Las mujeres migrantes son, en mayor medida que los varones, madres sin cónyuge o pareja. Representan un 27,1% frente al 12% respectivamente, lo que implica una sobrecarga económica y de cuidado, con el agravante de la doble brecha salarial: “Con un salario bruto promedio equivalente a $133.227 en 2022, perciben un 25% menos que los migrantes varones ($177.289) y un 13% menos que las mujeres no migrantes ($150.150)”, confirma el informe “Mujeres en movimiento. Claves, desafíos y oportunidades para la integración socio-económica”, de la organización Ashoka, y elaborado por investigadoras argentinas.
La información recolectada para este trabajo surge de fuentes estadísticas disponibles en la Encuesta Nacional Migrante de Argentina 2023, el Censo 2022 y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), entre otras. Revela que “el 40% de las mujeres migrantes tiene dificultades para acceder a un trabajo acorde a su nivel de calificación y formación”.
Muchas mujeres vienen con capacidades y formación, y no pueden ser absorbidas por el mercado debido a obstáculos burocráticos, subraya la socióloga y licenciada en Ciencias Políticas Ana Paula Penchaszadeh, autora del estudio junto con Julieta Nicolao, Natalia Debandi y Anahí González, en el marco del 20° aniversario de la sanción de la Ley 25.871, de Migraciones de la República Argentina, que formalizó la adopción del paradigma de derechos humanos en la política migratoria.
Con el argumento central de asumir las desigualdades de género que operan en la esfera reproductiva y su impacto en la esfera productiva, condicionando los proyectos migratorios de las mujeres migrantes y limitando sus posibilidades de inserción laboral, Penchaszadeh remarcó la necesidad de “transformar el sistema de reconocimiento y convalidación de títulos de personas migrantes”, ya que las trabas en el sistema para hacerlo resultan otro factor más que constriñe su proyecto socioeconómico. De esto deriva que “las mujeres migrantes realizan tareas del hogar en una proporción mayor al 30% que sus pares varones”, otro dato del reporte, que además identifica un 43,8% de hogares compuestos por migrantes con jefatura femenina en los 31 aglomerados urbanos del país.
“Al considerar únicamente aquellos hogares compuestos por un adulto y uno o más hijas/os, es decir, hogares monoparentales, el porcentaje con jefatura femenina asciende a 73,6%”, concluye. “En ambos casos, las mujeres migrantes se encuentran en una situación de leve ventaja respecto de las nacionales, aspecto que debe ser sopesado con la falta de redes familiares de cuidado que afecta especialmente a las primeras.”
El informe completo: “Mujeres en Movimiento: claves, desafíos y oportunidades para la integración socio-económica”