La protagonista de Loot (estreno el próximo miércoles por Apple TV+) tiene 120 billones de razones y billetotes con la cara de Washington para superar un divorcio complicado. En esta nueva decena de episodios, Molly Wells (Maya Rudolph) continúa su periplo como dueña de una fundación filantrópica y cultora de los caprichos más fulgurantes de la ficción actual. ¿Tener un oso perezoso como objeto de apego?, ¿terminar una reunión porque un asistente tiene brazalete hippie?, ¿tomar batidos de brócoli con gin? Todo es posible en esta saga concebida por Alan Yang (Master of None, The Good Place) y Matt Hubbard (30 Rock, Parks & Recreations).
Al final de la primera temporada se había propuesto emplear toda su fortuna en provecho de los demás. En realidad, esa propuesta sirve de excusa para que la actriz de Damas en guerra desempolve su arsenal de capocómica. Entre la fábula y la sátira sobre “la rica también llora”, Rudolph se destaca con un rango que va del deadpan a la desazón más profunda, abrazar la tontería absoluta o el sinsentido. A veces todo eso sucede en una misma escena. Para la actriz, el gancho de Loot es el contraste entre la pompa de su personaje y su propio interior. “Su estilo es indefinible, puede componer todo. Pasa de insultar sin culpa a estar en las raíces de una emoción, y eso no es fácil. Le tirás cualquier pelota y la agarra. Hay muy poca gente que puede hacerlo por separado y ella puede hacer todo el espectro”, dijeron sus responsables.