Barra libre

Los tenedores libres, aquellos que pulularon con calidades discutibles en los años 90, pasaron hace rato de moda. Pero siempre aparecen excepciones, y de eso se trata Asu Mare Barra Criolla, flamante propuesta de los mismos dueños del muy bueno Asu Mare Barra Cevichera. A diferencia de este último (dedicado al mar), Barra Criolla recorre platos del interior de Perú, incluyendo algunas pocas recetas chifa, esa fusión peruana china que tanto éxito tiene en el país andino. Pero el principal diferencial de este restaurante es que, en lugar de tener carta y camarero, se trata de una “barra libre”: sobre una pared se ve la serie de rechauds (esas bandejas de acero donde la comida se mantiene a la temperatura deseada) con la oferta del día. 

En la parte fría está por ejemplo el ceviche, también la leche de tigre, la causa, la ensalada rusa peruana, las papas a la huancaína o el salpicón de pollo, entre otros. Del lado caliente aparecen clásicos como el arroz chaufa de lomo o de pollo, el lomo saltado, los tallarines con carne, los chicharrones con camote, las salchipapas. Entre lo mejor suele haber un rico ají de gallina, con la cremosidad y sabor del ají amarillo, parte fundamental de la gastronomía de Perú; y el seco de carne, guiso que anticipa los climas otoñales.

Los precios son amigables, cambiando según hora y día de la semana, con promociones para los más chicos: mediodía de martes a viernes cuesta $12.000 por adulto, de noche sube a $16.000 ($7.000 chicos de 4 a 11 años); fines de semana $16.000 ($8.500 los menores), siempre con bebida aparte.

Como suele pasar en los tenedores libres, no todo tiene la misma calidad ni resiste de igual manera: las alitas de pollo broaster pierden rápido el crocante de la fritura; los tallarines se enfrían o cambia el punto de cocción; aun así la mayoría de los platos son sabrosos y, mejor aún, permiten con un precio medido y conocido de antemano, probar muchas de las especialidades peruanas en una sola visita. Un lugar para empezar a recorrer unas de las mejores comidas del mundo, en versión rápida y accesible.

Asu Mare Barra Criolla queda en Anchorena 429. Horario de atención: martes a domingos de 12 a 23. Instagram: @asumare_barracriolla.

Street food playero

Chichiriviche es una localidad dentro del precioso Caribe venezolano, con sus palmeras fluorescentes y mar cálido. Así se entiende el porqué de los aires playeros y surferos que muestran los dos locales de Pa’Chichiriviche, una propuesta de cocina callejera nacida originalmente en Villa Crespo (sobre la Av. Corrientes), que luego sumó una más nueva sucursal en Villa Urquiza.

La carta es simple y directa, deambulando por muchos de los platos más conocidos de la diáspora venezolana, la misma que en los últimos años se abrió paso por buena parte de América, incluyendo la ciudad porteña. Las salchipapas (desde $3500) salen en modo estándar y en versión colombiana (aparte de las salchichas y las papas, suma pollo, chorizo, queso, carne vacuna, papas pay, ensalada de repollo y zanahoria). También se pueden pedir panchos distintos, hamburguesas varias, incluso sándwiches. Pero lo mejor viene por el lado de las arepas (salen a pedido a la plancha, como manda la tradición; o fritas, que son mucho más adictivas, desde $3000) con la Reina Pepiada al frente: lleva una mezcla de pollo desmechado y crema de palta como relleno; también hay veganas, de jamón y queso, de bondiola, entre más opciones. Los tequeños rellenos de queso son dorados y crujientes ($3500) y los pepitos gratinados (rondando los $10.000) son unos sándwiches en extremo generosos: el mixto viene en pan de baguette de 30 centímetros incluyendo carne vacuna, pollo, jamón, queso, panceta, maíz, palta, ensalada y papas pay.

Fines de semana suman platos especiales: hay parrillada de aires porteños y los domingos aparecen las contundentes sopas de aires caribeños, en un cruce de culturas y sabores.

A la vida hay que surfearla, dice uno de los carteles que destaca en una pared de Pa’Chichiriviche, frase que gana actualidad y urgencia en medio de la crisis económica que pega fuerte en la Argentina. Y qué mejor manera de surfearla que con una golosa arepa Reina Pepiada en mano, acompañada de una refrescante cerveza fría.

Pa’Chichiriviche queda en Av. Corrientes 4867 / Av. Triunvirato 3927. Horario de atención miércoles a lunes de 12 a 3AM. WhatsApp: 11-5569-1089.

Latinoamérica al poder

Hace unos cuántos años el hoy desaparecido restaurante iLatina demostró que la cocina latinoamericana podía apostar a la delicadeza y el lujo en medio de tanto fine dining europeo. Algo de eso se trasluce en el flamante Baja América, nueva e íntima propuesta en el barrio de Núñez. Al frente está Antonio Bautista (cocinero nacido en el estado mexicano de Veracruz, que no casualmente supo trabajar en iLatina) y el también mexicano (y sommelier) Freddy Morales, quienes pensaron un restaurante de aires íntimos y vinos elegidos, en un menú de siete pasos ($55000 / $75.000 con maridajes) que suma siempre alguna sorpresa extra.

El lugar es serio, contenido, de iluminación tenue, romántica. El recorrido arranca con ricos panes y manteca de la casa; sigue con langostinos cocinados en aceite de achiote, palta cremosa y un fondo de caldo de las propias carcasas. Luego desfilan unos dumplings de chorizo colorado y langostino, un tartar de carne vacuna con sriracha de jalapeño, chips de plátano y emulsión de ají amarillo, una pesca del día con pil pil, el risotto de plátano maduro, unos cortes jugosos de bife de chorizo con distintas salsas/emulsiones. De final, un sabroso helado de palta con curd de lima limón, tierra de chocolate y manzana verde.

Cada plato mencionado suma detrás varios ingredientes, técnicas, contrastes en texturas y sabores, algunos más logrados, otros menos, deambulando siempre por productos icónicos del continente, tratados con imaginación y sin ortodoxias. En su afán por mostrar esa América que arranca por debajo de los Estados Unidos, se extraña la fascinante sazón mexicana que circula por las venas de Antonio y Freddy. El menú por pasos marca límites que parecen innecesarios: los platos elegidos son generosos y contundentes; por estilo y sabor tranquilamente podrían ser entradas y principales a elección de cada comensal, facilitando la visita.

Baja América está recién naciendo, con ambición y mirada a futuro, con dos protagonistas al frente que en estos años mostraron su capacidad, creatividad y empuje. Un lugar para seguir de cerca.

Baja América queda en O'Higgins 3424. Horario de atención: martes a sábados de 19 a 23. Instagram: @bajaamerica