Gangsta's Paradise

Dentro del mundo fotográfico, Joe Conzo Jr es conocido como “El primer hombre que tomó fotografías de niños en el hip-hop”. Nacido y criado en el Bronx, Conzo Jr adquirió pasión por la fotografía cuando era niño y asistía a la escuela Agnes Russell en el campus de la Universidad de Columbia. Durante sus inicios, Joe fue testigo del estado volátil del activismo comunitario del sur del Bronx y del mundo de vanguardia de la escena musical cultural puertorriqueña de Nueva York. Todo eso es el magma de Conzo: A Look Back at the Bronx 1977-84 que se exhibe en The Bronx Documentary Center hasta fines de abril. Un día cualquiera, se podía ver al pequeño Joe pisándole los talones a su abuela, la activista por los derechos civiles Evelina López Antonetty. Otro día, se iba junto de su padre, Joe Conzo Sr (confidente y biógrafo del legendario Tito Puente), detrás de escena. Allí lo recibían ciertos gigantes de la música latina como Charlie Palmieri, Johnny Pacheco y Ray Barretto. Estas dos realidades tuvieron un profundo efecto en la forma en que Joe captó su entorno a través del lente de una cámara. Pero hay más. Después de vivir en la calle, muy involucrado con las drogas, recuperó el archivo de sus obras fotográficas que su madre había guardado en una caja. También sus amigos del grupo de hip hop Cold Crush Brothers se habían encargado de que sus fotos no se perdieran para siempre. Joe rearmó su vida, se hizo enfermero y se incorporó al Departamento de Bomberos de Nueva York. Su rol de paramédico lo llevó al World Trade Center la mañana del 11 de septiembre de 2001. Pero esa ya es otra historia. Su trabajo detrás de la lente continúa reflejando los principales eventos de la cultura hip hop. Conzo ha comentado que viajó por Estados Unidos de costa a costa y cruzó océanos hacia partes del mundo que pensó que nunca vería. Como suele decir, “todo empezó por una cámara”.

Qué rana

Durante las últimas décadas, un cráneo fósil que es parte de la colección del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural estuvo esperando su momento para ser estudiado. Y la sorpresa es que se descubrió que se trataba de una especie nueva, que vivió en la zona de Texas hace más de 270 millones de años. Un equipo de investigadores se ha encargado de describir el fósil en la publicación Zoological Journal of the Linnean Society. Y explicaron que la especie pasará a llamarse Kermitops gratus en honor a Kermit the Frog, conocida en castellano como la Rana René. “Debido a que este animal es un pariente lejano de los anfibios actuales, y Kermit es un ícono anfibio moderno, era el nombre perfecto”, argumentó el doctor Marc Jones, uno de los autores del descubrimiento. Kermitops se parecía más a una antigua salamandra ósea que a una rana, pero el doctor Jones también ha pensado en eso: “Si bien Kermitops no es una rana, Kermit tampoco siempre ha sido una rana. En sus primeras apariciones en los años 50, Kermit tenía una apariencia más similar a la de un lagarto. Y todavía tiene cinco dedos, en lugar de los cuatro que tienen la mayoría de los anfibios”. Calvin So, autor principal del estudio, intentó ponerle seriedad al asunto y dijo: “Usar el nombre Kermit tiene implicaciones significativas sobre cómo podemos divulgar la ciencia”. Pero al mejor estilo muppet, Jones metió la cuchara para dejar las cosas claras: “ Kermit es uno de mis ídolos de la infancia, así que estoy feliz de ver su nombre por ahí”.

Yo, Mehmed

Hay quien cree que compartir selfies será el paso hacia la eternidad. Nada nuevo bajo el sol ya que Mehmed II lo pensó primero. Considerado como uno de los más grandes sultanes otomanos, gobernó un imperio que se extendió desde Europa central hasta Egipto y gran parte de la Península Arábiga en el siglo XV. Y mientras supervisaba la caída de Constantinopla en 1453, encargó a un grupo de artistas que recrearan su imagen en retratos y esculturas. Y lo hizo “mucho más que cualquiera de sus pares en Europa”, según Bonhams, la casa de subastas de arte que pone a la venta una rara moneda con el rostro de Mehmed II, cuyo valor podría alcanzar hasta dos millones de libras esterlinas. La subasta se va a hacer en mayo, en Londres. El medallón fue redescubierto hace 20 años, cuando se lo incluyó en una venta de medallas del Renacimiento italiano. “Es el único medallón conocido que lo muestra cuando era joven, antes de conquistar Constantinopla, una hazaña que se creía imposible”, dijo Oliver White, director de arte islámico e indio de Bonhams. Se cree que el sultán usó este objeto como talismán (de hecho, tiene una ranura que permite colgarlo del cuello). Es decir, podría tratarse de una manifestación física de sus aspiraciones imperiales como sucesor de los emperadores de Roma. “Estos medallones, que se produjeron en un estudio italiano a partir de finales de la década de 1430, proporcionaron a la nobleza una forma de autopromoción y un gran sentido de identidad”, dijo Bonhams.

Chica material

La firma suiza Blancpain fue la primera en diseñar un reloj para mujeres al que no fuera necesario darle cuerda. Se trató del elegante Rolls, creado en 1930. Otro modelo, el Ladybird, lanzado en 1956, hizó que Marilyn Monroe se hiciera fan de la marca por crear piezas que eran auténticas piezas de diminuta y elegante orfebrería. No es extraño que detrás de estas creaciones estuviera una mujer pionera: Betty Fiechter, la primera propietaria de una casa de relojes suiza en una industria tradicionalmente masculina. Aunque había comenzado como aprendiz, llegó a la cima de Blancpain en 1933. "No tenía precedentes", dijo Pascal Ravessoud, vicepresidente de la organización comercial suiza Fondation de la Haute Horlogerie. “Para una mujer era el doble de difícil abrirse camino”. Durante sus 30 años en Blancpain, que fue adquirida por Swatch en 1992, Fiechter ocupó diversos cargos, incluidos presidente y directora general (títulos que ocupó simultáneamente), y supervisó la creación de algunos de los relojes más exitosos de la compañía, como los que le gustaban a Marilyn, que han devenido icónicos. Si bien durante la Primera Guerra Mundial trabajó como voluntaria en un hospital, pronto Betty se convirtió en la asistente de Frédéric-Émile Blancpain. Durante el tiempo que trabajó junto a él aprendió todo lo necesario para convertirse en directora de los talleres y supervisar la producción. Pero fue con su fallecimiento, y tras la negativa de su hija a sucederle, cuando Betty tuvo la oportunidad de convertirse en la primera mujer en presidir una casa relojera suiza. Era 1932 y el sufragio universal femenino todavía no estaba instaurado. Como ejecutiva de alto rango (sin haber estudiado ni llegado a la universidad) Fiechter ideó estrategias de expansión aún en tiempos difíciles. Durante la Depresión, por ejemplo, cuando la ley Buy American de 1933 exigía que las agencias federales compraran productos nacionales, exportó relojes casi terminados a Estados Unidos, donde se agregaban las cajas y las piezas finales. Dicen que era más alta que sus colegas varones y también, con más carácter. A veces iba de compras en la lujosa Rue du Bourg de Lausana con su abrigo de visón... y sus pantuflas rosas. Una tarde, entró en un salón de belleza y exigió ser atendida a pesar de que el peluquero estaba con otra clienta. Luego se fue a mitad de la sesión por algún asunto urgente en la oficina, con los ruleros todavía en la cabeza. Betty falleció en 1971.