El director y dramaturgo Mariano Stolkiner fue elegido como director del Instituto Nacional del Teatro (INT) a mediados de diciembre del año pasado. A tres meses de eso su nombramiento no es oficial. El expediente avanza. Se encuentra en el último tramo para que la designación se concrete (Secretaría Legal y Técnica del Ejecutivo Nacional). En este contexto, sin los subsidios del organismo, con el aumento en los alquileres y las tarifas de luz y con poca circulación de público, las salas de teatro independiente afrontan una situación asfixiante. En Córdoba, por ejemplo, ya cerraron cuatro.
LA SITUACIÓN DE LAS SALAS
"Estamos muy complicados, lo que le pasa a todo el mundo en la economía nos pasa a nosotros, agravado por los alquileres y las tarifas. La situación es dramática", dice a Página/12 Gonzalo Pérez, presidente de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), que agrupa a representantes de más de un centenar de salas de la ciudad de Buenos Aires. "En el resto del país pasa más o menos lo mismo. Quizá es distinto el tema del público, porque es distinta su conformación en pueblos o ciudades más chicas. En las grandes ciudades se repite el tema de los alquileres", precisa.
En CABA, "hay peligro de cierre de espacios, sobre todo en el caso de los que alquilan. Estamos pensando hasta cuándo podemos sostenerlos", advierte Pérez, representante de Tole Tole, ubicado en la calle Pasteur al 600. "No es que decimos 'el mes que viene cerramos', pero sí decimos 'el mes que viene aguantamos, el otro no sabemos'. Es mes a mes. Está así la situación", completa. Dentro de ARTEI, las salas alquiladas son la mitad. Ejemplo del impacto de la suba de tarifas es el 500 por ciento de aumento en la boleta de luz en el caso de un teatro porteño: cerca de 400 mil pesos.
"Siempre hemos tenido el apoyo del INT con subsidios para el funcionamiento de las salas. Hay muchas de Córdoba que no han podido cobrar el subsidio del 2023. Estamos esperando que se regularice la situación administrativa del instituto. Y esperamos que no haya un desfinanciamiento adrede", comenta, por su parte, Marcelo Castillo, del teatro La Cochera, de Córdoba. En la capital provincial cerraron cuatro espacios (Centralia, Espacio Ramona, Teatro La Nave y Daxel). "Fue por diversos motivos. Dos cerraron por el tema del alquiler. Otra, por el cansancio de los compañeros de luchar tanto. Apareció lo de la ley (ómnibus, que al principio amenazaba con la desaparición del INT) y eso animó a que la gente terminara bajando las persianas. Otra cerró por un proceso individual de gestión", detalla Castillo.
Son tiempos en los que se registran estrategias de supervivencia. En una sala histórica del sur del Conurbano bonaerense, el Teatro de las Nobles Bestias (Temperley), ofrecen funciones a la gorra para acercar espectadores. Para el Festival Temporada Alta, Timbre 4 ofrecía descuentos que llevaban a las entradas a 2 mil pesos. Las salas nucleadas en ARTEI piden un aporte solidario, un monto que pueden sumar los espectadores, si es que pueden, al costo de la entrada.
"En realidad es algo que muchas salas veníamos haciendo individualmente después de la pandemia. Ahora lo lanzamos desde la asociación como acción política. Más que una solución económica es para visibilizar la situación en la que estamos. Hace rato que no podemos subir las entradas al ritmo de la inflación, entonces ponemos una entrada accesible y le sumamos este aporte", explica Pérez. Antes de algunas funciones, se lee un comunicado acerca de esta decisión.
"Está difícil que el público vaya al teatro. Ya venía así el año pasado y ahora se profundiza. Hay concentración en algunas salas y en algunas obras. La gente que iba todos los fines de semana al teatro hoy sale una vez al mes. Por más que las entradas estén económicas -en algunos lugares 5, 6 mil pesos-, dos entradas son 10 mil, 12 mil pesos", añade el presidente de ARTEI. En la Ciudad, la situación se complica con el pedido de renuncia a Marina D'Lucca, directora ejecutiva de Proteatro hasta la semana pasada, quien aún no fue reemplazada. No hubo convocatoria para los subsidios en febrero, como es habitual.
El Instituto Nacional del Teatro
En primera instancia el proyecto de ley ómnibus amenazaba con hacer desaparecer al organismo que fomenta a la actividad teatral independiente en todo el país. Luego hubo una modificación al texto que lo reducía a un programa de la Secretaría de Cultura, a cargo de Leonardo Cifelli. "Sabemos que, aparentemente, el capítulo de cultura no iría en la nueva ley bases. Hay que esperar a que presenten el proyecto y verlo, escrito. Pero sí va a estar la delegación de facultades por la cual podrán hacer lo que quieran con los entes descentralizados", dice Pérez.
La palabra que resume la sensación de la comunidad teatral es "zozobra". "Estamos con esa sensación todo el tiempo, de que en cualquier momento pueden levantarse e intervenir el instituto, o hacer lo que se les ocurra", advierte el gestor teatral.A todo esto, muy lentamente avanza la designación de Stolkiner como director ejecutivo del INT. El expediente, que comenzó a circular en febrero, se halla en Legal y Técnica después de haber pasado por el Ministerio de Capital Humano. No hay un límite de tiempo para que el Ejecutivo concrete el nombramiento.
El director y dramaturgo aparece, desde comienzos de este mes, en las redes sociales del organismo como titular del cargo, en publicaciones que aluden a reuniones. Pero que no esté designado implica que no tiene firma, por ende el organismo sigue prácticamente paralizado. Los pagos de subsidios están frenados desde diciembre, y eso a pesar de que el INT continúa recibiendo los fondos que debe recibir. Las solicitudes de subsidios que llegan no se pueden aprobar. Seguramente, la principal urgencia que tendrá que afrontar la gestión de Stolkiner -con un instituto que, encima, mantiene su presupuesto de 2023- sea el funcionamiento de las salas. Sobre todo teniendo en cuenta el dato de que, de un universo de 400 en todo el país, más de la mitad funciona en edificios alquilados.