La jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, Sandra Mabel Sánchez, absolvió a cuatro policías que llegaron a juicio tras disparar con balas de goma a un joven durante la pandemia de covid-19 en un hecho ocurrido en la localidad de General Ballivián.
El denunciante señaló irregularidades, mostrando su descontento con la decisión. También Andrés Giordamachi, miembro del Comité Provincial de Prevención de la Tortura, quien observó el juicio, consideró que no se llevó a cabo una investigación adecuada para un caso de violencia institucional.
Los policías que llegaron a juicio por lesiones gravísimas son Ricardo Omar Cruz, Cristian Sebastián Velarde, Diego Damián Medina y Jorge Daniel Flores. El fiscal Gonzalo Vega retiró la acusación contra tres de estos efectivos policiales y modificó la de Cruz, a quien acusó por una figura más baja, lesiones culposas.
El debate, que fue oral y público, se llevó a cabo la semana pasada en un proceso exprés de dos días. En la segunda audiencia, el denunciante fue obligado a abandonar la sala sin que se le permitiera regresar, y ni el fiscal ni la jueza le informaron que se planeaba alegar y dictar sentencia ese mismo día. El joven, residente en General Ballivián, volvió a su ciudad y se enteró del veredicto ese atardecer.
El 17 de mayo de 2020, en General Ballivián, durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio impuesto a nivel nacional por la pandemia de covid-19, se conoció la violencia institucional ejercida por policías locales contra Adrián Mercado, un joven padre de 31 años en ese momento, al que le dispararon en la cara con balas de goma, lo que le provocó la pérdida del ojo izquierdo.
Este hecho fue uno de los casos de violencia policial denunciados por las organizaciones de derechos humanos y que relevaron en un informe los abogados de la Asociación de Pensamiento Penal y de la Agrupación HIJOS, Martín Plaza y Josué Díaz Cueto, quienes asistieron ad honorem a la víctima y se constituyeron en querellantes pero no pudieron representarlo en el juicio porque en el contexto económico actual no consiguieron cubrir los viáticos.
"Medina me dispara"
Mercado recordó los hechos de aquel 17 de mayo de 2020. "Lo que me pasó ese día, lo conté como yo lo viví, estaba sentado en un tronco en la vereda de mi casa, mis hijos querían que les infle la bici, como a las 20.30 capaz (...) estaba fresco, esperaba a que venga la sanguchera que traiga los sánguches que entregaba con delivery porque era en pandemia. Mis hijos andaban en la vereda. Pasó la (policía) motorizada, fue hasta la esquina, volvió a pasar y pasó tres veces", relató en conversación con Salta/12.
"Yo estaba sentado, no sabía qué pasaba, no había hecho nada. De repente frenó un móvil, la patrulla paró la moto. Le dije a mi hijo, el más grandecito, que entre a mi casa, lo metí y cerré el portón. Los policías patearon y voltearon el portón, de ahí me sacaron. Forcejeo va y viene, me hice soltar porque mis hijos lloraban en el portón de mi casa. Ese día estaba yo con mis dos nenes nomás", contó.
"Me metí dentro de mi casa, de ahí otra vez volvieron a entrar los cuatro policías, me volvieron a sacar, volvimos a forcejear a mitad de calle porque yo no me quería hacer llevar por lo que estaban mis hijos llorando en el portón. Desperté de repente al otro día en Salta, cuando ya la doctora nos dijo que había perdido el ojo izquierdo y que el ojo derecho estaba delicado", prosiguió.
Mercado dijo que eso es lo que recuerda de aquel día y lo que pudo reconstruir con el relato de sus amigos, su pareja, otros familiares que lo asistieron y de la gente del vecindario que presenció los hechos. "Medina me dispara, confirman mis amigos", aseguró. Indicó que Cruz era quien estaba a cargo del arma, pero la manipuló el otro policía en ese momento.
"Mis amigos dicen que yo les hablaba en la sala de primeros auxilios, que yo estaba todo ensangrentado y que la doctora no me quería limpiar ni nada (...), que no quiso hacer nada, como que hizo abandono de persona", relató.
Contó que después supo que las profesionales de la salud que se encontraban en el control de la entrada a General Ballivián habían llamado a la policía cuando él fue hasta allí sin barbijo. En ese momento había ido a reencontrarse con sus dos hijos pequeños, que habían quedado junto a la madre en la ciudad de Tartagal cuando se decretó el aislamiento obligatorio y recién aquel día habian podido viajar con un permiso especial para permanecer unos días con él. "Ellas han denunciado que yo andaba sin barbijo y era en pandemia, pero mal que mal, ¿usted cree que es para que me metan un tiro en la cara?", cuestionó Mercado.
"Me puse nervioso, me empezó a faltar el aire, salí de la sala a tomar agua, a respirar. El fiscal salió y me dijo 'tranquilo', hasta él se dio cuenta, viene y les dice a mi mamá, a las personas que estaban ahí, 'pero la policía cómo no le va pegar en la panza o en la pierna, así no tengas barbijo, no usés casco o andés descalzo, no da para que vayas y le metas un tiro a una persona y arruinarle la vida'", relató.
Mercado declaró el primer día del juicio, dijo que los abogados de los acusados intentaron distorsionar lo que decía y esto ocasionó que le faltara el aire, por lo que tuvo que salir de la sala. En ese momento ya había notado la intención de los defensores de plantear que hubo un supuesto enfrentamiento entre vecinos en el que él habría intervenido y le dispararon "por accidente".
El abogado Nicolás Vedia, que defendió a los policías Cruz y a Velarde, dijo a Salta/12 que consideraba "objetiva la decisión judicial" de absolver a los acusados. Esgrimió que aquel día hubo una fiesta en la casa de Mercado y que los policías intervinieron en su domicilio luego de que la enfermera Sofía Barrionuevo y la médica apellido Maisarez llamaran denunciando que lo vieron conducir a alta velocidad con sus hijos en la motocicleta.
Según Vedia, cuando los policías intentaron detener a Mercado intervino un grupo de 12 personas que arrojaron piedras e hirieron a los funcionarios. También puso en duda que el denunciante haya sufrido la lesión por bala de goma, dijo que eso no se probó, aunque reconoció que hubo dos disparos, uno "disuasivo" y otro en el "forcejeo cuando estaban entre dos o tres personas que le querían quitar el arma (a uno de los efectivos)".
Mercado negó la versión de Vedia, insistió en que aquel día estaba solo con sus hijos en su casa y cuando intentaron detenerlo, los policías forcejearon solo con él y con nadie más. Mencionó que sus vecinos intervinieron después de que los efectivos le hubieran disparado con el arma, cuando yacía tirado, ensangrentado, en el suelo y lo arrastraban para llevárselo. Ante esa situación un grupo de vecinos tiraron piedras para que los policías no lo llevaran en ese estado.
Asimismo, Mercado relató que aquel día en horas más tempranas estuvo realizando un contrapiso con otros albañiles y al terminar compartieron un asado y un vino, sin emborracharse. Negó haber participado de una fiesta, y aseguró que esa situación fue distorsionada por la defensa.
El joven habló del daño que le causaron los policías al provocarle la pérdida de un ojo. Dijo que también le dañaron la retina del otro ojo con el que ve pero con dificultad. Todo esto le impidió seguir trabajando como albañil y ya no puede hacer fuerza ni exponerse al polvillo. En la municipalidad le dieron un trabajo de barrido de calles pero lo tuvo que dejar por su condición de salud. Recién hace dos meses comenzó a percibir una pensión por discapacidad, ingreso que le es insuficiente para mantener a sus tres hijos en el contexto de crisis económica actual.
Además, el año pasado, después de tres años, consiguió que le colocaran una prótesis de vidrio en Buenos Aires, gracias a las gestiones de la psicóloga Natalia Baumann y de otra trabajadora que sería de "Desarrollo Social" de la Nación, aunque tuvo que pagarse los viáticos y el hospedaje.
Mercado dijo que mientras se encontraba declarando en el juicio, supo por vecinos que la policía fue a notificarlo del inicio de este proceso, lo que llamó su atención porque días antes, enterado del comienzo del debate por aviso del abogado Plaza, consultó en la Comisaría si había notificaciones para él y los testigos y le respondieron que no había nada.
"Me sentí desprotegido", expresó Mercado. Relató que el jueves presenció los primeros testimonios, "después vino el fiscal y me dijo que tenía que salir porque había una testigo que no quería que escuche lo que tenía que decir", se trataba de la enfermera Barrionuevo. El denunciante indicó que después no le permitieron volver a entrar y se enteró de la sentencia porque se la envió Plaza.
Mercado dijo que quiere apelar la sentencia, pero no tiene abogado. Tampoco tiene en claro si está habilitado para apelar porque en el juicio no tuvo representación letrada como querellante. Los fundamentos del veredicto se conocerán el 3 de abril.
Los acusados Medina y Flores fueron defendidos por los abogados Pablo González y Pablo Alberto Albornoz, del área de Servicio Jurídico de la Policía de Salta.
"No hubo una investigación a la altura"
El abogado e integrante del Comité Provincial Contra la Tortura, Andrés Giordamachi, que participó como observador de las dos audiencias del juicio, dijo que este órgano estudiará "con más detenimiento" el caso para ver si es posible casar la sentencia, "ya que al haber desistido de la acusación el fiscal y no haber mantenido la acusación la querella en los alegatos, por no estar presente, difícilmente pueda prosperar un recurso de casación". "Sólo quedaría limitado al pedido de lesiones culposas del fiscal para un solo imputado. Sin embargo, desde el Comité vamos a estudiar la posibilidad de casar", afirmó.
"Ciertamente, no hubo una investigación a la altura de un hecho de violencia institucional", manifestó Giordamachi. Respecto a la determinación de las responsabilidades penales de cada efectivo policial, destacó que el Estado tiene herramientas para obtener esa información sin exponer al denunciante: "Imaginemos lo difícil que es para la víctima reconocer por el apellido entre cuatro efectivos a quien le disparó", sostuvo.