El rol del arte en la construcción de la identidad nacional es una parte fundamental, es una huella que nos permite reconocernos y ejercer memoria. La música y la poesía nos han retratado en innumerable cantidad de historias, desde nuestros orígenes como Nación hasta el día de hoy. Desde “El Esclavo” de Gabino Ezeiza retratando la esclavitud en nuestro territorio, cada obra de aquellos artistas comprometidos con la historia de su pueblo son un faro que nos sirve de guía para construir un futuro donde no se repitan las injusticias y aberraciones del pasado.
El racismo criollo ha invisibilizado históricamente las voces de las mayorías, esas mayorías negras, descendientes de africanos y africanas ó pueblos originarios que producto de la trata transatlántica y otro males heredados de la mal llamada “conquista” de América, se han transformado en los sectores más empobrecidos de nuestra sociedad. Mientras que el relato histórico nacional pretende sacar de la discusión la cuestión identitaria de la ecuación y reducir las desigualdades a una cuestión de clase, los protagonistas de la resistencia, sus relatos y las obras artísticas lo desmienten, trayendo sistemáticamente la identidad al centro de la escena.
El cuarteto, siendo uno de los ritmos folclóricos más populares de país, es sin dudas un género que ha sido perseguido, marginado y menospreciado históricamente por cantarle a esas mayorías negras, por ser la voz de aquellos que orgullosos de su identidad no sólo encontraron en el cuarteto un ritmo sino un espacio de encuentro y celebración de la negritud: El Baile. La Mona ha mencionado en múltiples ocasiones la importancia de este espacio de reproducción cultural donde cualquiera puede acceder y formar parte. Es un espacio social de encuentro donde las reglas están claras, donde van padres, madres e hijos, con el único fin de celebrarse. Pero todo espacio de negritud es potencialmente revolucionario, tal es así que durante la última dictadura militar este tipo de espacios fueron perseguidos. Jiménez recuerda que “En las matiné de 5 a 9 de la noche hacían razia”, y todos los fines de semana se lo llevaban detenido.
Fiel a sus convicciones, y pese a la censura, continuó con el Cuarteto cantándole a los suyos. Cuando le preguntaron por aquellos años y por cómo quitaban al Cuarteto de las bateas para los extranjeros que visitaban el país durante el mundial, La Mona sentenció “Querían mostrar una cara que no era nuestra” (El Pueblo quiere Saber, Crónica TV). En palabras de Carli Jiménez, fundador de la productora Universo Jiménez e hijo de La Mona: “Uno ve en las películas todo lo que pasó con la dictadura, y lo ve desde el lado por ejemplo de la música pero desde el rock. Y quizás la clase social que escuchaba el Rock no era la clase social más baja, como pasaba con el Cuarteto. Si en el Rock había ese tipo de razia, que había esa exposición y se veía mediáticamente todo lo que sucedió, imaginate en el mundo del Cuarteto que era mucho más under, no estaba visibilizado eso.”
En una entrevista del año 2008 para Telenoche, Juana Delseri junto a Carlos Jiménez contaron sobre la amenaza que envió el genocida Antonio Domingo Bussi: "Le pusieron el revólver a Lorena, que era bebé, en la cabeza, revolvieron toda la casa y eso nunca lo contamos".
La Mona no solo le puso el cuerpo a la persecución sufrida en aquella época sino que también lo dejó grabado en su música, para que la historia se siga escuchando. En 1998, a 20 años de la desaparición de una amiga, Jiménez inmortalizó esa herida de la mejor manera que sabe hacerlo, poniendo letra y ritmo para honrar la memoria de aquellas vidas que ya no están. Bajo el título “El Tren de las Nubes (La Negra)” La Mona nos invita a continuar con esa búsqueda incansable, llena de esperanza, resistencia, orgullo y amor. Como siempre, de corazón a corazón.
El Tren de las Nubes (La Negra), del álbum La Mona y El Hombre, 1998.
Negra, ya pasaron veinte años,
estoy viejo y canoso por tu lucha,
y por tu amor y por tu ideología,
te seguiré siempre buscando
Así ...como comienza un amor
que a dos puntas de un país,
ni la distancia pudo interrumpir
Tu del norte y yo del sur,
en un aula estabas tú,
con tu ideología y
orgullosa nombrando al “Che”
Así...como se lleva el viento algo,
se te llevó como un encargo
una encomienda hacia el nunca más
Eran tiempos de uniformes
autos verdes,
veinte años sin verte,
sólo queda un lugar donde buscar,
pondré mi tren a andar
Te buscaré, te buscaré,
rumbo a San Antonio esta noche me iré,
te buscaré, te buscaré
y en el tren de las nubes yo me subiré
Te buscaré, te buscaré,
si estás en una nube hacia allá me iré,
te buscaré, te buscaré,
estrella por estrella yo recorreré
Busqué, sin saber dónde te habías ido
luego encontré solo tu nombre
en una lista de desaparecidos
Pero a veces miro al cielo,
o te escucho en mis sueños,
sé que en una nube te puedo encontrar,
pondré mi tren a andar
Te buscaré, te buscaré,
y en el tren de las nubes yo me subiré,
te buscaré, te buscaré,
si estás en una nube hacia allá me iré
Te buscaré, te buscaré,
y en el tren de las nubes yo me subiré,
te buscaré, te buscaré
y estrella por estrella yo recorreré
Te buscaré, te buscaré,
y en el tren de las nubes yo me subiré,
cada vagón, tu sobrenombre,
cada vagón, negra te quiero,
cada vagón, negra te entiendo,
cada vagón, lleva tu nombre de libertad,
Latinoamericana, la negra, la negra, la negra, la negra
*Artista y activista antirracista afroargentino de DIAFAR.