El italiano Fernando Tascini, conocido como el último carcelero del dictador Benito Mussolini durante su encierro en los Apeninos, murió a los 101 años en la localidad de Città di Castello. Tascini, un joven carabinero al que se le había encargado custodiar al líder fascista cuando éste fue liberado el 12 de septiembre de 1943 por un comando de paracaidistas alemanes, falleció el viernes pasado de acuerdo a los medios locales. Aún recordaba, 80 años después de los hechos y con increíble claridad, aquellos días cerca de Mussolini, a quien definió como un hombre "abatido, de rostro oscuro, taciturno, desolado, que hablaba muy poco".
El municipio de Città di Castello recordó los valores de Tascini "para transmitirlos a las generaciones más jóvenes". "Fue un símbolo de nuestra comunidad. Queremos recordarlo con la conciencia de hacer suyos sus valores e ideales", dijo Luca Secondi, el alcalde de Cittá di Castello, la región del centro de Italia en la que vivía desde la década del 50.
Secondi destacó que Tascini fue "un distinguido caballero educado y amable, que construyó su vida en el trabajo, la familia, el respeto mutuo y el sentido de pertenencia a la comunidad local donde siempre ha vivido". El funeral del excarcelero se celebró el sábado a las 15:30 horas en la iglesia de Zoccolanti y contó con la presencia de su numerosa familia.
Misión secreta
Tascini nació en Todi el 28 de diciembre de 1922 en el seno de una familia de campesinos. Era el tercero de cinco hermanos. Se inscribió en el instituto agrícola Ciuffelli de Todi, pero tuvo que interrumpir sus estudios cuando fue llamado al ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Enviado a Montenegro durante casi un año, luego se alistó en los Carabinieri.
Fue enviado a custodiar en 1943 el Hotel Campo Imperatore, un complejo de montaña en el Gran Sasso, en los Apeninos, donde fue encerrado Mussolini luego de ser detenido por orden del rey Victor Manuel II y destituido de todas sus funciones por el Gran Consejo Fascista en vista de los malos resultados de la guerra.
Pero Tascini llegó a Campo Imperatore sin saber en qué consistía la misión especial. "Tan pronto como se hizo de día notamos que llegó un coche oscuro del que salió Benito Mussolini y su escolta, y entonces entendimos lo que teníamos que hacer", explicó el año pasado el excarcelero, entrevistado por el diario La Repubblica.
"Había un oficial apuntando a mi ventana"
Después de que el espionaje alemán averiguara el paradero de Mussolini, el propio Adolf Hitler ordenó liberarlo y trasladarlo a Alemania, a través de la llamada "Operación Roble", dirigida por el capitán de las SS Otto Skorzeny y el general Karl Student. Un grupo de paracaidistas aterrizó en la zona, tomando por sorpresa a los carceleros y llevándose con ellos a Mussolini, sin tener que disparar un solo tiro.
"Recuerdo bien esos momentos, eran las 14:30 y yo no estaba de servicio, estaba en mi habitación y en cierto momento oí gritar que habían llegado los alemanes. Miré y vi un planeador que ya había aterrizado. Había un oficial con la ametralladora pesada apuntando a mi ventana. En ese momento me quedé quieto y esperé órdenes sobre si tomábamos nuestras armas. Luego nos dijeron que bajáramos desarmados y nos rindiéramos. Los vi a todos allí", explicó Tascini, quien recordaba con detalle la actitud de Mussolini.
"Los alemanes ya habían rodeado el hotel, estrecharon el círculo e intentaron desarmar a un oficial pero fueron detenidos por el teniente Faiola. Ahora nuestra tarea terminó allí y se portaron bien con nosotros, bastante bien. Entonces recuerdo algo: cuando los planeadores aterrizaron, Mussolini miró hacia afuera pero no pudo ver quiénes estaban allí. Quería saber quiénes eran, si estadounidenses o alemanes. La sensación era que Mussolini estaba esperando más a los estadounidenses que a los alemanes", observó el excarcelero.
Una vez terminada la guerra, Tascini obtuvo un diploma de experto agrícola. En 1950 se trasladó con su esposa Adiana al alto valle del Tíber, donde creó en Città di Castello una empresa agrícola especializada en el cultivo de tabaco. Vivía con una numerosa familia compuesta por cuatro hijos, nueve nietos y siete bisnietos. En 2019 Tascini volvió a visitar Campo Imperatore después de 70 años. "Inmediatamente tomé el pañuelo. Tenía ganas de llorar, estaba emocionado, no me sentía allí, no reconocía nada pero igualmente era una sensación extraordinaria", aseguró.
Al cumplir 100 años el pasado 18 de diciembre, el alcalde Luca Secondi le entregó una placa y una copia de la Constitución. En una sentida carta dejó un mensaje para los jóvenes: "Después de los momentos trágicos de la guerra, siempre ha sido y será para mí y mi familia la brújula de la vida que nos guía, de la que podemos estar orgullosos. Tengan siempre ante sus ojos la Constitución, porque todo está ahí".