¿Por qué se sigue inundando la Ciudad de Buenos Aires? Cada vez que llueve más de lo normal, las imágenes se repiten: barrios populares desbordados de agua, avenidas y túneles anegados, árboles caídos, desagües y alcantarillas colapsadas. Aunque por el momento ya no se ven inundaciones trágicas como la del año 2013, los y las porteñas siguen sufriendo las consecuencias de las tormentas. ¿No alcanzan las grandes obras como los túneles del Arroyo Maldonado o del Vega? 

Para la ingeniera civil especializada en hidráulica, María Eva Koutsovitis, hay varios puntos sustanciales que explican la continuidad de las inundaciones: lo "ineficiente" de ese tipo de grandes obras que, asegura, ya no se implementan en las grandes ciudades con problemas hidráulicos; el retroceso del suelo verde absorbente que antes retenía las lluvias; la falta de planes de contingencia ante las tormentas; los fallidos procesos de urbanización de los barrios que siguen sin contar con la infraestructura necesaria para hacer frente a eventos climáticos como el de esta semana. En efecto, los barrios del sur fueron los más impactados dentro de la Ciudad: en Villa 20, Villa 21-24, y sectores de Villa Soldati y Lugano, las calles se vieron rebasadas por la lluvia y el agua llegó a ingresar a las casas. 

"Estas lluvias en particular tuvieron la mayor intensidad en el sur y oeste de la Ciudad, y ahí aparece una gran cuestión que el Gobierno porteño repite como slogan: la urbanización de los barrios populares. La verdad es que en la Villa 20, por ejemplo, el proceso de urbanización comenzó hace ocho años y, sin embargo, esta semana vimos imágenes impactantes de la calle principal que se había transformado en un río de agua de lluvia y de la cloaca. Eso pasa porque, aún en los barrios promocionados como urbanizados, las familias siguen sin acceder a las obras más básicas: pluviales, cloacales o de agua potable", advierte la ingeniera, también docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería de la UBA. 

-¿No es inevitable una inundación de este tipo con la cantidad de agua que cayó?

-Ahí hay varias cuestiones a aclarar. En primer lugar, en diciembre, en febrero y ahora en marzo la Ciudad colapsó por las lluvias, no fue sólo con estas tormentas, lo cual desarma la idea de que es un evento de características únicas y extraordinarias. En segundo lugar, es importante mirar en detalle algunos datos: si miramos la información del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), vamos a ver que el acumulado de lluvias en la Ciudad en los últimos 12 meses se encuentra por debajo del promedio de los últimos 30 años, pero seguimos teniendo inundaciones recurrentes. Todo esto nos viene a indicar que un evento de lluvia que en el pasado no nos inundaba, hoy nos inunda, y eso tiene que ver con la gestión de las políticas urbanas

-¿No alcanzan los túneles aliviadores? 

- Esas mega obras de infraestructura son ineficientes para el actual sistema de precipitación que tiene la Ciudad. Los túneles que se ejecutaron tanto en el Vega como en el Maldonado, que llevaron a Macri a plantear que 'no se inunda más', en realidad fueron diseñados con datos de lluvia de finales de los '90 y replican obras obsoletas que hace décadas han abandonado las grandes ciudades del mundo, que benefician a las grandes tuneladoras pero que no dan respuesta al entramado urbano y al régimen de lluvias actual. Son eficientes cuando tenemos lluvias de baja intensidad, pero cuando cae mucha agua en poco tiempo, como ahora, lo eficiente es retener el agua donde cae

-¿Por qué?

-Porque cuando analizamos un evento de precipitación, lo primero que retiene al agua es el arbolado. Luego, cuando el agua alcanza el suelo, empieza a encharcarse y se inicia el proceso de infiltración, si es que tengo superficie absorbente. Después de eso sólo queda lo que no se retiene, que escurre y que sí se gestiona con sistemas de drenajes pluviales. Por eso otro gran problema es la cementación que viene sufriendo la ciudad: en el borde costero, con la destrucción de los espacios verdes, la modificación del Código Urbanístico que permitió construir en los pulmones de manzana, la sobreconstrucción de viviendas suntuosas  que no son habitadas, etcétera. Si lo que hacemos es cementar, el suelo se impermeabiliza, no infiltra y se aumenta el colapso de los sistemas de drenaje. Por eso el proceso de retención e infiltración es clave: descuenta parte del agua de lluvia que después va a llegar a los sistemas de drenaje. 

-¿Y cómo se podría conseguir eso en el escenario actual?

- Existen muchas estrategias, pero principalmente incrementando el suelo verde absorbente, generando superficies porosas y recuperando los arroyos y el borde costero como parque cien por ciento verde, porque eso aumentaría la retención. También se pueden crear retenes temporales, con zonas deprimidas en parques públicos, zonas que se inundan temporalmente y luego se vacían de manera controlada, o incorporar a las edificaciones sistemas de retención de las aguas que caen. Muchas ciudades tienen instalados en los techos esos sistemas: el agua se retiene en un tanque y luego se reutiliza como riego

Para la ingeniera, coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA, "la Ciudad debe revisar su plan hidráulico y adecuarlo a la crisis climática actual". Asegura que, hoy en día, la crisis pone de manifiesto dos amenazas principales de origen natural para las grandes ciudades: las inundaciones y las olas de calor. Además de gestionarlas, sostiene, es necesario contar con planes de contingencia previstos con anterioridad a la llegada de los eventos climáticos. 

"Esta semana, el jefe de Gobierno, Jorge Macri, publicó en Twitter una especie de plan de contingencia: caminar con precaución, extremar los cuidados al caminar, sacar las macetas, etcétera. Pero es impactante que la Ciudad todavía no cuente con un plan de contingencia preestablecido para que la población ya sepa de antemano cómo manejarse o qué zonas hay que evitar, por ejemplo", señala. 

-¿Un plan de qué características?

- Bueno, desde las inundaciones de 2013 que distintas asambleas vienen pidiendo elaborar planes con la participación de la ciudadanía. Muchísimas ciudades del mundo hoy en día comunican a su población las alertas con anticipación, utilizando la comunicación oficial pero también el WhatsApp, las redes sociales o los mensajes de texto. Acá, sin embargo, en estas últimas tormentas se vio que estamos ante una gestión negacionista de la crisis climática. No hay que olvidar que, en el temporal de diciembre, el director de Defensa Civil decidió ignorar un alerta naranja del SMN y se llevó adelante una megafiesta con carpas y escenarios que se terminaron volando.