La incontenible polución en las grandes ciudades obliga a apelar a soluciones biotecnológicas que se sumen a los pocos árboles que crecen entre tanto cemento, para procesar el dióxido de carbono y morigerar el nivel de contaminación.
El Instituto de Investigación Multidisciplinar de la Universidad de Belgrado de Serbia creó un biosistema líquido encerrado en un vidrio, capaz de "reemplazar" a un árbol o a 200 metros cuadrados de césped, según sus inventores. Brinda una solución eficiente hacia la sostenibilidad en entornos urbanos con limitaciones de espacio o fuerte contaminación, en zonas en las que las plantaciones de árboles no son una opción.
También en ciudades como Ámsterdam, Hong Kong y en Alemania se desarrollaron proyectos de árboles inteligentes “autosuficientes” para combatir el efecto invernadero por el calentamiento global y la contaminación del aire, cuya humedad es factible de dosificar y controlar a través de internet.
Surgió así el primer “árbol inteligente” de Argentina que obtuvo un subsidio del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino) por ser un proyecto innovador con generación de conocimiento que aplicaba tecnología electrónica. Fue instalado en una estación de servicio de la localidad santafesina de Capitán Bermúdez para ahorrar energía e ir un poco más allá y generar un aporte al medio ambiente.
Se trata de una estructura modular que no tiene tronco ni ramas compuesta por musgos, que se alimenta de energía solar, lo que le permite procesar la misma cantidad de dióxido de carbono que 234 árboles naturales. El titular de Grupo CAE, Cristian Echeverría, contó que este proyecto se desarrolló íntegramente en Argentina
Un árbol líquido para absorber la contaminación
En la Ciudad de Buenos Aires se instaló un dispositivo con la capacidad de absorber dióxido de carbono para purificar el aire, diseñado y puesto en funcionamiento por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en colaboración con Y-TEC (la empresa de tecnología de YPF).
Se basa en el proyecto original serbio, el Liquid 3. Es un módulo de fotobiorreactores con microalgas nutrido con dióxido de carbono (CO2) y aire, generando oxígeno y biomasa. Así se purifica el ambiente.
El árbol líquido serbio dispone de una estructura rectangular con un panel solar, un estanque “pecera” en el que hay microalgas, punto de carga USB y un asiento que alberga una capacidad para tres o cuatro personas, similar al de las paradas de autobuses.
Los fotobiorreactores son instalaciones creadas para el cultivo masivo de algas con diferentes usos, según Priscilla Minotti, profesora e investigadora en la Escuela de Hábitat y Sustentabilidad de la Universidad de San Martín (Unsam). Funciona así, explicó: “Una bomba inyecta continuamente aire del entorno con altos niveles de CO2 y hace circular el agua para que las algas, mediante la fotosíntesis, absorban el CO2 y liberen oxígeno, al igual que otros organismos fotosintéticos como los árboles”. Los expertos consideran que son “entre 10 y 50 veces más eficientes que un árbol”.
Cada unidad se denomina Y-Algae y fue producida en conjunto con la compañía Y-TEC e Inbiotec-Conicet. Según los especialistas, cada una “equivale aproximadamente a 20 árboles forestales jóvenes en su capacidad de purificar el aire”.
Los estanques de este producto deben ser vaciados de manera periódica y el agua con microalgas reemplazada, por lo que la viabilidad de esta metodología en las ciudades depende del correcto mantenimiento. El tiempo dirá si el árbol líquido efectivamente cumple con las expectativas en cuanto a la contaminación.