Los combustibles volverán a aumentar el próximo lunes 1 de abril por una suba del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono anticipada en el decreto 107/24 publicado el 1 de febrero. El ajuste impositivo debería significar una suba cercana al 4 por ciento, a lo que habrá que añadir la devaluación del tipo de cambio oficial registrada en marzo. De ese modo, el aumento estaría cómo mínimo en torno al 6 por ciento.
Luego de que Javier Milei fue electo presidente el pasado 19 de noviembre, las petroleras avanzaron rápidamente con una recomposición real de sus precios. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el 25 de noviembre YPF ajustó el precio de la nafta Premium un 13 por ciento. El 8 de diciembre aplicó otro 26,3 por ciento y el 13 de diciembre un 37 por ciento más. El 3 de enero subió un 26 por ciento, el pasado 1 de febrero otro 6,5 por ciento y el 1 de marzo un 7,5 por ciento. De este modo, en poco más de tres meses el litro de nafta Premium pasó de 349 a 987 pesos por litro, un 182 por ciento.
La contracara del tremendo aumento de precios fue la caída de la demanda. Entre octubre y enero la baja en el consumo de combustibles fue del 5,6 por ciento. En ese período los automovilistas buscaron el mejor precio, lo que llevó a YPF a incrementar su participación de mercado del 55 al 60 por ciento.
Impacto impositivo
En el decreto 107/24 del 1 de febrero el gobierno estableció que actualizaría gradualmente los impuestos que se mantenían congelados desde junio de 2021. Ese día trasladó la inflación acumulada durante el segundo semestre de 2021 y durante todo 2022. En el caso de las naftas, el impuesto pasó de 26,06 a 61,15 pesos. En la Ciudad de Buenos Aires eso hubiese implicado, por ejemplo, que el litro de nafta súper trepara de 699 a 734 pesos, un 5 por ciento, pero la empresa terminó subiendo un 6,5 por ciento llevándola a 744 pesos, para acompañar la suba del dólar oficial que se registró durante enero.
El decreto 107/24 fijó además el cronograma de actualización pendiente. La inflación registrada durante el primer y segundo trimestre de 2023 se trasladó el 1º de marzo. De ese modo, el ICL pasó de 61,15 a 92,14 pesos por litro y el impuesto al Dióxido de Carbono, que es marginal, subió de 1,59 a 3,74 pesos.
Si se toma en cuenta el precio de la nafta súper vigente en las YPF de la Ciudad de Buenos Aires, ese ajuste debería haber significado una suba del 3,4 por ciento, mientras que en el resto de los combustibles el impacto debería haber entre 3 y 4 por ciento.
Sin embargo, las petroleras también trasladaron el ajuste del precio regulado de los biocombustibles (bioetanol que se mezcla con las naftas y biodiesel con el gasoil), lo que sumó otro 2 por ciento en las pizarras de las estaciones de servicio. Al mismo tiempo, sumaron el efecto de la devaluación del peso de febrero. El crawling peg de 2 por ciento mensual, que es el ajuste gradual y predefinido del tipo de cambio que estableció el Banco Central, impactó en cerca de un 1,5 por ciento en el precio de los combustibles. Finalmente, las empresas terminaron redondeando un aumento del 7,5 por ciento.
Este 1 de abril corresponde trasladar la inflación del tercer trimestre de 2023, que estuvo cerca del 34 por ciento. Por lo tanto, el ICL debería subir de 92,14 a 124,2 pesos por litro. Eso implicaría una suba del 4 por ciento, que podría elevarse a cerca de 6 por ciento con el impacto de la devaluación que haya registrado el tipo de cambio oficial en marzo.
Las petroleras tienen además la intención de llevar el precio local a la paridad de exportación, pero el ministro de Economía, Luis Caputo, les pidió que demoren ese traslado para ayudar a la baja de la inflación, sobre todo tomando en cuenta que fueron uno de los sectores que aplicó mayores subas en los últimos tiempos.