Hasta la primera media hora del partido, Argentina llevaba con relativa calma lo que se presagiaba como un trámite. Su superioridad ante Costa Rica era notable y sólo faltaba el gol para cerrar esta gira de amistosos por Estados Unidos ante rivales de menor valor a los que ofrecían otros cruces de esta fecha FIFA, como los de Chile ante Francia, Ecuador ante Italia o Brasil ante Inglaterra y España.
Cuatro días atrás, Argentina había vencido sin un rasguño a El Salvador en Filadelfia, 3-0 frente un equipo que lleva una veintena de partidos sin ganar. Incluso pudo tener rodaje en distintas posiciones defensivas Nehuén Pérez (23 años, Udinese de Italia), y llegaron los primeros minutos para Valentín Barco, ahora en el Brighton inglés.
La cita, ahora, implicaba cruzar todo Estados Unidos para jugar ante Costa Rica en Los Angeles. No estaban previstos inconvenientes. Sin embargo, a los 33 minutos, una contra de Costa Rica acabó en el arco del chaqueño Walter Benítez (31 años, PSV de Holanda), a quien el cuerpo técnico sigue de cerca en busca de un suplente fijo para Dibu Martínez. Y Argentina, que hasta entonces dominaba prácticamente todas las acciones, terminó asediada a partir del gol del sub-21 Manfred Alonso Ugalde, delantero del Spartak de Moscú.
Emergió, en ese interludio, la figura del arquero Keylor Navas, último seleccionado de aquella gesta tica en Brasil 2014, ahora capitán con 37 años y aún en el PSG. Y lo que parecía un viaje de negocios a California se transformó en un dolor de cabeza. Un inesperado problema a resolver en un amistoso que no revestía problemas para la franquicia.
Es cierto que el fenómeno Scaloneta genera otro tipo de consumo de esta Selección: obtenido todo cuanto fuera posible, solo resta disfrutar la gira de los notables en la circunstancia que sea. Una especie de rondo de despedidas; primero la de Di María, luego lo irá viendo cada uno. Mientras tanto, el DT va probando nuevos nombres. Como sea, ver a Argentina se convirtió en una experiencia performática de narrativas intensas, tal como nos demostró para siempre la conferencia de Scaloni en el Maracaná después del último triunfo ante Brasil.
Entonces, Costa Rica se había puesto arriba. Y fue Di María quién pudo destrabar ese inconveniente, cuando Argentina todavía estaba en partido pero la pelota no vulneraba la muralla blanca dispuesta por otro santafesino, Gustavo Alfaro. Pero Rosario ataca Rafaela. Y, así, el capitán argentino se generó de arremetida una falta para hacer su primer gol de tiro libre en la Selección. La microépica para ir sosteniendo una historia episódica.
A los 6 minutos del segundo tiempo, Argentina sofocaba los fantasmas saudíes, una rémora de la memoria que siempre amenaza con sobrevolar, incluso en amistosos por cachet que no presagiaban apuros. La imagen de Alexis Mac Allister dándose vuelta en gesto orgásmico lo es todo: un reconocimiento de colega a colega al cabo del golazo de Fideo. Poco después, el 10 del Liverpool conectó de cabeza una bambolera en el arco de Costa Rica y, muy pronto entonces, todo volvió a la normalidad.
Con el resultado a favor pero con más de media hora por delante, Lionel Scaloni buscó reordenar el mediocampo, su nervio motor, siempre manejándose entre variantes de sello Qatar 22 como Leandro Paredes o Rodrigo De Paul, apariciones que generaron las primeras entonaciones de "Muchachos…" en un estadio semivacío.
La idea de mover el medio para no tocar el ataque fue, a las claras, una decisión para darle todos los minutos posibles a Alejandro Garnacho en su primer partido como titular. A sus 19 años, el madrileño de sangre argentina se fajó en un escenario adverso a su estilo y eso fue notable en todo momento, a pesar del empeño y sus auténticos lamentos contra sí mismo. Por momentos parece que toca otra partitura, pero eso no es algo que no pueda resolverse en el tiempo.
Como sea, veinte minutos después del segundo gol, Garnacho fue reemplazado por Lautaro Martínez, quien llevaba dieciséis partidos sin hacer goles pero poco después cerró el 3-1. Y esa cadena de casualidades habilitó el lucimiento del otro Europibe de la noche: Valentín Carboni, 19 años y volante del Monza italiano, quien dejó algunos destellos y mucha manija en los diez minutos que jugó en reemplazo de Angel Di María, acaso la gran figura de la noche. Contra todo pronóstico, la Selección sacó un partidazo para los futboleros que buscan algún resquicio de belleza entre sahumerios de basura.
A Argentina le queda otra manga de amistosos en Estados Unidos antes de la Copa América... de Estados Unidos. En la primera quincena de junio se enfrentará a Ecuador y Guatemala, en dos amistosos por contrato que servirán para ultimar la lista hacia la primera defensa oficial de la Scaloneta: el torneo de selecciones de Conmebol que, como otras veces, se hará en un país no asociado. El mismo donde, además, se centrará el próximo Mundial.
Es interesante el proceso que se va desencadenando en la Selección conforme transcurre el tiempo en la era postQatar. Principalmente porque no sucede a menudo: sólo otras dos veces en su historia Argentina debió transitar cuatro años como campeón emérito, un periplo que combina jubilaciones de honor con nuevas experiencias. Y con la expectativa de la vuelta de Lionel Messi a la Selección, grial ordenador de una historia que se quiere seguir narrando a sí misma mientras dure la tinta.