La Cámara de Casación porteña confirmó las condenas a tres años de prisión en suspenso y seis de inhabilitación para tres guardias de seguridad del Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Manuel Rocca por aplicar “severidades y vejaciones” a los menores de edad allí alojados.

El tribunal rechazó el recurso de apelación interpuesto por las defensas de los guardias de Osvaldo Jorge Tapia, Diego Enrique Villa y Emmanuel Sebastián Córdoba, contra el fallo dictado en 2022 por el Tribunal Oral número 17. De este modo, además de las condenas, sobre los guardias pesa una inhabilitación especial de seis años para ejercer un cargo público o de similares características, al considerarlos autores del delito de “severidades y vejaciones”.

Los camaristas Jorge Rimondi y Gustavo Bruzzone ratificaron las penas para los guardias por los hechos ocurridos el 11 de octubre del 2017 en el instituto de menores. 

Aproximadamente a las 22, los jóvenes alojados en el interior del sector Sarmiento del Centro Socioeducativo protestaron por las condiciones de alojamiento y normas de conducta que padecían en el lugar. Como consecuencia de ello, bloquearon la puerta de acceso con un colchón y arrancaron parte de los ventiladores y lámparas.

“Siendo aproximadamente las 04:05 del 12 de octubre, los agentes mencionados, sumado a los refuerzos que las autoridades del instituto convocaron desde otros centros, ingresaron al sector antes descripto y procedieron a sacar uno por uno a 12 los menores que se encontraban en la habitación, para luego disponerlos en el pasillo del sector de enlace”, explica el fallo.

Debido a que el conflicto no cesaba, el personal del Cuerpo Especial de Seguridad y Vigilancia ingresó al sector, utilizando una manguera para desplazar el colchón que obstruía el paso. Tras esto, comenzaron a reducir a los adolescentes: los golpearon con palos y con sus puños, los tiraron al suelo, los precintaron y los patearon en distintas zonas de su cuerpo. Incluso, varios fueron dejados en el piso mojado durante bastante tiempo. En el alegato, se hizo foco en que dos jóvenes tuvieron que ser trasladados al hospital para recibir suturas en la cabeza.

“Una vez allí, valiéndose del uso de cascos, escudos, palos y candados, comenzaron a violentarlos, lesionándolos mediante golpes de puño y a su vez con los candados que eran utilizados a modo de manoplas, propinándoles también cachetadas, palazos, patadas con las botas en sus torsos, rostros y cabezas, y pisotones en sus manos y sobre sus pechos y espaldas, a la vez que eran inmovilizados mediante sujeción mecánica con esposas y precintos”, describe la resolución.

Los menores de edad fueron “colocados boca abajo uno arriba del otro; y sin poder las victimas ejercer ningún tipo de defensa o resistencia, continuaron agrediéndolos del modo descripto”.

El tribunal descartó los argumentos de las defensas y confirmó las condenas, que ahora sólo tienen por delante una última instancia de apelación ante la Corte Suprema.