Es frecuente escuchar a políticos y profesionales del área económica hablar de federalismo. En general se refieren al federalismo fiscal que es la rama de las Finanzas Públicas que se ocupa de cómo hay que distribuir (análisis normativo) y cómo se distribuyen (análisis positivo) las responsabilidades de gasto y las facultades impositivas entre distintos niveles de gobierno.
Generalmente se cae en el error de pretender abordar el problema desde la única perspectiva de las Finanzas Públicas. Ello ayuda, pero resulta imprescindible que el análisis sea complejizado realizando una exhaustiva mirada sobre lo político. Porque en realidad, en la firma de cada ley de coparticipación, de cada pacto fiscal o de cada ley específica, lo que se pone en juego es el proyecto de Nación.
Si analizamos la historia de la conformación del país se puede ver que la discusión sobre los recursos siempre estuvo dentro de la agenda política. Es más: fue motor y razón de ser de la constitución del Estado Argentino.
Volver a 1853
En campaña, Milei decía que quería volver a Alberdi. A la Argentina de 1853. Repasemos brevemente la historia para entender que lo está haciendo rápidamente y con altas probabilidades que termine balcanizando y/o entregando el país
El periodo de anarquía, desde la independencia hasta la sanción de la constitución de 1853, fue una lucha en términos políticos entre los caudillos, con una visión federal y el centralismo porteño, fortalecido por el control de la principal aduana. Pero en términos económicos, la pelea de los caudillos tenía que ver también con la defensa de los recursos y las fuentes de trabajo de cada región.
Cuando Urquiza derrota a Rosas, Buenos Aires se separa de la confederación. ¿Por qué? Porque ellos manejaban la aduana y por consiguiente los recursos económicos. La derrota de Urquiza y la Confederación en manos de Mitre y Buenos Aires estaba cantada. Era cuestión de tiempo. Las provincias pagaban a Buenos Aires para que sus ejércitos exterminen a los caudillos federales.
El proyecto que triunfa es el centralismo de patria chica, que en ese momento histórico era el mitrismo, que reinterpreta al federalismo como idea unitaria. El único territorio que les interesaba era la pampa húmeda. El resto sobraba. Al igual que hoy.
Es preciso recurrir a la historia de nuestro país para entender que más allá de los preceptos constitucionales, la organización política del estado respondió en todo momento al proyecto de país que lograba imponerse.
Milei y el acoso a las provincias
Las medidas tomadas por Milei en tan solo 2 meses muestran que el objetivo es asfixiar a las provincias. La nación tiene la exclusividad de los derechos al comercio exterior. Los impuestos más importantes se coparticipan pero, en la medida que la actividad económica se desploma, la recaudación decrece y las provincias reciben menos dinero.
Las provincias recibieron un 13,2 por ciento menos en dos meses. En pesos 350.000 millones. La provincia de Buenos Aires (la más perjudicada) 19,5 por ciento. Como contrapartida, a la que menos dinero le sacaron es CABA con el 5,4 por ciento. Y después nos engrupen con el republicanismo y demás sandeces. ¿O acaso no es política esta decisión? Es llamativo la cantidad de dinero que le restan a Buenos Aires, ¿será porque es la más grande y gobernada por un peronista?
Doblegando a Buenos Aires el camino será bastante fácil para este modelo neocolonial de primarización de la economía y entrega del país Pero si tomamos las transferencias discrecionales, que serían principalmente los subsidios y la obra pública, el dato es más escandaloso Se observa claramente que el ajuste es casi del 100 por ciento. Eliminamos el Fonid, los subsidios a los servicios públicos, transporte, luz, obras públicas. ¿Para qué? Para pagarle al FMI.
Se repite la historia de los 90, cuando Menem transfería servicios a las provincias y le recortaba fondos. Mientras tanto nos endeudaba y mantenía relaciones carnales con Estados Unidos. En aquel momento los gobernadores terminaron presos de sus propias incompetencias.
Hoy sucede algo similar: algunos gobernadores por antiperonistas y otros por falta de análisis histórico están atrapados en el mismo dilema. El caso paradigmático se da con Córdoba y Santa Fe (por ser provincias ricas y grandes), que hacen como los teros: cacarean en un lado y ponen los huevos en otro. Apoyaron a Milei, pero quedan atrapados en sus propias administraciones, con conflictos en varios frentes a saber: educación, obra pública, transporte, salud y desempleo.
El programa actual es aún más acelerado. La plata será para pagar al Fondo la deuda que contrajo el actual ministro de economía en el periodo macrista. Pero sumando la entrega de los recursos naturales a los grupos extranjeros. Con este panorama, la resistencia popular será una quimera. No hay tiempo, o recuperamos el protagonismo o perdemos la patria.
*CPN y Mgter en administración Pública. Docente y autor del libro federalismo y coparticipación