A poco más de un mes de haber anunciado un plan de inversiones para producir un nuevo modelo en el país, la automotriz Toyota anunció un plan de 400 retiros voluntarios producto del enfriamiento de la economía promovido por el gobierno de Javier Milei y de la fuerte caída en las ventas registrada en las últimas semanas.
La medida fue tomada en el marco del proceso de reestructuración que la compañía diseñó y no solo incluye la reducción de personal sino también el recorte de horas extras de los operarios que continúen en las líneas de producción.
El objetivo de recortar personal para achicar los costos laborales va de la mano con una decisión que ya comenzó a aplicarse: la paralización de la producción los días lunes.
La sumatoria de este achicamiento es parte, también, de una reelaboración del plan de producción. En los últimos días, la automotriz decidió bajar de 186 mil a 160 mil la cantidad de unidades que se producirán este año.
Esa decisión de producir 26 mil autos menos durante este año es una marcha atrás en las expectativas que solo hace un mes había augurado la firma, cuando le presentó al gobierno de Javier Milei un programa de inversiones para su modelo utilitario Hiace en la planta que funciona en el partido de Zárate, provincia de Buenos Aires.
El 15 de febrero último, Toyota se reunió en el Palacio de Hacienda con el ministro de Economía, Nicolás Caputo, y le informó una inversión de 50 millones de dólares para ese objetivo que, paradójicamente, preveía la creación de 100 nuevos puestos de trabajo.
Hasta el gobierno nacional se ufanó de ese anuncio y destacó a la inversión de Toyota Argentina como un signo de confianza a las políticas económicas que, hasta ahora, generaron recesión y caída en todos los índices de la producción nacional.
Poco más de un mes después, la realidad le ganó al relato y, según se informó, la automotriz ya dio aviso de su programa de retiros voluntarios al Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), que conduce Ricardo Pignanelli.