Mariana Zarankin es médica de la Universidad de Buenos Aires, especializada en psiquiatría. A medida que se fue formando comenzó a encontrar algunas limitaciones en la medicina occidental para tratar determinadas enfermedades. Primero se especializó en medicina interna, una rama que propone una atención integral a los problemas de salud de pacientes adultxs y ayuda a entender el funcionamiento del cuerpo. Ya dentro de ese ámbito notó que la salud mental quedaba por fuera y fue así como decidió estudiar psiquiatría. No contenta con eso, continuó estudiando hasta convertirse en terapeuta.
“Siendo terapeuta, cuando atendía a algunas personas, seguía encontrando limitaciones. El paradigma médico reinante es que el profesional le da al paciente la solución, como la idea de la pastilla mágica que va a resolver todos los problemas. Con el tiempo entendí que no existe tal solución, que sanar lleva trabajo y que todo en la vida es aprendizaje”, asegura y desde ese enfoque trabaja.
Zarankin incursionó en diversos tipos de terapias para brindar procesos de sanación como la terapia vincular-familiar, “cuyo objetivo es ayudar a lograr el bienestar y equilibrio emocional de las personas a través de la reparación, recuperación y reconexión con el lugar de hijo en la estructura familiar de origen”, en sus propias palabras, también implementó el método EMDR, una terapia que trata la superación de experiencias traumáticas.
Finalmente llegó a la psicoterapia de integración psicodélica, que hace foco en el acompañamiento de procesos terapéuticos mediante la utilización de psicodélicos y realizó estudios en cannabis medicinal, que también los utiliza en su práctica diaria. Actualmente integra la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar (SATF) y de la Asociación Psicodélica Argentina (PSICODEAR), realiza atención clínica en formato individual y grupal, dicta cursos sobre tratamientos con microdosis de hongos psilocibios e investiga el uso de sustancias psicodélicas con fines terapéuticos y medicinales.
¿Por qué te acercaste a las terapias con psicodélicos?
--En las culturas indígenas no existe el concepto de salud como lo entendemos nosotros, como lo opuesto a la enfermedad, utilizan el término “armonía”, como la capacidad de convivencia armónica de todos los elementos que constituyen el equilibrio en la naturaleza. Cuando lo que nosotros entendemos como “enfermedad” se instala, es porque hay un desbalance entre la persona, la comunidad, el ecosistema y el territorio.
Aquí veo el gran punto en los tratamientos con psicodélicos, los llamados develadores de la mente, donde el paradigma es aprender de uno mismo, ver cómo ir encontrando esas llaves que tenemos ocultas para entendernos. Donde se reformula el sufrimiento, la sensación de soledad, de no pertenencia, ya que entendemos que somos parte de un todo. Donde se potencia una mirada más piadosa y amorosa sobre nosotros. Partiendo de ahí, es que uno puede reposicionarse y trabajar con las personas para alcanzar la esperada “sanación”.
¿En qué se diferencian los psicodélicos de la medicina occidental tradicional?
--Siento que algo que transmutan estas medicinas es cómo las personas se relacionan con sus padecimientos. Antes la idea era dejar de sufrir y para eso, al menos en salud mental, cuando la psicoterapia encontraba un límite, aparecían los psicofármacos tradicionales. Estos provocan a mediano o corto plazo una cierta desconexión emocional, necesaria en muchos casos para poder disminuir el tormento que traen muchas situaciones. De hecho, con los antidepresivos, uno de los medicamentos más prescriptos a nivel mundial, a pesar de lograr en muchos casos el deseado cese del sufrimiento, las personas reportan sensaciones de aplanamiento emocional, desconexión del ser, falta de libido y muchas otras alteraciones. Que no se malinterprete lo que quiero decir, creo que hay muchas situaciones en las que son necesarios, pero también, que es nuestro deber como sociedad y como profesionales de la salud mental, cambiar la forma en que nos relacionamos con el malestar y empezar a escuchar la propuesta de estas “nuevas medicinas” aunque se vienen utilizando hace miles de años.
¿Qué efecto distintivo tiene el tratamiento con psicodélicos?
--Los psicodélicos lo que muchas veces logran es una re-conexión emocional, se los piensa como amplificadores no específicos, entre ellos emocionales. Para ejemplificar algunas de sus acciones, al impactar sobre el funcionamiento de la amígdala (estructura cerebral relacionada con la modulación de las cogniciones por parte de las emociones, a nivel del sistema nervioso), se observa que las personas pueden conectarse con sus traumas inconscientes con menor reactividad, por lo que se genera otro tipo de contacto con estos. A través de los cambios en la permeabilidad del flujo de información, permitiendo que ingrese más y de los cambios neuroplásticos que se observan, que sería la capacidad del cerebro de modificarse y aprender; lo que termina apareciendo es una mayor flexibilidad cognitiva, es decir, poder ablandar los constructos mentales que tenemos la mayoría de las personas, completamente rígidos, las ideas negativas que nos condicionan diariamente sobre nosotros y sobre el mundo. Permitir que aparezca nueva información, estar más receptivos a la psicoterapia, por dar un ejemplo.
También actúan en la llamada red neuronal por defecto, la misma se activa cuando dirigimos nuestra atención al mundo interior, como al reflexionar sobre quiénes somos o al acceder a la memoria autobiográfica y social; también contextualiza la información del entorno y permite la toma de decisiones. Desempeña un papel crucial en la narrativa mental que ocupa nuestra mente durante la divagación. Al haber cambios en la misma, es que las personas logran en muchos casos, dejar de estar ensimismados en sus pensamientos y pueden conectarse con el aquí y ahora y los demás.
¿Qué afecciones de salud mental se aconseja tratar con psicodélicos?
--Se están investigando en depresión, ansiedad (generalizada, social, en enfermos terminales), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA/TDAH), trastornos del estado de ánimo, trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastorno obsesivo compulsivo, migraña, dolor crónico, disfunción sexual, trastorno disfórico premenstrual, trastornos alimentarios, deterioro cognitivo y muchos otros. Se las piensa como tratamiento principal, coadyuvante y de transición. En personas que padecen depresión, ansiedad y otras patologías mentales, suele haber un incremento en la actividad de la red neuronal que se expresa en un incremento de los pensamientos, como una repetición, comúnmente llamado rumiación. Entonces al generarse cambios en la misma, como un “reseteo mental”, luego de una experiencia psicodélica, se incrementa la conectividad cerebral global, con mayor posibilidad de integración cognitiva y esto podría estar relacionado con la disminución en los niveles de ansiedad y de depresión observados.
Esto no significa romantizar el uso de los psicodélicos, ya que no estarían indicados para todas las personas. Justamente esta posibilidad de amplificación emocional, podría generar que personas con ciertas afecciones, como psicosis, trastorno bipolar y otros estados de desregulación afectiva o mental, puedan incrementar sus síntomas. También hay que tener en cuenta ciertas patologías físicas como personas con alteraciones cardiovasculares, cerebrales como epilepsia o cerebrovasculares, falla orgánica como insuficiencia renal grave, operaciones mayores recientes, enfermedades infecciosas activas, entre otras y la combinación de ciertos fármacos.
Creo que es importante aclarar que no todos los psicodélicos tienen el mismo perfil de seguridad. Dentro de ellos, los hongos psilocibios, también conocidos como “hongos mágicos”, presentan un buen perfil de seguridad, teniendo en cuenta las mencionadas precauciones. Los formatos de tratamiento incluyen las dosis medias a altas (macrodosis) y las microdosis. Cuando hablamos de microdosis nos referimos al uso de sustancias psicoactivas en cantidades muy pequeñas, por debajo del umbral del cual se experimentaría un efecto perceptual clásico, como alteraciones visuales, que sí son frecuentes cuando usamos dosis mayores. Cada vez son más los targets de estas medicinas y a nivel mundial se está transformando su concepción de sustancias potencialmente dañinas a “nuevas tecnologías” de uso en salud.
¿Qué importa a la hora de realizar un tratamiento con psicodélicos?
--Más allá de las propiedades novedosas de los psicodélicos para el abordaje de los padecimientos en salud mental, lo importante es lo que uno hace con ellos. El aprendizaje “cerebral”, puede ser positivo o negativo, según lo que hagamos luego con esa experiencia. Por eso, en relación a la salud mental, me parece fundamental un buen acompañamiento terapéutico. Con el abordaje de la terapia vincular-familiar, es que he tenido mis mayores logros terapéuticos. Aprovechar la mayor apertura, sumado a fomentar cambios de hábitos saludables y promover los lazos sociales, es que podemos aspirar a combatir la pandemia de salud mental de la época. Lo que busco es generar debate, reflexión y cuestionamiento sobre cómo miramos estas medicinas, que tanto ruido vienen haciendo.