Superadas las elecciones legislativas, los radicales se preparan para enfrentar uno de los desafíos que más disfrutan: las elecciones internas. Se trata de la renovación de autoridades del Comité Nacional, cuyos mandatos vencen en diciembre. La danza de nombres y la “rosca” para reemplazar a José Corral se viene dando por lo bajo desde hace meses. Hasta ahora hay un hombre que se posiciona por delante del resto: el diputado Mario Negri, titular del interbloque Cambiemos en la Cámara baja, quien cuenta con el respaldo del sector de Ernesto Sanz, el aval implícito de la Casa Rosada y un buen vínculo con Elisa Carrió. El histórico dirigente Federico Storani anunció su postulación, aunque si bien fue uno de los principales impulsores de la creación de la alianza con el PRO y la Coalición Cívica, hoy mantiene una mirada crítica del rol partidario. Otros dos nombres posibles son el del diputado tucumano José Cano y el senador formoseño Luis Naidenoff, ambos derrotados el domingo pasado a manos del peronismo. Esta semana habrá una reunión de la mesa chica de la UCR en la que podría haber algunas definiciones.
Mientras en la Ciudad de Buenos Aires se desarrolla una fuerte batalla por el dominio partidario entre el radicalismo aliado a Mauricio Macri y el radicalismo aliado a Martín Lousteau, a nivel nacional comienza la etapa de definiciones para resolver quién será el ocupante del despacho del primer piso del histórico edificio de la calle Alsina. El intendente de Santa Fe, José Corral, termina su mandato y su reemplazante tendrá la difícil misión de articular la relación con el PRO para el período 2018-2019, cuando se ponga en juego la pelea por la sucesión de Macri. El resultado de las elecciones del domingo, así como ocurrió con la victoria de 2015, dejó mejor parado al sector más “cambiemita” del radicalismo.
Si bien no existen ya voces partidarias que se manifiesten en contra de Cambiemos, sí hay referentes que cuestionan a Sanz y a la conducción actual del Comité Nacional por mantener una posición “débil” y no plantarse ante las decisiones sorpresivas e inconsultas del Poder Ejecutivo. El temor principal de ese espacio es que el avance territorial del PRO se produzca en detrimento del radicalismo, que se vería eclipsado por la fuerza liderada por Macri. Una muestra simbólica de esa situación ocurrió el domingo pasado en La Pampa, donde por segunda vez desde el regreso de la democracia la UCR no logró ingresar al Congreso diputados nacionales. Derrotados por el PJ pampeano, el único cargo que obtuvo Cambiemos fue para Martín Maqueyra, un joven dirigente macrista.
Aunque no se constituyen como una corriente interna articulada y homogénea, algunos de los referentes del sector disidente son Ricardo Alfonsín, Juan Manuel Casella, Angel Rozas, Federico Storani, Jorge Sappia (presidente de la Convención Nacional), entre otros. Además de las críticas públicas, hubo un cortocircuito previo a las elecciones que terminó con la renuncia de Rozas a la presidencia del interbloque de Cambiemos en el Senado. El principal problema de este espacio es que no cuenta con figuras con volumen territorial propio, ni el respaldo de los tres gobernadores radicales: Gerardo Morales (Jujuy), Ricardo Colombi (Corrientes) y Alfredo Cornejo (Mendoza). Alfonsín termina su mandato de diputado y vuelve al llano. Además, perdió a manos del vicegobernador Daniel Salvador el control del comité bonaerense. En contrapartida, la postulación de Storani cuenta con una ventaja. El ex ministro del Interior fue uno de los impulsores y el encargado de hacer la moción formal en la Convención de Gualeguaychú, en 2015, para constituir Cambiemos.
La figura de Negri, por su parte, es la que acumula mayor consenso tanto dentro como fuera del partido radical. Le reconocen que es hoy el principal interlocutor con el Poder Ejecutivo, incluso por encima de Corral. Como jefe legislativo participa de reuniones de gabinete en Casa Rosada y de las “reuniones de coordinación”. Fue uno de los pocos dirigentes nacionales de la UCR que estuvo arriba del escenario en el búnker de Cambiemos durante los festejos del domingo 22 y de las PASO, el 13 de agosto. Sin embargo, la candidatura de Negri tiene un problema. Como presidente del interbloque, el diputado cordobés se convierte en cada sesión en la voz representante de Cambiemos, no sólo de la UCR, lo que le da poco margen para plantear diferencias con el Gobierno. Fuentes partidarias advierten que podría quedar en una situación de “poca autonomía” para desmarcarse del PRO, en caso de ser necesario, una crítica que también sufre Corral por su condición de intendente de Santa Fe. “Hay que dar una señal de independencia. No puede ser Casella, pero tampoco (Oscar) Aguad”, señala un hombre del partido que busca un punto de equilibrio. Ante esta situación, Negri avisó que no está dispuesto a dejar la jefatura del interbloque y que aceptaría la conducción del comité sólo si mantiene su lugar de poder en el parlamento.
En caso de que las condiciones políticas no sean suficientes para sortear ese obstáculo, Sanz y Morales (los dos hombres que siguen tallando fuerte en la orgánica partidaria) podrían optar por un tercer nombre: Cano o Naidenoff, diputado y senador, respectivamente. Ambos son de perfil más bajo que Negri, sin peso propio significativo a nivel nacional, pero les garantizan lealtad a los caciques radicales.
Entre martes y miércoles, después de los anuncios que Macri haría hoy, habrá una cena radical donde uno de los platos principales será la rosca política.