La TV Pública (Canal 7), reconocida por la calidad de muchos de sus programas y criticada por las erráticas decisiones de sus gestiones políticas, es una institución de contrastes que lleva 72 años como un actor relevante del sistema televisivo argentino. Enfrentando uno de sus períodos más difíciles, está bajo la amenaza de un gobierno hostil hacia lo público y estatal. Junto a sus varios flancos débiles, el canal tiene en su haber el cumplimiento de una función distintiva, logros y fortalezas con las que defenderse.

"¿Realmente invertimos tanto en un canal que casi nadie ve?" Es verdad que la audiencia de la TV Pública ha disminuido notablemente durante la última década, pasando de un promedio de 3.2 puntos de rating en 2015 a apenas 0.6 en 2023, lo que representa una caída del 81%. Esta disminución es mucho más pronunciada que la experimentada por la televisión abierta en su conjunto y es el resultado de decisiones políticas y políticas de gestión fallidas, aunque no irreversibles. Durante el primer año del gobierno de Cambiemos (2016-2019), el canal perdió casi la mitad de su audiencia, la cual se alejó junto con algunos de sus contenidos más atractivos, como el fútbol de primera división. En la gestión siguiente, los esfuerzos por revertir este deterioro no dieron fruto y el desgaste se acentuó. No obstante, estos números, que reflejan únicamente la recepción en un puñado de centros urbanos donde se mide el rating, no hacen justicia ni a su alcance federal del que poco sabemos, ni al considerable interés que despiertan sus contenidos, los actuales y los históricos, en internet, donde las visualizaciones se cuentan por millones.

Pese a la baja audiencia promedio, de las 35 transmisiones de la televisión abierta porteña de mayor audiencia durante 2023, 12 (doce) se emitieron en la pantalla de la TV Pública. Es cierto que en todos los casos se trata de transmisiones deportivas. Integran ese listado encuentros amistosos del seleccionado masculino de fútbol, partidos por las eliminatorias 2026 y hasta el partido despedida a Juan Román Riquelme. Pero es igualmente cierto que se trata en todos los casos de acontecimientos deportivos de interés general a los que solo se pudo acceder de forma gratuita (para más precisión: “con acceso libre financiado por los contribuyentes”), a través del canal estatal.

Otra de las decisiones de programación tomadas por la intervención de la emisora apunta a minimizar su servicio de noticias. A la ya probada receta macrista de eliminar los informativos de los fines de semana para reducir costos, se suma ahora el fin del noticiero matutino y el de cierre de jornada. Esta decisión, que desconoce sobre derechos de las audiencias, resulta además curiosa desde una perspectiva de mercado, ya que el canal disminuye su oferta de contenidos en un segmento con alta demanda. Según datos de 2023, seis de las diez señales de televisión por suscripción más vistas corresponden al género informativo. Son esas que ofrecen un mix 24 horas de noticias, análisis, opinión y debate sobre asuntos de la coyuntura. El gobierno deja al sector privado casi en soledad como productor de “noticias de alcance nacional”. Esta medida parece aún más incomprensible considerando que incrementar la oferta de contenidos informativos —como vía para mantener vivo el canal y compensar la ausencia de programación de estreno— tendría claro un impacto al alza en algunos gastos, pero puede hacerse con recursos humanos y técnicos ya existentes.

Con la única excepción de El Trece (Grupo Clarín) que el año pasado estrenó, aunque con baja audiencia, dos nuevas ficciones nacionales, el resto de los canales privados que emiten desde Buenos Aires, destinan el rubro ficción a “latas” de bajo costo provenientes de distintos países de Latinoamérica, Turquía o Estados Unidos. Esta tendencia ha relegado la producción de ficción nacional al ámbito de las plataformas globales de video bajo demanda. Sin embargo, la Televisión Pública se ha destacado como uno de los pocos espacios de televisión abierta de alcance nacional que continúa estrenando series nacionales. Entre las más recientes se encuentra “Las bellas almas de los verdugos” (2023) sobre el proceso de escritura de “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh, que, por su temática y tratamiento, sería de difícil inclusión en la oferta de los canales comerciales. Por otro lado, "Madame Requin" (2023), una serie de suspenso financiada a través del concurso Renacer Audiovisual del ya disuelto Ministerio de Cultura, también encontró su lugar en la programación de la emisora pública.

Según datos de la consultora Kantar Ibope de 2023, la Televisión Pública dedicó 360 horas de su programación, equivalente al 4% del total, a contenidos catalogados dentro del género cultural. Esta cifra es especialmente relevante porque representa la totalidad de las horas dedicadas a la cultura en toda la televisión abierta de Buenos Aires, destacando que la emisora estatal fue la única que asignó tiempo de pantalla a este tipo de contenido, ausente en las grillas de programación de sus competidores privados. Además, la televisión abierta transmitió un total de 427 horas de documentales, de las cuales 423 fueron emitidas por el canal estatal, sumando al argumento de su carácter distintivo en contenidos culturales y de divulgación del conocimiento.

La ausencia de la Televisión Pública (extraña obsesión de algunos desde hace décadas), dejaría al sistema de televisión abierta de "alcance nacional" notablemente empobrecido, privándolo de prácticamente todos los contenidos culturales y documentales; del 70% de la oferta deportiva; del 22.7% del contenido dirigido al público infantil; y perdería el 90.9% de las miniseries. Asimismo, se reduciría el 17.9% del contenido musical y el 14.5% del informativo. El canal estatal nacional juega un rol central en el ecosistema mediático, y su ausencia o reducción a la mínima expresión resultaría en un sistema más concentrado en términos de propiedad y, sobre todo, considerablemente menos diverso en cuanto a los géneros y formatos disponibles. El ecosistema mediático necesita para su equilibrio la existencia y desarrollo de diversos tipos de especies.

* Becario posdoctoral del CONICET. Investigador en el Centro ICEP (UNQ) y del Observatorio Iberoamericano de la Ficción Televisiva (Obitel). Docente (UCES)