Ahora que está por cumplirse un año del show de la saxofonista Nubya García en Buenos Aires, otra figura de la revolucionaria escena de jazz que se cultivó en la década pasada en el este de Londres también debutará en los escenarios porteños. Su nombre es Kamaal Williams, y actuará este martes en Niceto Club (Niceto Vega 5510), a las 20 hs, acompañado por un dúo de músicos por el que se desvive en elogios. Sin embargo, la loa sólo es superada por la que le ofrenda a Diego Armando Maradona, al que el tecladista mecha en sus respuestas. Luego de Gary Lineker, adversario de la Selección en esa final adelantada de 1986 en el Estadio Azteca, debe ser el inglés que más admira al mejor futbolista de todos los tiempos. “Bien sea en Londres, en Africa o en Asia, cuando se habla de Argentina la primera referencia es Maradona”, justifica el músico.
Aunque ya actuó en México y Brasil, Argentina no estaba entre sus planes. Es por eso que aún sigue sorprendido de que sucediera esta escala de una gira sudamericana que luego lo llevará a Chile. Por tal razón preparó un show en el que repasará durante dos horas una obra que, al menos discográficamente, comenzó en 2012. “No sé cómo surgió lo de Argentina”, señala en un nuevo intento por descifrar la manera en que su música encontró refugio acá. Pero lo que no sabe el alias de Henry Wu es que el camino lo allanaron no sólo su compatriota, sino también figuras del nü jazz que van desde Snarky Puppy hasta Kamasi Washintgon, pasando por Louis Cole y los australianos Hiatus Kaiyote. Al mismo tiempo, si bien confiesa que no conoce la escena musical local, el artista nacido en 1989 compartirá programa con uno de los grupos referenciales argentinos en el diálogo entre funk y jazz: Vinocio.
“Le estoy muy agradecido a Dios por poder tocar en tan hermoso país. Y eso lo manifesté en mi cuenta de Instagram”, dice en alusión a un feed que posteó en el que comparte fragmentos de una entrevista al Diego. “Nadie en el mundo está tocando la música que hacemos con este trío. Estamos en llamas. Al igual que cuando Diego estaba en llamas”. A pesar de su planteo para este show, Williams llega a esta parte del mundo tras poner a circular a fines de febrero el tema “Everything in it’s Right Place”, precedido en septiembre por el disco doble Stings, donde combina hip hop y electrónica con el legado impresionista de Debussy. “Una avispa lastima, al punto de que puede matarte. Pero también es tan dulce que hace miel”, reflexiona. “La abeja nos recuerda que Dios está ahí, al igual que cuando Diego hizo la ‘Mano de Dios’ en México”.
La discografía del músico y compositor británico se divide en varios álbumes y EPs como Henry Wu, tres con el álter ego y uno con el proyecto Yussef Kamaal (en sociedad con el baterista, amén de compañero de varias batallas, Yussef Dayes). Más mixtapes y otras delicatesen. Al preguntarle de qué depende el nombre con el que firma cada uno, sugiere que se basa en el resultado. Si suena más a Henry o a Kamaal. En tanto repele cada intento por etiquetar jazz a sus diferentes encarnaciones sonoras. Suele hacer hincapié en esto en el escenario, con hechos, y fuera de éste (lo que incluye a la virtualidad), con argumentos. “En los años 50, cuando llegó Miles Davis, ese jazz era tan fresco y tan genial que no podés tocar la misma música ahora”, justifica. “Ese efecto ya no es el mismo porque debe tener 70 años. Yo soy parte de una nueva ola, de otro tipo de frescura”.
Antes de convertirse al Islam en 2011, el tecladista ganó notoriedad al juntar fuerzas con el célebre DJ, productor de shows y conductor radial Gilles Peterson (abrió su único set porteño, como parte del Festival BUE de 2017, con uno de los temas de Bronca Buenos Aires, disco de 1971 del jazzero Jorge López Ruiz en el que colaboró el recientemente fallecido baterista y percusionista “Zurdo” Roizner) y su mentado colega Yussef Dayes. Aunque esta vez se encuentra escoltado por dos excelsos músicos estadounidenses. Se trata de Brian Hargrove (tecladista y partícipe del proyecto Katalyst) y Preston A. Stephens (baterista y productor, igualmente conocido como “Peezy”). “Son súper estrellas de la música que pusieron sus instrumentos al servicio de proyectos increíbles. Se tocan todo”, advierte el protagonista de la jornada. “Y esta vez lo hacen para un samurái londinense”.
Sucede que la madre de Henry es asiática, específicamente de China. En tanto que su padre es inglés. A partir de ese mestizaje, el de Londres confeccionó un universo artístico en cuya adolescencia puso a dialogar a la caligrafía china con el street art y el grafiti. Lo que condimentó con la cultura de las antiguas colonias británicas en el Caribe y Africa. Todo esto mientras la música de John Coltrane departía en una misma tertulia con Wu-Tang Clan, J Dilla y Jamiroquai. “Imaginate lo que resulta cuando juntás todas esas cosas”, insinúa. Y en esa mezcla sonora y estética encontró afinidades con artistas como Bad Bad Not Good. “Amo a esos chicos. No son buenos: son realmente increíbles”, festeja quien en 2018 lanzó The Return, primer disco con el alias de Kamaal. “Ellos, en algún punto, se parecen a Diego: pueden hacer algo bueno por el mundo”.