La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó este viernes, a pocas horas de que se acabaran los fondos para financiar al Gobierno, el presupuesto para el año fiscal 2024 con un gasto previsto de 1.200 millones de dólares.
El proyecto de ley presupuestario fue aprobado en la Cámara Baja con 286 votos a favor y 134 en contra. El documento requería de dos tercios de votos afirmativos para su aprobación, por lo que pasó con margen suficiente, pese a que una mayoría de republicanos (112 de 213) y 22 demócratas, votaron en contra.
Un golpe a los republicanos
Este resultado es un duro golpe para el liderazgo republicano en la Cámara y para su presidente, Mike Johnson, ya que fueron ellos quienes negociaron y sometieron a votación el acuerdo al que se opusieron buena parte de sus compañeros de formación.
El texto ahora pasa al Senado, de mayoría demócrata, que debería aprobarlo antes de la medianoche de este viernes para evitar un cierre administrativo.
El presupuesto es el resultado de intensas negociaciones durante meses entre líderes republicanos y demócratas, que incluye algunas concesiones al ala dura de los conservadores pero no las suficientes para satisfacerlos. Por ejemplo, el presupuesto suspende los fondos para la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y refuerza la seguridad en la frontera con México con más agentes y fondos para vigilancia.
La suspensión de fondos a la Unrwa fue lo que provocó el voto contrario de un pequeño grupo de demócratas. El presupuesto también aumenta en un 3 por ciento el gasto para Defensa, hasta los 886.000 millones de dólares.
"Quiero ser muy claro: cualquier republicano que vote a favor de este proyecto de ley, está poniendo en riesgo ganar las elecciones", dijo el congresista republicano Chip Roy, uno de los más críticos con sus compañeros.
La política y la burocracia
El año fiscal 2024 empezó el 1 de octubre de 2023, pero demócratas y republicanos no habían logrado pactar las cuentas, por lo que el Congreso había aprobado hasta cuatro prórrogas presupuestarias para evitar un cierre administrativo por falta de fondos.
Lo aprobado hoy completa el presupuesto del año fiscal después de que hace dos semanas el Congreso ya avalara 460.000 millones que financiaban un 30 por ciento del Gobierno.
Se cierra así un culebrón de meses que provocó, en la primera de las prórrogas, la caída del entonces presidente de la Cámara Baja, el republicano Kevin McCarthy, dentro de una guerra fratricida de los conservadores. Puede, sin embargo, que se abra otro: la congresista de extrema derecha Marjorie Taylor Greene amenazó con presentar una moción contra Johnson, el sucesor de McCarthy en la Presidencia de la Cámara, por haber pactado estas cuentas con los demócratas.
En todo caso, las cuentas pasan ahora al Senado, que tiene pocas horas para aprobar el paquete antes del límite de la medianoche y necesita que todos sus miembros estén de acuerdo en suspender los procedimientos habituales para que se pueda votar en la misma jornada.
De no lograrlo, el Gobierno del demócrata Joe Biden entraría en cierre admistrativo, aunque posiblemente por pocas horas. Cada vez que un cierre administrativo está a menos de una semana de producirse, la Casa Blanca activa un protocolo para preparar a todos sus departamentos.
Las implicancias del cierre
Un cierre de Gobierno implica enviar a casa sin trabajo ni sueldo a cientos de miles de empleados públicos y la paralización de multitud de servicios. El último cierre de este tipo ocurrió durante la Presidencia del republicano Donald Trump (2017-2021) y fue, con 35 días, el más largo de la historia en plenas fiestas navideñas.
Todo esto ha exasperado a algunos republicanos hasta el punto de iniciar un procedimiento de destitución contra un líder de su propio partido. Los debates en torno a la aprobación de esta ley de finanzas han avivado las disputas fratricidas entre republicanos, que causan estragos en Washington desde hace meses.
La congresista Marjorie Taylor Greene ha presentado una "moción" para destituir al presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson. Le acusa de "traición al pueblo estadounidense". El anuncio cayó como una bomba política en Washington a pesar de que Greene no fijó un calendario para el voto de destitución, que calificó más bien de "advertencia". Y es que trae recuerdos de semanas de caos. El expresidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy fue destituido hace pocos meses en un escenario muy similar.