“Eran mañanas de mucho disfrute, a puro mate, milonga y rock transgresivo”, recuerda Mati Rodríguez, uno de los fundadores de Milongas Extremas. El grupo uruguayo de guitarras y voz (y un bajo) se presentará nuevamente en la Argentina este sábado en La Trastienda (Balcarce 460) a las 20.30, en lo que prometen un show “con un montón de invitados increíbles” y “canciones que hace tiempo no entraban en la lista”. Gran parte, anticipa el músico, estará dedicado especialmente a revisar sus primeros pasos, cuando el grupo se hizo conocido por reversionar canciones del punk español de Extremoduro.
¿Punk español, milonga? Eso y más. Por las bordonas y rasgueos de Milongas Extremas se cruzan las crestas con Alfredo Zitarrosa y Jaime Ross. Una amalgama que funciona llamativamente bien y que incluso sorprendió en su momento a los mismos integrantes. Es que, en definitiva, se juntaron “a jugar”, como suelen contar. Todos tenían proyectos paralelos –la mayoría vinculados al rock- y la excusa de la guitarreada era para explorar los ritmos criollos. La cosa funcionó bien y, 16 años más tarde, la experiencia ya los llevó a girar por España, Brasil y Argentina (donde compartieron escenario con la Fernández Fierro) e incluso a tocar y hasta grabar con la propia gente de Extremoduro. Tienen discos grabados, claro, pero buena parte del interés que generan pasa por la energía que transmiten en los recitales.
Aunque tienen un sonido y una personalidad ya asentados, para Mati el grupo atraviesa “un proceso que sigue siendo”. Y rememora: “por suerte, el aservo cultural y musical uruguayo y rioplatense es casi infinito. En ese descubrimiento constante que vivimos, al comienzo, se cruzaban estas influencias con las composiciones de Iniesta, que se acoplaban de maravillas. Al día de hoy, esas figuras atraviesan nuestras canciones y nos emociona encontrar cosas nuevas para tocar, cantar, investigar. Como dice Extremoduro, ‘si te atreves, yo me atrevo a atravesar’”.
El vivo es una experiencia particular, con milongas más cerca del pogo que del abrazo tanguero. “Si bien nuestro repertorio nunca fue ‘de baile’ , somos parte consciente de una camada de artistas que retomaron la posta de estas expresiones folclóricas, como el tango o la milonga”, señala Rodríguez. “Al tener una actitud más urbana y rockera, en los conciertos se daban (y se da aun) más el pogo y el peludeo. Con el tiempo, la franja etaria de nuestro público se fue ensanchando, y ahora van abuelos y nietos a la vez que juventud enardecida, y eso genera otro mundo de emociones que vivimos desde el escenario. Al tango como al rock, nuestro mayor respeto”.