre el clown y la marioneta, se conformó un personaje, con la idea de que transitara por una escenografía que fuera un gran libro de pop up. En base a estos tópicos, que ya venía produciendo, empecé a escribir el guion, signado un poco por el cuestionamiento a estos cuentos de princesas que nos han enseñado, y cómo eso nos fue condicionando a las mujeres en nuestras elecciones de vida. Es un poco una crítica para dar otras posibilidades y otras opciones, que vayan más allá de ese lugar, que nos dio tradicionalmente la literatura infantil”, continúa.

-Que el personaje sea una abuela da cuenta de esta misma rebelión, si se quiere, ante tantas historias que ella ya conoce.

-También para darle la posibilidad de que elija otra cosa, para que su vida transite por otro lado. En un momento, ella es la protagonista de su historia, y lo es cuando decide meterse en el libro.

-Vos estás a cargo de la dramaturgia, la actuación, los títeres y la escenografía; ¿cómo hacés para coordinar todo, y qué es lo que te aporta desde la dirección José Guirado?

-Todo este trabajo se dio durante la producción del espectáculo, y el estreno fue hace cinco años, hace un montón de tiempo, pero fue un trabajo en equipo, de un año y medio. Si bien yo ocupé esos roles -la dramaturgia, la actuación y la construcción- por otro lado, trabajé con un director, con José Guirado, porque fue fundamental en su mirada, sobre todo desde la dirección actoral; él es clown, así que pudo emprolijar y tener una mirada muy específica en este tema. Por otro lado, María Paz Alarcón fue la asistente de dirección, y tuvo todo un trabajo de acompañamiento, sobre todo en la dramaturgia y en el hilvanar todo lo que te contaba antes; somos amigas de la infancia y hay un vínculo muy fuerte con ella, que me ayudó a escribir esta historia. Ella también viene del campo de la danza, y en este sentido fue muy importante en el entrenamiento más físico. También Jeremías Sorrequieta, que es músico, iba a los ensayos y hacía la música mientras nosotros íbamos tirando ideas sobre los climas musicales e íbamos construyendo la obra; hay un vínculo entre la música y la obra que es desde su génesis, tiene como una cosa de dibujito animado, donde todo lo que sucede es muy musical y muy visual. Por otro lado, está quien hace la técnica, y como hay tanta música y luces, siento un dialogo permanente con la persona que ocupa este rol, que en este momento es Celeste Bardach.

-Estás acompañada, pero no deja de ser un unipersonal.

-Como es una obra de clown, que tiene marionetas, títeres y teatro de sombras, estoy en interacción constante con el público, no siento la soledad (risas); al contrario, es como una respiración, un diálogo que se va dando y que se va construyendo.

-Durante el tiempo transcurrido, ¿dónde notás que la obra fue cambiando?

-La obra fue creciendo un montón, una cosa fue lo que construimos en su momento, cuando estrenamos; a medida que se fue vinculando con el público, fue tomando sus propias metamorfosis. Nos reímos, porque hasta visualmente parece que cambió el maquillaje, la abuela es cada vez más vieja y se profundiza más el vínculo con el público; hay como un ida y vuelta más potente. La obra empezó a afianzarse, a macerarse, y si bien la estructura y las acciones están dadas, empezó a aparecer mucho más el momento presente, el del encuentro con el público, porque comenzó a ser más espontáneo, a partir de lo que surge en el momento. Eso hace que cada función sea un momento único, más allá de que ya la repetí como 100 veces.

En su apuesta, Babka y el gran viaje al pequeño libro se concibe como “una obra con perspectiva de género, que busca que podamos repensarnos en lo que son las historias románticas, entendidas -como diría Brigitte Vasallo- en esta idea Disney, en donde los protagonistas se casan y son felices para siempre. Que sea un cuestionamiento a ese rol que nos tocó, donde la cultura puso a las mujeres, para poder repensarnos desde otro lugar y otras vinculaciones, corriendo el eje de que la pareja es el lugar de validación femenina, cunado la historia de amor se puede dar desde muchos lados y desde muchos otros encuentros”.