"Si siguen metiendo mano en la laguna de la presa retardataria del Ludueña, permitiendo el movimiento de tierras, y si sigue el descontrol sobre los distintos canales que confluyen en el cauce del arroyo para aliviar los barrios privados, van a provocar una tragedia. Sólo este dato quiero remarcar: en la última gran crecida del arroyo, el pico de agua llegó al cuarto día, contando desde que empezó a llover en la cuenca. Este fin de semana el pico llegó a las doce horas. Esto quiere decir que la mano del hombre le imprimió tal velocidad al escurrimiento del agua que ya se comieron tres días y medio. Esto no puede terminar bien", advirtió ayer el vecinalista Osvaldo "Lalín" Ortolani, histórico dirigente de Nunca Más Inundaciones, la ya legendaria asociación que lucha desde 1986 para evitar las consecuencias de la crecida en Empalme Graneros.
En tanto desde la Multisectorial por el Arroyo Ludueña, conformada por diversas organizaciones ambientalistas y vecinales, denunciaron que "la semana pasada el Concejo rechazó el Pedido de Audiencia Pública del arroyo Ludueña de mano de los ediles oficialistas, a espaldas, y contrario a lo que nos habían prometido días antes en la Comisión de Ecología. Una audiencia es una instancia pública con peso institucional donde se intentan exponer todos los motivos y factores de contaminación y deterioro del arroyo, convocando a especialistas, universidades, ciudadanía, funcionarios de distintos niveles y toda aquella persona que pueda aportar en este sentido".
Ortolani dijo a Rosario/12 que los cultivos de soja quitaron al suelo la capacidad de absorber el agua de lluvia y que los desarrollos inmobiliarios propenden a las inundaciones en zonas norte y oeste de Rosario. "La cuenca del Ludueña tiene más de 70 mil hectáreas que envían el agua al arroyo por distintas vías; por ejemplo, los canales Salvat e Ibarlucea. En el siglo XX hubo 17 inundaciones; la más grave, en el año 1986, cuando se creó el NuMaIn (Nunca Más Inundaciones) y empezamos a pelear para que se hicieran obras”.
Ortolani continuó su repaso: “Se hicieron la represa y el aliviador 2 y parecía que con eso íbamos a estar bien, pero apareció la sojización. La soja impermeabiliza mucho el sueño; se levantaron muchas lagunas; se sacaron arboledas y los cascos de estancia para sembrar soja, y el agua empezó a llegar más rápido, cuando en el ’86 había demorado cuatro días. Por ese motivo se hizo el aliviador 3”.
El relato continuó: “Pero hace unos 12 años apareció el emprendedor inmobiliario que no es más que un comerciante: quiere comprar barato y vender caro. Entonces no compra un campo; compra la laguna, y el problema será, después, de otros. Y entre los emprendedores están aquellos a los que nada les importa, y los que rellenan el lugar para después lotearlo, lo que no deja de ser malo porque esa agua que tenía que depositarse en la laguna, al no estar ésta, inunda los campos y el agua llega a las casa más rápido”. Tan rápido llegan las aguas ahora, que “el pico de crecida llegó, ayer, a las 12 horas de la lluvia”.
Las leyes provinciales “no dejan hacer viviendas en un ‘bajo'”, recordó Ortolani. Entonces, “se dice que se va a hacer un reservorio; en definitiva, un pozo, para que cuando llueva, el agua quede en él. pero como estéticamente eso queda mal, los desarrolladores, después de sacar el permiso correspondiente a un reservorio, llenan el mismo por medio de bombeo para poder vender el terreno como un lugar con laguna artificial. Pero al estar lleno el reservorio, las lluvias harán que rebalse. Hubo un montón de emprendimientos con problemas como ese, pero si en Empalme se desborda una zanja, el agua se mete a las casas, que tienen piso de tierra”.
Por último el vecinalista señaló: “Todos los reservorios naturales fueron suprimidos. El único lugar de retención de agua hecho por el hombre es la represa del Ludueña; una presa retardataria que tiene siete caños para que las aguas salgan lento desde allí. Pero como es una laguna grande, se quiere lotear dentro de esa represa. Hay dos o tres emprendimientos dentro de la misma; movieron casi un millón de metros cúbicos de tierra, y eso hace que el único reservorio para toda la cuenca del Ludueña sea ahora ‘optimizada’ por un negocio, como el que pretendió concretar un funcionario poniendo allí una pista de canotaje”.
Por su parte el Consejo de Participación en Políticas Públicas Indígenas de Rosario realizó un documento por la emergencia económica, alimentaria, en salud y seguridad que atraviesan los barrios de la zona norte y oeste de la ciudad. Miguel Medina relató para Rosario/12 que “algunos centros de salud de las zonas oeste y norte han cerrado por el tema de la violencia y la inseguridad. Pedimos también la emergencia por el tema de las inundaciones, debido a las lluvias. No llegan alimentos a los comedores comunitarios”, explicó el dirigente del Consejo.
Asimismo, señaló que “los casos de dengue aumentaron, y necesitamos que los centros de salud estén abiertos. Comunidades en barrios como Los Pumitas y Villa Banana, estamos con muchas necesidades, no hay saneamiento en las calles, hay zanjas y eso representa un peligro con el tema del dengue”.
En tal sentido, dijo que "el miércoles tenemos una reunión. Los vecinos de bajos recursos necesitan alimentos. Las escuelas se cierran por las amenazas de violencia, y no vemos que los chicos tengan alternativas en educación, para que sigan yendo a clases”. Y luego agregó: “Lo que más sufre la gente es que no llega el alimento a los comedores. Estamos preocupados por el tema económico y por las necesidades de salud”.