A los veteranos de Malvinas les preocupa el poco interés que el actual Gobierno nacional ha demostrado “no sólo por la causa Malvinas, sino por el concepto de soberanía en general". Así lo expresa a Buenos Aires/12, Carlos Farina, a cargo de la Subsecretaría de Malvinas del municipio de La Matanza. "Y hablo de soberanía en sentido amplio, desde la integridad territorial a la defensa de nuestros recursos, sean pesqueros o hirocaburíferos”, afirma.

Él lo sintetiza de la siguiente manera: “La defensa de la soberanía debería ser una política de Estado, permanente y de arriba hacia abajo, esto es de la Nación a las provincias y de las provincias a los municipios, pero hoy estamos al revés. Va de abajo hacia arriba. Los municipios hacemos lo que podemos, algunas provincias acompañan más que otras, la de Buenos Aires tiene un compromiso fuerte con el tema. Y Nación, nada”.

La Matanza es el municipio que más soldados llevó a las Malvinas", dice con orgullo Carlos Farina mientras detalla que desde el distrito más importante del Gran Buenos Aires viajaron 711 combatientes. Fueron 24 los que murieron en combate, 14 de ellos estaban en el crucero General Belgrano

La magnitud, dice, sólo es comparable con la participación de soldados correntinos, algo que siempre se destacó a la hora de repasar los datos de la guerra de 1982.  "Son más sólo si se los toma como provincia entera, pero no se puede comparar un municipio con una provincia”, dice Farina poniendo énfasis en la participación matancera. 

Así, también explica la importancia de la causa Malvinas en el distrito gobernado por Fernando Espinoza. "Algunos municipios tienen direcciones de Malvinas y otros ni siquiera tienen una agencia específica para el tema, pero sólo La Matanza le dio rango de secretaría, eso significa que el tema le importa al intendente y le importa a la vicegobernadora. Por iniciativa de ellos, también llevamos el tema a la Federación Argentina de Municipios”, agrega.

Más allá de eso, no deja de advertir que con la política de recortes de coparticipación que lleva adelante la gestión libertaria y que afecta a todo tipo de partidas, no saben hasta cuando va a haber recursos para llevar adelante la tarea. "Desde hace años, los veteranos hacen un enorme trabajo voluntario, poniendo su propio tiempo y energía, para visitar escuelas y explicar la causa Malvinas", señala.

“Lo nuestro debería ser un plus", considera el matancero para quien la cuestión de la soberanía no debería recaer exclusivamente sobre los ex combatientes, como ocurre actualmente. "Nosotros estamos grandes, estamos cansados, el veterano más joven tiene 61 años, ¿qué va a pasar cuando no estemos más? ¿Quién se hace cargo de la tarea? Nos preocupa mucho pensar esto”.

Una mirada estratégica

Para Farina, falta una mirada geopolítica y estratégica. “Muchos creen que la Argentina va de Ushuaia a La Quiaca, porque hay una canción que dice eso y porque es lo que se puede recorrer, pero la Argentina es mucho más grande, es un país bicontinental, porque tiene parte de su territorio en el continente antártico; y si miramos ese mapa nacional, las islas no son un confín sino que son justo el centro geográfico”, explica. 

El veterano devenido funcionario se explaya en ese sentido: “Las islas son la puerta de acceso a la Antártida. Los ingleses lo tienen clarísimo. A medida que crece el comercio internacional aumenta el porte y el calado de los buques, entonces la navegación por el estrecho de Panamá se les hace cada vez más compleja. ¿Cuál es la opción para ellos? El sur, el canal de Magallanes. Malvinas pasa a ser un elemento de importancia creciente para el control del tránsito marítimo mundial, aunque los ingleses lo disfracen de interés científico”.

"Nuestros compañeros de Tierra del Fuego nos hablan preocupadísimos porque los ingleses extienden su zona de pesca en perjuicio de la nuestra, pero mucha gente parece no registrar la gravedad del tema. Hace unos años, en la época de Macri, el acuerdo Foradori Duncan permitió que los buques ingleses volvieran a repostar combustible y aprovisionarse en puertos argentinos. En otra época hubiera sido un escándalo. Tampoco pasó nada", se lamenta.

Los veteranos conforman una red que abarca todo el país y están en contacto permanente. Discuten sus temas, pero también intercambian miradas sobre la realidad, que también los preocupa de sobremanera: "Buena parte de Entre Ríos sufre inundaciones. En la patagonia se incendian los bosques. Hay cientos de miles de casos de dengue. Cada pueblo, cada provincia y cada gobernador, se tienen que arreglar como pueden con lo que tienen, ¿es normal eso? ¿ya dejamos de ser un país? Está en juego el federalismo, que nos costó mucho conseguir".

Organización y reclamos

Cada provincia argentina tiene una federación de veteranos, que reúne a todos los círculos, grupos e instituciones locales. A su vez, estas federaciones provinciales integran la Confederación Nacimiento de Veteranos de Malvinas, cuyo presidente es actualmente otro matancero, Ramón Robles.

Consultado por la evolución de las pensiones de guerra y su capacidad de compra en estos tres meses, Farina cuenta que la semana próxima habrá una asamblea nacional y allí discutirán para llegar a una posición conjunta respecto a la forma en que se llevará adelante el reclamo. 

Sin embargo, adelanta que "muchos veteranos conviven con heridas de guerra o estrés postraumático crónico, si no pueden acceder a su medicación o tratamiento, es lo mismo que condenarlos a muerte".

Antes de hablar de la actual gestión aclara cada vez que es respetuoso de la democracia y las decisiones populares, “pero por desconocimiento o lo que sea, sólo miran planillas de Excel y no las consecuencias”.

Política de reparación

El mayor contingente de ex combatientes del país regresó a Malvinas partiendo del distrito bonaerense de La Matanza, en el marco de un programa local que les facilita el viaje. Fueron dieciséis en total, trece soldados y tres familiares de caídos, que no habían podido visitar ni despedir los restos de sus seres queridos desde la guerra, encabezados por Farina. 

La intención del municipio era repetir la experiencia cada año, hasta que todos los veteranos pudieran atravesarla, pero el plan se ve seriamente afectado por la política de ahogamiento fiscal del gobierno nacional a las provincias, que impacta también en los municipios.

Los profesionales de la salud mental recomiendan que quienes participaron de conflictos bélicos, o experiencias traumáticas en general, puedan regresar al lugar donde ocurrieron, por el valor terapéutico de esas visitas. Tiene su explicación: de 1982 a la fecha, alrededor de 300 ex combatientes tomaron la drástica decisión de terminar con sus vidas.