Desde Concepción, Chile
De pronto, el BíoBío ya no es el curso de agua que baña Concepción: es un río de brazos en alto, de caras extasiadas, de cabezas que se agitan. Más ancho que el propio BíoBío, el río de gente tapiza y excede el Parque Bicentenario, se expande a las calles y lomas vecinas, parece no encontrar orilla. Son 150 mil personas que marcan un record histórico para un solo día en el Festival REC, y están absolutamente entregadas al show con el que Los Bunkers se reencuentran con su ciudad. Y entonces todo tiembla con la apertura de “Miño” y es un coro general con “Una nube cuelga sobre mí”, "Canción para mañana", "Llueve sobre la ciudad", y una explosión festiva cuando suena “Bailando solo” y el lugar se convierte en una gigantesca discoteca, obligatoria bola de espejos incluida. La primera fecha del festival penquista está llegando a su fin, pero nadie quiere que se termine.
A poco más de un año de su regreso a la actividad, la banda de los hermanos Francisco y Mauricio Durán y Alvaro y Gonzalo López -con la cantante y compositora Cancamusa en la batería- disfruta un momento de gracia. Pero hasta las Gaviotas en Viña del Mar y las entradas agotadas para sus dos fechas en abril en el Estadio Nacional de Santiago parecen anécdotas ante la oleada de amor que les llega desde esa masa de público que no los deja ir, que obliga a un concierto de más de dos horas y sigue pidiendo otra y otra. Ante una consulta de Página/12 en la conferencia de prensa posterior apenas podrán procesar las sensaciones, pero expresarán su orgullo porque el festival demuestre la vigencia de las cepas rockeras aun en el aluvión de la música urbana.
Cualquier duda al respecto había podido ser despejada durante la tarde en el escenario Vans, donde todo comenzó con una batalla Red Bull de freestyle (siempre mucho más divertida que los traperos excesivamente AutoTuneados) pero inmediatamente después tuvo a los locales La Georgie Boy descerrajando una andanada punk con la cantante Henyel Jiménez al frente. Y en el cierre, A. N. I. M. A. L. demostró por qué está llegando a sus 30 años de actividad con perfecta salud: Andrés Giménez comandó a una banda afiladísima, potente pero siempre con groove, que provocó un pogo generalizado con cosas como “Barrio patrón” y “Revolución” y cerró a los mazazos con su clásico cover de “Cop Killer”. Como para demostrar la amplitud de miras del mismo escenario, en el medio hubo un pasaje de fiesta calenturienta con De La Vieja, cultores de una cumbia power que terminaron de despejar las inclemencias del tiempo.
Porque la jornada había comenzado con preocupación acuática: el pronóstico informaba de tenues lluvias matinales, pero bien pasado el mediodía había una cortina mansa pero constante que lo desmentía. Por fortuna, la apertura de Respect, mujeres en concierto era en la sala cerrada del Teatro Regional BíoBio: durante una hora, cinco grandes cantantes y una banda solvente tributaron a figuras como Aretha Franklin, Ella Fitzgerald, Tina Turner y Nina Simone, y salieron más que airosas de semejante desafío. Afuera, poco a poco las gotas se iban retirando; en el escenario Entel, Mondongo (banda que no por dedicarse a las infancias se privó de iniciar una canción con "Smells Like Teen Spirit") tuvo que batallar aún con el cielo, pero para cuando se abrió la actividad en el escenario Escudo ya el sol empezaba a decir presente.
Allí, Javiera Electra demostró que su presencia no era solo para convertirse en la primera artista trans en sumarse al REC: con una impecable performance y referencias a las anticuecas de Violeta Parra, puso la primera marcha en ese combo de escenarios pegados que apenas daba respiro, y transitaba múltiples terrenos. La propuesta de refinado pop de Dënver dejó claro que Miranda! ha dejado una huella más allá de las fronteras; Rama puso adrenalina eléctrica con sello grunge; Niño Cohete unió senderos entre el pop, lo electrónico y más de un rasgo de psicodelia, y Fother Muckers hizo valer su partida de nacimiento penquista arrancando los primeros coros generales de un auditorio que crecía y crecía a medida que avanzaba la tarde, y se dejaba llevar por su canción rock de estribillos rotundos.
En ese menú vespertino, sin embargo, la nota más llamativa la dieron los Larrea Trip, trío instrumental que convirtió a Conce en una provincia de Saturno, un magma stoner de deliciosa lisergia en el que ni la guitarra de Sebastián Larrea ni el bajo de Gonzalo Rojas sonaban como se supone que suenan tales instrumentos; con el baterista Matías Salinas trayendo de vuelta a todos a tierra para luego despegar otra vez a la estratósfera percusiva, el trío de Concepción dejó una de las mejores impresiones de la primera fecha.
Con esa carga, entonces, se llegó a los platos fuertes. Por cercanía geográfica y porque sus canciones trascienden fronteras, los mendocinos Usted Señálemelo encendieron a un Parque ya abarrotado, elevaron la temperatura con canciones reposadas como "Agua marfil", invitaciones al baile relajado como "Las flores sangran" y brotes de energía en "Puedo morir, puedo caer". El final encontró al cantante Juan Saieg lanzado entre el público, cerrando así un set triunfante, gran aperitivo para que Los Bunkers desataran la apoteosis penquista. Cerca de la medianoche, todavía resonaban los pedidos de una más. Y el río ya era un torrente que se desparramaba por Conce, cuna del rock chileno.
Realidades conocidas
Aunque haya una cordillera de por medio, hay cuestiones de la realidad chilena que tienen notorias coincidencias con vivencias argentinas. Para Los Bunkers, la conciencia social no es una rareza, y de hecho en su show sonaron versiones de Silvio Rodríguez ("Quién fuera" y "Pequeña serenata diurna") y "La exiliada del sur" de Violeta Parra. Por eso no extrañó que Mauricio Durán se refiriera a la situación de la siderúrgica Huachipato, empresa alguna vez estatal y privatizada por la dictadura que esta semana anunció su cierre, dejando a miles de trabajadores en la calle. Los hermanos Durán son de Talcahuano, la región vecina a Concepción en la que está radicada la acerera, y antes de "Por las calles de Talcahuano", inspirada en los combativos Illapu, el guitarrista envió "un saludo a todos los trabajadores y a sus familias" antes de pedir "a todas las personas que tienen incidencia en las decisiones en esta materia, tomen la mejor decisión para apoyar a esta entidad“.