“Lo que hoy nos trae un montón de felicidad es saber que esto es un hecho histórico y que sentar jurisprudencia para otros casos también va a facilitar que personas que pasen por casos similares tengan antecedentes sobre los cuales apoyarse para poder buscar justicia”. Quien habla es V, una de las víctimas del supuesto profesor de teatro que manipulaba a sus estudiantes para abusar sexualmente de ellas. Así lo determinó la justicia este lunes, después de siete años de proceso judicial: condenó a 18 años de prisión a Leonardo Bugliani, quien daba clases en el Centro Cultural Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº20 de la Capital Federal, conformado por Adolfo Calvete, Gabriela Mayo y Diego Leif Guardia (presidente), falló por unanimidad para condenar a Bugliani por “abuso sexual gravemente ultrajante, reiterado en cinco oportunidades y abuso sexual con acceso carnal, todos ellos en concurso real” en cinco oportunidades. Hasta tanto la sentencia quede firme, dispuso además que no pueda salir del país y que se le retenga el pasaporte, el uso de una tobillera u otro sistema de geolocalización, la asistencia al tribunal todos los lunes y la prohibición de acercamiento a las denunciantes. En la sentencia además ordenó investigar por falso testimonio a dos testigos que había presentado Bugliani.
Tres denunciantes (L, Z y V) y dos testigos (C y F) aceptaron hablar con Página/12, luego de conocida la noticia, con la condición de que sus nombres no sean revelados. También, con la aclaración necesaria de que la distinción entre denunciantes y testigos fue hecha por la justicia aunque, en los hechos, los damnificados fueron todes.
El grupo de adolescentes que esta cronista entrevistó hace siete años, al comienzo del proceso, es hoy un grupo de jóvenes, que crecieron de golpe tomando historia en sus manos y logrando el objetivo que se habían propuesto. Por supuesto que es una victoria agridulce porque los hechos vividos fueron dolorosos y dejaron huellas en sus vidas. Algo de todo eso, relata esta entrevista.
-¿Cómo fue sostener este proceso durante todos estos años?
F: Fue un proceso judicial mucho más largo del que habíamos previsto. Cuando nos asesoraron en un principio nos dijeron tres años, y nos parecía un montón, pero bueno, terminó siendo más del doble. Entonces hubo algo de esa temporalidad, digamos, tan extensa que se hizo un poco tedioso de sostener y que además generaba constantemente dudas de qué iba a pasar. Uno desconfía mucho de las instituciones judiciales y en el medio pasaron cosas como que el primer fiscal de instrucción no pudo tomar el caso y hasta que llegó otra fiscal que finalmente le dio mucho impulso. Y la pandemia en el medio, muchas cosas y situaciones que fueron pasando, que generaron dudas de si todo lo que estábamos haciendo y el esfuerzo que estábamos haciendo y el estar pendiente y demás iba a conducir hacia algún lado y cada vez que llegaba una noticia de que algo se había movido era como volver a traer y volver a revivir toda esa situación horrible y traumática por la que habíamos pasado. Así que bueno, imaginarás la alegría cuando nos dimos cuenta no solo de que había terminado, sino de que la condena, la pena que le dieron los jueces y demás…
-Mientras, ustedes pasaron de la adolescencia a la juventud, con otra vida, más responsabilidad, trabajo, estudio…
L: Sí, siento de que arrancamos esto muy, siendo muy chiquites y fueron pasando muchas cosas en el medio. Nuestras vidas siguieron por suerte. Todo el tiempo estuvo ese paralelismo entre hacer nuestras vidas y que cada quien siguió su camino y. por otro lado, volver a estar yendo y entrando en la peli del juicio. Sobre todo en este último año, el año pasado, que fue la instancia de juicio oral propiamente, era mucho para mí. El resultado de ayer es un cierre a todo este proceso re largo y a mí me hace muy feliz que suceda porque creo que fue un resultado muy justo, por un lado, y también por cerrar como el proceso judicial, más allá de del hecho así, dejar de revivir el cuento. Y poder decir listo, me dedico a que mi vida sea otra cosa.
-¿Y cómo hicieron para sostener, tuvieron acompañamientos, asistencia psicológica, acompañamiento de gente querida? ¿Pensaron en desistir?
Z: Durante años pensamos que no iba a llegar a ningún lado, especialmente cuando en la pandemia se trabó.... Entonces cuando nos dijeron que había fecha para el juicio oral fue un shock... Y para mí, personalmente, cuando me dieron la fecha del juicio, me daba mucho miedo, porque me imaginaba que era una experiencia humana muy de todo el mundo, me daba miedo ir a un tribunal, a dar una declaración de todos mis traumas, hacerlo lo más articulado posible, recordar todo lo mejor posible, es una experiencia difícil, y no tenía esa opción ahí. Entonces, yo no podía decir, "che, desisto, no tengo ganas de hacer eso", porque cuando te llama el tribunal tenés que ir, y obviamente queríamos ir a los 19 años, y no digo que no queríamos ir a los 26, pero no fue fácil, fue re difícil para todas...
F: Un factor fundamental de esto es que somos un grupo grande y que tenemos una amistad muy sólida. Como que creo que eso fue sobre todo lo que nos sostuvo, porque cuando alguien no podía, no estaba disponible, estaba dudando, se sentía mal, no solo estaba el grupo para contener esa sensación, sino que estaba el grupo para seguir adelante con el proceso y lo que sea que hubiera que hacer mientras esa persona o esas personas se recomponían... Más allá de todo lo terrible que pasó podemos decir que tenemos la suerte de que somos muchos y eso no sostuvo muchísimo. Porque haber sostenido este proceso yo sola por ejemplo, hubiera sido otra la historia...
Z: Yo creo que no hubiéramos podido hacer esto solas...
-Y vos, C, siendo varón, ¿cuál es tu mirada?
C: Lo que dicen de la grupalidad para mí es clave. Este proceso lo iniciaron más que nada ellas. La verdad que yo no estaba pudiendo afrontar el proceso, tampoco podía caer en lo que había pasado. Y si no hubiera sido porque ellas lo llevaron adelante, yo no lo hubiera podido denunciar, no hubiera podido estar acá, tampoco. A mi me cuesta hablar, en el juicio me quebré. Como que es algo que las chicas tal vez lo hablan más o no sé. He trabajado mucho en sensibilizarme con esto y se ve que funcionó. Habilité más mi sensibilidad o darme cuenta con todas estas cosas qué es lo que pasó.
-¿Cómo les trató la justicia?
L: Las personas siempre nos trataron bien, las personas con las que nos fuimos encontrando, pero la burocracia no está del todo pensada para las víctimas. Con todo eso, siento que las personas que nos tocaron fueron todas muy inmejorables, profesionales, muy comprometidos, muy buenos en su trabajo, con muchas ganas de darle a nuestro caso el lugar que se merece. Especialmente, (la fiscal) Mónica (Cuñarro) agarró nuestro caso de una pila de casos abandonados y dijo "estas chicas se tomaron todo el laburo de hacer todo esto, hay que retomar este caso". Y la Defensoría del Pueblo fue el primer lugar al que llegamos con un montón de dudas y preguntas y no solo nos supieron contener, sino que nos pudieron dar información. Y nuestros abogados… que no hay palabras para agradecer el trabajo que hicieron.
C: Yo remarcaría la labor de los jueces también. Yo realmente también los prejuzgaba. ¿Con quién me voy a encontrar? ¿Quién es un juez? ¿Quién es una jueza?Desde mi lado fue como ver gente realmente comprometida. Se los veía como comprometidos en la causa recordando las notas que tenían “pero antes dijiste que”, tomándose con seriedad el trabajo que estaban realizando y con respeto. Y con un poco los miedos que yo tenía de quién te podía tocar como un juez en un juicio como este, con todas las “y qué hiciste para hacer que te abuse”, o cuestiones que uno se esperaría escuchar de estos altos cargos de la justicia tal vez… que no lo encontráramos, la verdad que desde mi lado fue tranquilizador.
-¿Qué creen que la justicia tendría que cambiar para que el proceso no sea tan espinoso, tan difícil?
L: Los tiempos, primero los tiempos.
Z: Si no hubiera sido porque la diferencia fueron siete años hasta la segunda declaración, no hubiera sido tan terrible. Los tiempos principalmente. Y no sé si nosotras no hubiéramos tenido abogados querellantes si hubiéramos llegado tan lejos, así que eso le agregaría a la justicia.
F: Nos siguieron pidiendo pruebas durante muchos años, llevarnos screenshots, cosas que ya habíamos presentado hubo que presentarlas varias veces. Como que no me queda claro si era por el lado burocrático y de papeleo y demás, qué fue lo que salió mal pero todo hubo que reiterarlo. Nada de lo que presentamos se presentó una sola vez.
-¿Cómo es su vínculo con el teatro ahora?
C: Siento que yo nunca hice teatro. Al teatro no le quedó nada manchado porque sé que lo que viví no fue teatro. Era la excusa, era la pantalla, a la invitación. Sí siento que me dejó más dudoso, más pillo, más atento a las cosas que uno escucha o que uno ve o que te presentan, como acercarse al esoterismo o acercarse a estos lados… es como que quedás un poquito más atento.
L: Pero más del tema del teatro creo que como resabio del Ágora, de todo los que vivimos, cada una se ha ido encontrando con distintos espacios en donde se reflejaba o por el teatro o por una persona que ejercía un rol de poder o porque la filosofía que se implementaba en el lugar se relacionaba directamente con la filosofía del Ágora… En lo personal creo que fue parte de todo el post vivir encontrarse con algo, rechazarlo o elaborarlo, decir cómo hago para no tenerle miedo a esto y poder apropiármelo y transformarlo en lo que a mí me sirva y no quedarme con un rechazo hacia algo por la vivencia que tuvimos. Así lo intento llevar yo.
Z: Yo de repente estoy en una situación random y hay algo que te lleva al Ágora y te revictimiza. Estoy de acuerdo con que lo que vivimos no fue teatro pero no puedo hacer teatro. Fui a una o dos clases, fue terrible y dije "no puedo hacer esto"… la parte en la que tenés que cerrar los ojos y confiar en el profesor para dictar un ejercicio de cualquier disciplina … está bastante dañada en mi. Eso es muy personal. También nuestras experiencias y carreras requirieron diferentes cosas, yo tengo que tratar de confiar en mis profesores que no me dan ejercicios con los ojos cerrados pero igual es toda una experiencia complicada de llevar. Creo que el teatro es una actividad tachada de mi vida para siempre, voy a poner mis energías en confiar en otros docentes que no sean de teatro porque eso ya es mucho para mi.
-¿Algo que quieran agregar?
V: Gran parte de la motivación con llevar el caso a la justicia, impulsarlo hasta el final y buscar que se de una condena, tiene que ver con sentar precedentes y jurisprudencia a casos que se parezcan a este en el futuro. No hay tantos casos de abuso sexual mediados por manipulación coercitiva y corrupción de menores que hayan llegado a la justicia y a condenarse. De hecho era en gran parte por eso que nos desalentaba a la hora de denunciar. Cuando hacíamos las averiguaciones, las personas nos decían “bueno, no hay tantos precedentes de casos como este”. Lo que hoy nos trae un montón de felicidad es saber que esto es un hecho histórico y que sentar jurisprudencia para otros casos también va a facilitar que personas que pasen por casos similares tengan antecedentes sobre los cuales apoyarse para poder buscar justicia.