En febrero la canasta de crianza para niños menores a 12 años alcanzó un valor promedio de 276.180 pesos, informó Indec el jueves. Esta canasta mide el gasto en bienes o servicios que realiza una familia para proveer alimentos, vestimenta, vivienda, transporte y tareas de cuidado para los infantes. Es una medición pionera de Indec que sirve en los juicios de divorcio para brindar una medida objetiva de la cuota alimentaria que abonan padres y madres.
El costo de la canasta promedio trepó 18,2 por ciento en febrero, es decir por encima del índice de inflación minorista, y enciende una alarma de cara a los registros de marzo porque “la vuelta al cole” también implica remarcaciones importantes. Cada vez más datos confirman que marzo será un mes caliente en tema de precios, tal como reconoció esta semana el propio presidente de la Nación.
La canasta de crianza incluye tanto el costo mensual para adquirir bienes y servicios –alimentos, vestimenta, educación, salud, etc.- como el precio de las tareas de cuidado, que surge a partir de la valorización del tiempo requerido para esas labores: lavar y planchar ropa, cocinar y hacer compras, ayudar con la tarea escolar, etc.
Los montos varían según la edad de los infantes: así el costo de la crianza ascendió a 247.322 pesos en el caso de niñas y niños menores a un año de edad, a 294.266 pesos para niños de entre uno y tres años de edad, 249.458 pesos para infantes de entre cuatro y cinco años y 313.672 pesos para adolescentes de entre seis y doce años.
Considerando el promedio de esos valores versus el costo promedio en enero de este año, arroja un incremento en la canasta de la crianza del 18,2 por ciento mensual. Mientras que la inflación minorista fue del 13,2 por ciento en febrero, según informó Indec el martes.
Si se comparan esas variaciones con las de la canasta básica total (CBT) en el Gran Buenos Aires y de la canasta básica alimentaria (CBA) que Indec difundió también este martes, es posible advertir que los bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, vivienda, etc.) tuvieron una dinámica más acelerada que los alimentos y bebidas, a diferencia de lo que viene ocurriendo en los primeros días de marzo, según advierten relevamientos privados.
La CBT establece el límite a partir del cual una familia o individuo es considerado pobre, y en febrero trepó 15,8 por ciento respecto a enero. En tanto, la CBA que mide la indigencia social –es decir cuando no se alcanzan a suplir los requerimientos mínimos energéticos- creció 13,1.
Las subas de precios que en muchos productos superaron al 100 por ciento acumulado entre diciembre y febrero (arroz, harina, aceite, café, leche, agua envasada, etc.), volvieron a tomar fuerza en marzo, según coinciden en señalar distintos relevamientos privados. La consultora LCG ya ubica la inflación acumulada en alimentos en 6,9 por ciento en las dos primeras semanas del mes.
“Marzo va a ser un mes muy complicado”, admitió el propio presidente al referirse al tema precios en una entrevista de comienzos de esta semana. Lo habían anticipado distintos analistas, si bien no se puntualizaba en el encarecimiento de los alimentos tanto como en el efecto que tendrían las subas de precios regulados que tienen por costumbre aumentar con el inicio del ciclo lectivo: colegios privados, pero también prepagas, telecomunicaciones y los aumentos en los servicios públicos como luz, gas y agua que se sentirán de lleno en el tercer mes del año.
Pese a este reconocimiento –y a que sus implicancias todavía son desconocidas-, Javier Milei auguró: “Sabemos que marzo va a ser un mes muy complicado, muy denso, pero no descarto que en abril pueda haber un derrumbe con la inflación como el derrumbe que en febrero tuvo el dólar”.