Escribir sobre Néstor Kirchner, es escribir sobre nuestro iniciador en la política. Los jóvenes vivimos la vida con una pasión, una intensidad y una incorrección que vimos en él, nos sentimos identificados, nos sentimos representados, comprendidos, escuchados, sentimos a Néstor Kirchner como el hombre que nos abrió las puertas a la política, nos criamos escuchando a nuestros adultos decir frases como "vivimos en un país bananero" o "en Argentina no hay futuro", Néstor vino a cortar con eso, nos enseñó que Argentina podía ser un país soberano, que no hacía falta inclinarse frente a los más poderosos, que podíamos tener dignidad a la hora de negociar con las grandes potencias mundiales, medidas como el pago de la deuda al FMI ‑acostumbrado a dictar las políticas económicas de Cavallo‑ para que no pudiera venir a decidir por sobre nosotros, o la Cumbre del ALCA en Mar del Plata, en la que junto a sus grandes amigos Hugo Chávez y Lula Da Silva, entierran un tratado de libre comercio que sólo iba a generar más pobreza y desigualdad en una Argentina que intentaba recuperarse de su peor crisis; sin lugar a dudas fueron posiciones, maneras de pararse en el mundo, que a uno lo enamoran, y es allí la gran virtud de Néstor Kirchner y lo que explica de alguna manera esta pasión que sentimos los más jóvenes: Néstor Kirchner nos enamoró, no solamente con su medidas políticas, nos enamoró esencialmente con su manera de ser, su incorrección, en una sociedad donde importa tanto la imagen, importa tanto saber "cómo nos ven en otros países", Néstor le preocupó más cómo lo veían los Argentinos y Argentinas, nos enamoró su calidez humana, esa manera de ser tan particular con su pueblo, en sus visitas, en sus recorridas, esa cercanía con la gente nos ayudó a ver que somos parte de un todo, que los políticos no son más que personas comunes al igual que cualquiera de nosotros, ocupando cargos extraordinarios, y Néstor era uno más de nosotros; también nos enamoró con su fuerza, con esa valentía increíble que tuvo para agarrar un país en llamas, un país donde las instituciones no contenían las demandas populares ni podían dar respuestas a las necesidades del pueblo, Néstor asumió y en su primera medida de gobierno fue a Entre Ríos a sentarse a hablar con los docentes para solucionar un paro que llevaba meses, eso muestra un hombre con vocación de solucionar los problemas del país a través del encuentro, del diálogo y de la presencia del Estado como mediador, esa misma capacidad que tuvo para unir y contener a tantas expresiones políticas, tantas minorías que habían sido excluidas durante décadas, les dió un lugar, participación, abrió debates nuevos que nos ayudaron a avanzar como sociedad: Matrimonio Igualitario, Ley de Medios, reconocimiento de derechos a madres, derechos laborales a las ama de casa y jubilaciones para los ancianos y ancianas que habían trabajado toda su vida en condiciones de informalidad, etc; eso nos integró un poquito más como país, nos hizo un país cada día más justo. Podría extenderme muchísimas palabras más para hablar de Néstor Kirchner, pero lo expresado alcanza para llegar a una conclusión en la que muchísimos jóvenes sé que se sentirán identificados, parafraseando a Eduardo Galeano: Néstor será un fuego difícil de apagar; porque nos encendió la llama a todos y todas, nos encendió la llama de la política, la vocación de servicio al pueblo, de ayuda al humilde, al trabajador, al que no puede llegar a fin de mes, al excluído; esa llama que nos encendió Néstor ya es un fuego que arde con pasión y que ilumina el camino en los días más difíciles, en estos días donde el gobierno de Macri genera pobreza, exclusión, desilusión, tristeza, hambre; recordar a Néstor nos reconforta y nos muestra que no todo está perdido, que los liderazgos surgen, irrumpen la escena y marcan un antes y un después. ¿Quien se iba a imaginar que ese flaco gobernador del sur, que hablaba de los sueños y de las esperanzas de los Argentinos, se iba a transformar en el fenómeno político más extraordinario ‑junto a Alfonsín‑ de los últimos 70 años de nuestra historia? Pues entonces deberíamos replantearnos qué es la política, y dígame usted ¿qué sería de la política sin el amor, sin la pasión, sin el humanismo? Sería una mera administración de burócratas, y la burocracia no sirve para administrar los sueños de un pueblo que trabaja y que quiere ser feliz, eso nos dejó Néstor Kirchner, la pasión por la política, y los jóvenes tomamos su bandera dando inicio a una nueva generación que no cansará de obrar hasta que los sueños de todos y cada uno de los Argentinos y Argentinas sean una realidad.