Sam Bankman-Fried, cofundador de la plataforma de criptomonedas FTX, era hace dos años el gran referente del mundo financiero, pero lo que prometía ser un futuro brillante para el joven fue dinamitado este jueves al ser condenado a 25 años en prisión por fraude.
Bankman, de 32 años, envejecerá tras las rejas y con el rechazo de los que antes lo admiraban debido a sus múltiples delitos de fraude y blanqueo de dinero, por los que fue condenado en noviembre. Fue acusado por su responsabilidad en el colapso de la compañía y el robo de 8.000 millones de dólares a sus clientes.
En la audiencia de hoy, celebrada en un tribunal de Nueva York, también fue condenado a reembolsar más de 11.000 millones de dólares. Tras la lectura del fallo, el joven asumió el fin de su "vida útil", haciendo referencia a su trayectoria como empresario.
Bankman, también conocido por sus iniciales SBF, comenzó su camino por el criptomundo como un "niño prodigio" de 27 años que se ganó la confianza de los inversores y de grandes medios económicos (en los que protagonizó portadas y extensos reportajes) gracias, en parte, a un aspecto juvenil y desaliñado y a unos intereses propios de 'nerd' que generaban curiosidad en el público.
Su inteligencia y su particular personalidad fueron reconocidas incluso por el propio juez del caso, Lewis Kaplan, que aseguró que SBF "es capaz de alcanzar grandes logros" y destacó su "inusual y a veces desagradable" forma de interactuar con la gente.
El exempresario también fue reconocido por las inversiones millonarias que destinaba a partidos políticos de EE.UU. (tanto demócratas como republicanos), organizaciones civiles, causas solidarias, centros deportivos e, incluso, a plataformas de criptomonedas que se encontraban en apuros.
Pero el fundador de lo que llegó a ser la segunda plataforma de criptomonedas del mundo -valorada en un punto en 32.000 millones de dólares- resultó ser, en realidad, un estafador, que hoy vio cómo su antigua vida, marcada por los lujos (reflejados en un imponente chalet en las Bahamas), se derrumbó por completo.
Una prematura y prolífica carrera
Nacido en 1992 en el seno de una familia acomodada, Bankman se licenció en Física con una especialidad en matemáticas por el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) en 2014, año en que comenzó a trabajar en la firma Jane Street, enfocada en operaciones de arbitraje de fondos bursátiles.
Sus primeros pasos en el negocio de las criptomonedas los dio en 2017, con la fundación Alameda Research, que posteriormente se convirtió en el brazo inversor de la plataforma FTX, creada dos años después.
El ámbito de las criptomonedas tuvo su etapa de esplandor con la crisis de 2022 (alentada por la pandemia, la inflación, la guerra en Ucrania y los altos tipos de interés), un momento que SBF aprovechó para comprar y prestar dinero a compañías que sufrieron notablemente este período.
Sin embargo, la caída comenzó cuando Changpeng Zhao, director ejecutivo de Binance (la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas del mundo), vendió la participación que tenía en FTX a Bankman y expresó su preocupación por la estabilidad financiera de la plataforma.
Como en un tablero de dominó, la decisión de Zhao repercutió en otros inversores, que se retiraron de FTX en una reacción en cadena que llevó a la plataforma a sufrir un déficit de 8.000 millones de dólares y a declararse en quiebra un tiempo después.