“Ser o no ser”, dice el bardo; y la vaca: “Res o no res”. Ante la vista del stripper, las chicas conversan: “¡Adonis!”, “¡Sí!”, “No da…”. Al boxeador -desconcertado- le gritan: “Sé rudo”, “No dures”. Y así. El libro se titula Abatataba: Palíndromos Ilustrados. Lo escribe y dibuja Walter Koza, responsable también del sello Leitmotiv Editora. Desde la contratapa, avisa: “Un palíndromo deviene en un círculo sintagmático y vicioso. Y los palindromistas somos eso, viciosos. Con pasión lasciva nos sumergimos en un laberinto de palabras, buscando caminos bifrontes, simétricos, espejados”.
“Hay una discusión entre los palindromistas, acerca de cuál es el potencial creativo que tiene un palíndromo; concretamente, si se crea o si se descubre. Yo soy de los que piensa que se descubre. En un sentido puramente matemático, vos tenés la lengua con su sistema de signos y unas combinaciones finitas; entonces, lo que hace un palindromista es buscar y ver qué encuentra, metiéndose en un laberinto que él mismo va construyendo, para ver por dónde sale. El palíndromo es ese recorrido”, explica Walter Koza a Rosario/12.
Lingüista, guionista de historietas, escritor de cuentos y novelas, el rosarino Walter Koza hace de la palabra un elemento maleable, con el cual jugar hasta llegar a resultados imprevistos. El humor acompaña la propuesta. “El efecto cómico ya lo da esta cosa rara, que se pueda leer en ambos sentidos. Pero a veces, la casualidad hace que sea humorístico. Yo busco la comicidad, pero hay algunos que salen más redonditos que otros. El que más me gusta del libro es: ‘¡Raros, oíd! Ayer le sacó ocas el rey a Dios. Orar’; y se me ocurrió dibujar una especie de fraile con un rey que agarra dos ocas muertas”, continúa.
-Se suma la relación con el dibujo, pero en concreto con otro lenguaje, el del humor gráfico.
-Exacto. Es decir, no hay una separación entre palíndromo y dibujo, sino que Abatataba está pensado como un todo. Te decía que el palíndromo se descubre más que crearse, pero, a la vez, es también una herramienta para la creación. ¿Lo dejamos así, desnudo, o lo convertimos en algo más? En este caso, con el chiste gráfico aparece la creación.
-En este sentido, ¿hay algún precedente?
-Hay un humorista español, José Pablo García, que hacía una tira que se llama Palindrotiras, donde contaba, generalmente, una nota de la realidad con palíndromos. Últimamente, vi que la está haciendo con fotografías. Y en Brasil está el Movimiento Palindromista Antifascista, cuyos palíndromos pueden o no ser acompañados por fotografías y dibujos.
-Abatataba ocupa un lugar raro, y en todo sentido.
-Sí. En la película de Tomás Lipgot, ¡Viva el palíndromo!, uno de los miembros del Club Palindromista Internacional, al que pertenezco gracias a la película, dice que lo más fascinante es la inutilidad del palíndromo; y eso es algo que voy a defender a capa y espada. El palíndromo no sirve para nada. No es que quiera dar un matiz muy filosófico y profundo, pero en una sociedad que te obliga a producir y generar dinero, tener la posibilidad de gastar ese capital, que es el tiempo, en algo que no sierve para nada, hasta me animo a decir que es revolucionario.
-Podrá ser inútil, pero implica un ejercicio lógico y matemático, no solo para quien lo produce sino también para quien lee.
-Lo que mencionás me da pie para hablar del OuLiPo (Ouvroir de littérature potentielle), creado por Raymond Queneau y François Le Lionnais; armaron un movimiento basado en la patafísica y el surrealismo, con propuestas creativas a partir de restricciones formales. A todos los que estuvieron antes del OuLiPo, ellos los llamaron plagiarios por anticipación. Y ahí tenés a un escritor que era un genio, Georges Perec, que lamentablemente falleció muy joven, cuando comenzaba a tener reconocimiento. Él tiene una novela lipogramática, El secuestro, que en el original no tiene la letra e y en su traducción al español no tiene la letra a; respectivamente, las dos letras más usadas en ambos idiomas. Tiene además un palíndromo de 15 páginas, y era creador de crucigramas. Cuando hice mi propuesta editorial, con Leitmotiv, ese movimiento me influyó mucho. Y descubrí que el OuLiPo se ramificó en distintas expresiones, a través del Ouxpo, donde la “x” era reemplazada por otras expresiones, como por ejemplo el OuBaPo, el Taller de bande dessinée potencial, un movimiento que surge en Francia, dedicado a hacer historietas con restricciones, como historietas palíndromo, que se lean en ambos sentidos y abran otras posibilidades. Me puse a estudiar eso y cuando me decido a jugar como editor, quise apostar desde esa perspectiva. Por eso, el primer libro que saqué es El Otro, de Ángel Mosquito, una novela gráfica muda, en el sentido de que no tiene diálogos o texto; sin embargo, la palabra está presente en toda la historieta. La idea editorial va por ese lado. Por otra parte, y siendo un poco más benévolo con el palíndromo, puede que en un sentido capitalista no sirva para nada, pero en un sentido estético sí. Juan Filloy fue uno de los estudiosos más notorios del palíndromo en Argentina, y tiene uno que es bellísimo: “La ruta nos aportó otro paso natural”. La fascinación viene por la musicalidad, la suerte, o el trabajo que hay detrás, para tener esa extensión de letras y lograr esa lectura en ambos sentidos.
Descubrir palíndromos debe ser, para quienes lo practican, algo habitual, tal vez rutinario, quizás fastidioso. Según Koza: “Mi esposa ya no me soporta. No es que esté pensando siempre en palíndromos, pero cada cosa que leo me es inevitable leerla en ambos sentidos, para ver qué sale; de todos modos, en lo inmediato no tengo la idea de hacer otro libro con palíndromos”. Los otros proyectos que Leitmotiv sí tiene en carpeta, prontos a publicarse, son: “un libro de historias cortas, cada una con una restricción, con guion de María Eugenia Alcatena y dibujos de Muriel Frega; y El ataque de las vaquitas de San Antonio, un poema infantil que escribí, con dibujos de Cinthya Rubianes”.