Desde Cosquín
Lo que comenzó como un “delirio” se hizo realidad el sábado a la noche: Raly Barrionuevo presentó su nuevo disco, La niña de los andamios, con una Peña Trashumante en la plaza Próspero Molina de Cosquín, un “espacio sagrado”, según definió el santiagueño. Es decir, no solo se dio el lujo de reunir a más de tres mil personas en la mítica Plaza del Folklore, sino que lo hizo rodeado de amigos, compañeros de camino y bajo el respaldo de la Universidad Trashumante, un proyecto político, cultural y pedagógico autogestivo con más de veinte años de vida. “Este es el abrazo que nos estaba haciendo falta. Espero que estén preparados para un concierto maratónico, porque estamos con muchas pilas”, dijo Barrionuevo apenas comenzó su presentación y no defraudó. “¡Miren la luna!”, invitó, emocionado y mostró las canciones del nuevo disco y regaló chacareras de todos los tiempos para activar el baile. En octubre, el clima de celebración parecía haber salido del carnaval y la época de festivales. Pero el espíritu peñero y participativo se respiró en toda la jornada.
Es que la Peña Trashumante había comenzado cuando los rayos del sol todavía pegaban en la cara. A las seis de la tarde, se abrieron las puertas de la Próspero Molina y la encargada de romper el hielo fue la cantora coscoína Paola Bernal, que entregó una versión vibrante de “Bagualín”, de Orozco-Barrientos, y canciones propias como “Alas de tu boca”. “Hoy (por el sábado) en Cosquín se está desarrollando un Encuentro de Pueblos Fumigados. Nos están fumigando. Estamos a favor de la vida”, alertó. Y en esa sintonía, en la feria de artesanías y comidas típicas, que se encontraba en otro rincón de la Plaza, se podía leer en un cartel. “Que el progreso no cueste vida. Paren de fumigar”. Como toda peña, entonces, fue una oportunidad para reunir a músicos afines a Barrionuevo: algunos amigos de toda la vida, como Ernesto Guevara y Demi Carabajal; y otros más recientes, como la cantora Micaela Vita y el guitarrista Juan Saraco, la dupla compositiva de Duratierra. Mientras Guevara y Carabajal se ponían en la piel de Peteco Carabajal y Jacinto Piedra con “Camino al amor”, Los de Unquillo levantaron polvareda desde temprano con sus chacareras actuales. “Es muy importante para mí aportar un granito de arena para todo lo que hace la Universidad Trashumante en los barrios y para la gente que necesita, y ni hablar lo que significa compartir el escenario con Raly, que nunca perdió su línea de pensamiento ni la esencia de su tierra”, dice Guevara, quien formó parte de la banda del cantor de Frías durante diez años.
Es que lo recaudado en estas peñas se destina a sostenimiento de los proyectos sociales de la Universidad Trashumante y el Encuentro de Organizaciones. “La Peña Trashumante es una familia gigante que se va moviendo. Está la Plaza llena, como si fuera el festival, vinieron de todo el país”, se alegra Guevara. Según los organizadores, el encuentro movilizó a personas de Santiago del Estero, La Rioja, Buenos Aires, Rosario, Catamarca, Tucumán, Chaco y, claro, Córdoba, entre otras provincias. Luego, Vita y Saraco homenajearon a los cantores comprometidos con “Saravá”, los Toch mostraron toda su fuerza con el reggae “Vuele” y la cumbia “Pido que vuelvas” y Caserito Dúo, desde Unquillo, compartieron sus canciones cálidas y templadas. Para entonces, la lluvia ya era solo un rumor y la luna creciente brillaba en lo alto. Era el momento de la actuación principal de la peña.
Envuelto en aplausos, el santiagueño afincado en Unquillo abrió el concierto con la conmovedora “La niña de los andamios”, una canción dedicada a su madre, y luego siguieron otras del nuevo disco, “Agua de los tiempos” (compuesta junto a Guevara), “Y seremos agua” (una “chacarera irlandesa”) y “Abre la distancia”, que sonó casi susurrada. En La niña de los andamios, co-producido con Juan Pablo Toch, Barrionuevo pone en primer lugar su voz y su guitarra, y conecta con historias de su infancia, su presente y sus preocupaciones, como los abusos del hombre hacia la Madre Tierra.
Una de las claves de la peña era compartir el escenario con amigos y dar a conocer nuevos sonidos y propuestas. De este modo, fue muy emotivo el cruce con los ascendentes cantores Ramiro González y José Luis Aguirre, quienes le pusieron voz al carnavalito esperanzador “Tu memoria y tu mañana”. En ese momento, los pasillos de la Próspero Molina eran un hervidero: entre empanadas, banderines y cervezas, los bailarines eran el centro de la escena. El ambiente era muy agradable y se vivía una verdadera celebración popular, con públicos de diversas edades y palos musicales. Otro cruce que se robó todas las miradas y los aplausos fue el que Barrionuevo progonizó con el cantautor patagónico Lisandro Aristimuño, quien nunca había pisado el escenario Atahualpa Yupanqui. Los músicos revivieron la juntada Hermano Hormiga, que el año pasado los hizo recorrer salas alternativas de todo el país, y tocaron “Cuarto menguante”, “El plástico de tu perfume”, “Tu nombre y el mío” y “Canción de amor”.
“En Cuba escribí esta canción que representa a nuestra gran América, que también tiene muchas heridas, como ahora se suma la de Santiago Maldonado. Santiago está presente”, dijo antes de entonar “Niña fuego”. Después de las sentidas “Niña luna” y la nueva “Mi esfera de cristal” (que habla sobre la relación con su padre), el santiagueño se despidió con un repertorio de chacareras encendidas: “Circo criollo”, “Somos nosotros”, “Chacarera del sufrido” y “Chacarera del exilio”, entre otras. La peña, que fue transmitida en vivo por la Red Nacional de Medios Alternativos, dejó la sensación de que estos encuentros son una luz necesaria en tiempos políticos agitados.