En el relevamiento participaron más de tres mil referentes comunitarios de los asentamientos, 800 encuestadores, y expertos de universidades nacionales –vinculadas a los territorios en los que se recogió información–, además de otras organizaciones de la sociedad civil. Los referentes, indicó el informe, “hicieron visible la situación de las familias” de cada uno de los lugares donde se recogió información, y muchas veces se convirtieron en nexos con quienes llegaban en busca de datos.
La fuerte participación de los vecinos de los asentamientos se volcó, también, en lo que recogió el estudio. “En más de 7 de cada 10 barrios (72 por ciento), los vecinos se organizaron alguna vez para mejorarlo.
Con respecto al rol de los vecinos en los proyectos barriales que propone el Estado, en 7 de cada 10 (70,4 por ciento) de los asentamientos informales, los referentes manifestaron que el rol de los vecinos es organizarse para pensar los proyectos y participar en la toma de decisiones”. El 53 por ciento dijo que su rol es “organizarse y unirse para pensar qué proyecto realizar”; el 17, “participar activamente en la toma de decisiones”; el 12, poner la mano de obra; el 10 por ciento, ocuparse del mantenimiento y la limpieza. Sólo el 8 por ciento no optó por ninguna de estas posturas activas.
El director ejecutivo de Techo Argentina, Virgilio Gregorini, señaló que esa voluntad de impulsar y participar en los procesos de intervención sobre los espacios comunitarios y lo que se considera gestión de suelos (la planificación de la ciudad, pero previa a los hechos consumados en el territorio) puede ser clave. “¿Por qué, como sociedad, no nos preocupa este tema?”, advirtió, y arriesgó una respuesta: “Porque quienes toman las decisiones no padecen estos problemas. La pobreza no es solamente una cuestión de ingresos”. La naturalización de situaciones que –más allá de la aseveración estadística de que la vida en un asentamiento es lo cotidiano para uno de cada diez argentinos– ocurren por fuera del día a día de quien toma decisiones en espacios estatales o tiene algún margen de acción político, influye, señaló el activista.
“Para romper esa situación, hay que acercar a los referentes comunitarios a los lugares de toma de decisión. Es imposible no ser optimista cuando uno de cada diez de los relevados cree que puede hacer algo por el lugar en el que vive. Políticos, empresarios, académicos, tienen que tomar contacto con esto. Casi nadie de esos espacios tiene un familiar que viva en un asentamiento. Por eso hay que acercar a los líderes de distintos espacios. Si en 50 años queremos que esté resuelto este problema, que es profundo, no hay otro camino. No se puede desarrollar un país con uno de cada diez pobladores en estas condiciones. Argentina no va a poder desarrollarse con esta desigualdad, que es también un factor importante para pensar en la inseguridad”, añadió.
Más participación, menos desigualdad
El desafío de visibilizar
Este artículo fue publicado originalmente el día 1 de noviembre de 2016