¿Cuál será la economía argentina de los próximos diez o veinte años? Esa pregunta ordenó una exposición del economista argentino Jorge Katz, quien dirigió la oficina de Desarrollo Productivo en Cepal y actualmente es profesor de la Universidad de Chile y una de las referencias en materia de desarrollo. El encuentro tuvo lugar en el Centro de Investigación para los Trabajadores (Citra) de la UMET. PáginaI12 tomó nota de las principales reflexiones de Katz y de varios especialistas que plantearon coincidencias y también puntos de vista distintos entre sí. Un lugar de convergencia fue que la creciente heterogeneidad estructural de la economía nacional requiere políticas de Estado cada vez más específicas y que en ningún caso existe posibilidad de desarrollo sin la activa presencia estatal.
“Los países de América latina vienen perdiendo terreno frente a otras economías en donde el Estado cumple un papel central en la organización del capitalismo”, comenzó su exposición Katz. “Corea, Irlanda, Finlandia y Dinamarca son economías concertadas de mercado. En Corea, el modelo es el de los grandes grupos corporativos, con fuerte apuesta a la creación de conocimiento e internacionalización de las exportaciones a partir de los subsidios del Estado. En Irlanda, el capital extranjero se instaló a partir de toda clase de beneficios que dio el Estado, esencialmente a la industria farmacéutica, y ahora es un gran exportador a la comunidad europea. Finlandia exportaba madera a la URSS y luego con el rol central del Estado inventó Nokia y se movió hacia la frontera de la digitalización. Dinamarca tiene un modelo de pymes con industrias simples como la lechería o las flores, un modelo cooperativo de pymes”, siguió Katz.
“Los escenarios en donde el Estado cumple un rol coordinador pueden ser distintos. Pero todos manejan equilibrios de corto plazo a la par de la construcción de largo plazo. En esa lista también está Australia, Israel y Holanda. Hay infinitos modelos con armados institucionales específicos. Esto contrasta con la noción ortodoxa del modelo único”, agregó el economista. En este punto, Fernando Porta, de la Universidad de Quilmes, advirtió que “la mayoría de esos casos exitosos tienen componentes geopolíticos y de acceso preferencial a mercados. Hay que ver cómo nosotros construimos nuestros mercados de acceso preferencial”. Otros participantes subrayaron el mismo punto. “Tenés mil millones de chinos que demandan comida”, sugirió Katz.
Varias argentinas
Katz definió “las cuatro argentinas que no dialogan”. “La primera es la de la frontera del conocimiento internacional, unas 50 a 70 empresas”, dijo Katz, entre las cuales mencionó a Los Grobo, Don Mario, Mercado Libre, Globant, OLX, Despegar, Bioceres y Grupo Cassara. “La segunda es recursos naturales. Es el viejo tema de la agroindustria, la producción de maquinaria agrícola y otros bienes como sensores, drones y software. El tránsito hacia una economía desarrollada no se va a dar por la soja sino por todos los bienes y servicios asociados”, siguió. “También en este punto es central el papel de las agencias regulatorias, porque en economías basadas en los recursos naturales el crecimiento implica deterioro de la biodiversidad y contaminación. Nos pasa con la soja y la minería y va a pasar con el litio y con el fracking en Vaca Muerta”, advirtió Katz.
“La tercera Argentina es la industrial, compuesta por el sector transnacional que se incorporó en los 90 a las cadenas globales de valor, y el sector de empresas locales, que crecientemente están yendo hacia un modelo de maquila, de ensamblado de importados”, analizó Katz. “Yo creo que esta industria no tiene sentido, así como tampoco tiene sentido subsidiar a Renault para que venda autos un 50 por ciento más caros que en Chile”, agregó. “En cuarto lugar está la Argentina excluida. Son 10 millones de personas con porcentajes altos de abandono escolar y violencia y están aisladas de las otras tres argentinas”, terminó el diagnóstico Katz.
Porta consideró que “tenemos un problema serio porque hay un 55 por ciento del PIB que necesita reconversión o está excluido. Esto no se puede atacar sólo con políticas compensatorias”. Sin embargo, en la cuestión industrial Porta aclaró que si bien no tiene diferencias de diagnóstico, “en la Argentina un programa de selección de sectores industriales es inviable. Hay que tener cuidado con los planes de reconversión, porque se puede llegar a generar más presión sobre el sector de los excluidos”.
Fernando Peirano, especialista en Ciencia y Tecnología de la UNQ, señaló que “según la lógica del actual Gobierno hay tres argentinas, no cuatro: los talentosos, los industriales y sindicalizados y los vulnerables. La tendencia es ir hacia los dos extremos. Un pequeño grupo de industriales y sindicalizados pasarán a los talentosos pero la mayoría irá hacia abajo. Quedará un país partido. El Gobierno no quiere articular las distintas argentinas sino apenas contener el conflicto y cristalizar la desigualdad”.