A la vuelta del fin de semana extra largo, Rosario dejó de ostentar su fama de un lugar ideal y accesible para una escapada turística de pocos días. Las explicaciones que se reiteran en el ámbito hotelero lo atribuyen a la espiral de violencia urbana de las últimas semanas. Pero no solo el declive consta para el turismo receptivo. Al menos en lo que hace al pasaje de ómnibus, esta plaza experimentó esta Semana Santa una merma en la venta de pasajes cercana al 30 por ciento, respecto del año pasado. El detalle lleva a concluir en que este descenso del turismo no es atribuible solo la fama que la narcoviolencia le imprime a la ciudad, sino que también obedece a la crisis económica.
Las estimaciones del comercio vinculado a la hotelería, gastronomía y esparcimiento advirtieron que la facturación no repuntaría en las semanas previas. Lo marcó la ocupación parcial y las reservas en baja de los principales centros de diversión, como el Paseo Pellegrini y Pichincha.
Pero la clave en cuanto a ocupación hotelera estuvo dada en la última quincena de marzo. "En esos días de los hechos trágicos hubo cancelaciones, no tanto en turismo de reuniones, que hubo consultas y reprogramaciones, sí en el turismo de ocio, que es el más afectado en estos casos; y en el segmento estudiantil", observó Sergio Giménez, de la Asociación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos Rosario (Aehgar).
La retracción de Rosario como destino turístico contrasta con las informaciones que la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes divulgó en las últimas horas, y que señalan una ocupación hotelera superior al 90 por ciento en los centros turísticos más tradicionales, empezando por la costa atlántica.
Desde el final de la pandemia, la plaza hotelera rosarina no registraba un bajón de esta magnitud para estas fechas de turismo breve. Y lo que más alarma es que hubo cierto número de reservas que en los últimos días fueron canceladas, en simultáneo con la trascendencia en el país de los episodios de violencia callejera en la ciudad.
La coincidencia de la Semana Santa con el feriado por el Día de los Veteranos y Caídos en Malvinas había hecho suponer que Rosario experimentaría un repunte en el promedio normal de visitantes. Pero no fue así.
Los hoteleros comunicaron que el nivel de ocupación de las 6800 plazas disponibles en Rosario estuvo por debajo del 50 por ciento, mucho menos que en otros años donde para estas fechas se ocupaba hasta el 80 y 90 por ciento de los hoteles.
El director del ente coordinador de la terminal de ómnibus Mariano Moreno, Héctor Peiró, precisó que la venta de pasajes de micros de larga distancia la semana pasada disminuyó 30 por ciento respecto del nivel habitual de otros años.
Los destinos que menor demanda experimentaron son los de mayor valor, como por ejemplo Mendoza, según el titular de la estación terminal. Otros de mayor cercanía y, por ende, más económicos, también se vendieron menos, en el orden de un 10 por ciento.
El funcionario valoró el movimiento que propicia un fin de semana de seis días como este, pero sin dejar de contemplar las dificultades económicas. "Los fines de semana largos son muy esperados para el que quiere descansar y por el tema turístico. Pero no es el mejor fin de semana, las boleterías se movieron bastante menos que el año pasado", resumió Peiró.