El arrugue intelectual: Literatura, posdictadura y otros saberes inútiles en / desde Jujuy, del escritor y docente Reynaldo Castro, se presentará hoy, a las 20, en la Casa de Arte Monte (Bustamante 175, pasillo al fondo), en la ciudad de San Salvador de Jujuy.
Este libro, cuya edición se demoró un año por otras urgencias impuestas por la realidad conflictiva que arrastra Jujuy, reúne artículos, ensayos y críticas, todo "escrito con ritmo, provocación y cierta ternura", anticipa el escritor y docente universitario Javier Soberón en un perfil del autor, en el que lo describe como "un ironista cabal" que, "a la vez, no deja de mostrar agudeza y admiración por los 'clásicos' de Jujuy".
"Antes que una antología de sus diatribas, El arrugue intelectual es un pliego diverso y político de una posición y un punto de vista óptico, histórico y crítico. El autor anota sus percepciones, sus convicciones y discute con el lector, lo interpela. En estos escritos heterogéneos vemos la huella de un investigador: sin Reynaldo Castro, la cultura de Jujuy no sería la misma. Y, sin Jujuy, Reynaldo tampoco sería el mismo", afirma Soberón.
Reynaldo Casto demuestra que Soberón lo describe con precisión: "El mayor aporte (de este libro) será que permitirá pensar en cómo reconocer buenos libros que, sin dudas, los hay. Ayudará a docentes de literatura que deben seleccionar obras para que sean leídas por estudiantes", sostiene sobre la obra que se presenta hoy.
En la contratapa, el autor cuenta que El Arrugue "tiene muchas influencias, dos de las cuales son muy queridas y admiradas: el Panorama de la literatura jujeña (1975) de Andrés Fidalgo y Abierto por balance: de la literatura en Jujuy y otras existencias (1987) de Néstor Groppa".
Lo que sigue es parte de una autoentrevista realizada por Reynaldo Castro, otra forma de presentar esta última obra de su factoría.
—¿Cómo reconocés buenos libros y buenos autores?
—Me baso en estudios de recepción, en el campo de la comunicación; las repercusiones que tienen los libros, los comentarios que aparecen en revistas y suplementos literarios. También analizo respuestas a encuestas de los propios escritores, su valoración que hacen sobre los que estuvieron antes y ayudaron a construir el campo literario y, además, sobre el reconocimiento más difícil de hacer: quiénes de sus contemporáneos consideran como autores valiosos.
—¿Es posible hacer un ranking de libros más importantes? ¿Hacer una lista, un top ten, con los nombres más representativos?
—No, no es posible hacer ese tipo de clasificación, ya que la literatura no es una competencia en la que todxs tienen las mismas condiciones sociales ni idénticos objetivos. Por el contrario, en la literatura debemos valorar la diversidad. Sin embargo, sí podemos nombrar los nombres más destacados y los libros que contribuyen a nuestras identidades, por la temática y, sobre todo, por su expresión en diferentes momentos de nuestra historia.
—¿Cuáles fueron tus motivaciones para escribir este libro?
—La admiración en primer lugar, el deseo de comprender más sobre ciertos libros y cómo el conjunto de esas obras construye una imagen de escritor o escritora.
—¿Nada más?
—Bueno, no solamente la admiración. A veces también cierta envidia por el manejo del lenguaje u otras cuestiones estilísticas que admiro y que me han sido negadas o no tengo la fuerza suficiente para intentar alcanzarlas. Además, escribo sobre autores que admiro como en contra de algunos escritores.
—¿Tenés algún problema personal con alguno?
—No, no es una cuestión personal. Es una disputa estética y, además, sabemos que dentro de cada estética hay una ética.
—¿Qué esperás lograr con este libro?
—Espero que contribuya a que haya más lectores y también a que más autores publiquen libros.
—¿Aunque alguno escriba en contra tuya?
—Si eso llegara a suceder, sería lo más saludable.
—¿Qué pasaría si le dieran un premio por este libro?
—No creo que tal cosa pueda suceder. Pero, si ocurriera, estaría en una situación complicada. Si lo aceptara, significaría que he sido cooptado por el poder sin darme cuenta; viviría en una especie de sueño (o, mejor dicho, pesadilla) en la que repito que hay que permanecer alerta para no dormirnos. Si lo rechazo, esa decisión podría interpretarse como un acto de soberbia y me dejaría bastante aislado. En cualquier caso, preferible esta última opción, aunque parezca una derrota. En realidad, las dos opciones son una derrota.
Memoria
El arrugue intelectual: Literatura, posdictadura y otros saberes inútiles en / desde Jujuy se presentará hoy a las 20, en la Casa de Arte Monte (Bustamante
175, pasillo al fondo), en la ciudad de San Salvador de Jujuy. Habrá un conversatorio en el que participarán
Estela Fidalgo, Darío Melano, Carlos María Rivero y el autor.
No por nada El Arrugue se presentará en el mes de la memoria. Reynaldo Castro es un protagonista de la recuperación de esa memoria con sus obras y sus aportes a la reflexión sobre los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado en Jujuy. En la contratapa del libro que se presenta hoy, ratifica ese compromiso: "En este marzo, nuestro horizonte político, social y cultural está –una vez más– dominado por funcionarios negacionistas, (paleo)liberales y postuladores de una tiranía, por lo que necesitamos reflexionar y discutir nuestro rol ante la sociedad. Es necesario rescatar los nombres de la genealogía plebeya que contribuyeron a lo mejor de nuestra literatura", invita.
El escritor no olvida y ese recuerdo es acción política: "Muchas de las personas que menciono en esta publicación ya han fallecido, tres fueron detenidas y desaparecidas por el poder dictatorial; otras perdieron sus trabajos y no falta quien está bajo la sombra del poder. Ahora, en estas páginas, varios de sus trabajos e ideas están al alcance de lectores que buscan comprender por qué, en determinados momentos de nuestra historia, hubo un repliegue intelectual".