Durante el homenaje por el 42º aniversario de la Guerra de Malvinas, el presidente Javier Milei, ratificó el “inclaudicable reclamo de soberanía” sobre las islas, afirmó que la única manera de plantear con fuerza ese reclamo es insertando a la Argentina como “protagonista del comercio internacional”, y llamó a la sociedad a abrir una etapa de “reconciliación con las Fuerzas Armadas”.
Milei leyó su discurso. Ratificó el “reclamo inclaudicable” por la soberanía pero en ningún momento cuestionó ni nombró al país al que habría que hacerle ese reclamo: Gran Bretaña. Eso sí, aprovechó para criticar a lo que él sigue llamando la casta política. Dijo que había que hacer “un reclamo real y sincero, no meras palabras en foros internacionales” que, en su opinión, hasta ahora tuvo un “nulo impacto en la realidad” y que “solo sirvió al político de turno para impostar un falso amor por el país”.
Luego hizo una singular interpretación economicista de la soberanía. Dijo que “para que una nación soberana sea respetada” se deben cumplir dos condiciones: “Ser protagonistas del comercio internacional” y “contar con Fuerzas Armadas capaces”. Y para él, “Argentina no ha cumplido con ninguna de estas condiciones”.
Sobre la primera condición, consideró que “para que los reclamos (de un país) sean escuchado es condición primera que su dirigencia sea respetada, ya que nadie tomaría en serio el reclamo de defaulteadores seriales” que “defienden un modelo de negocios”. No aclaró si se refirió al gobierno de su aliado Mauricio Macri, varios de cuyos colaboradores y funcionarios del actual gobierno activaron el modelo de endeudamiento que dejó al país sin crédito internacional.
La reconciliación de Milei
Pero el momento más cuestionable de su argumento fue cuando Milei se refirió a la segunda condición, la del poder militar. Allí reeditó la vieja consigna de la “reconciliación nacional” fogueada durante el menemismo por los sectores negacionistas de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
En ese tramo, Milei pidió “que en este 2 de abril inauguremos una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas”, de modo tal que se “rinda homenaje a los héroes” militares (no especificó cuáles) “dándoles el reconocimiento que se merecen”.
Luego, como era de esperar, ensalzó a las Fuerzas Armadas y consideró que “no hay respeto por internacional por nuestros intereses si la dirigencia política hace hasta lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras Fuerzas Armadas”.
También alabó la generación de 1880, enalteció la figura del Julio Argentino Roca, a quien llamó “el padre de la Argentina moderna”, y aseguró que el gobierno de LLA será “el primero en tener un rumbo claro” inspirado en la idiosincrasia de ese expresidente.
Presencias y ausencias en el acto por Malvinas
La ceremonia fue encabezada por el Jefe de Estado frente al cenotafio instalado en plaza San Martín, que homenajea a los combatientes caídos en las islas. Junto a la vicepresidenta Victoria Villarruel colocaron una ofrenda floral frente a la placa que simboliza la presencia del soldado desconocido y se dieron un abrazo que pretendió ser emotivo.
Milei llegó sonriente y saludando al público, acompañado por su vice, quien en toda oportunidad pública saca a relucir su condición de hija de un veterano de Malvinas.
Del acto participó el jefe de gobierno Jorge Macri y el gabinete de ministros del gobierno de La Libertad Avanza (LLA), inclusive la canciller Diana Mondino, quien en varias oportunidades resignó la posibilidad de reclamar la soberanía de Malvinas frente a las autoridades británicas con las que se reunió.
También estuvieron presentes miembros de las Fuerzas Armadas, excombatientes y vecinos del coqueto barrio porteño de Retiro. No fue un acto masivo. El mástil que sirvió como epicentro de la convocatoria apenas estuvo rodeado por particulares.
La ausencia llamativa fue la de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien no oculta sus diferencias con Villarruel en la disputa por la agenda de mano dura.