“La furia puede ser más grande que el enojo, más roja que la tristeza, más pesada que el resentimiento. Puede ser más feroz que la rabia y más duradera que un berrinche. Es una emoción fuerte y difícil, aunque veces, frente a las injusticias o los malos tratos, aparece y resulta imposible contenerla”, se lee en la contratapa de Los mocos de la furia, un texto inédito de Liliana Bodoc, recientemente editado por Siglo XXI, con ilustraciones de María Wernicke y epílogo de Galileo Bodoc, hijo de la escritora.
Este libro forma parte de la nueva apuesta editorial que busca llegar a niñeces y adolescencias y narra el primer día de furia contado por Liliana con la belleza y potencia que caracteriza su escritura. “Y bien, aquella furia de mis nueve años quiso ser divina. Y fue tan decisiva que aún perdura, y soy capaz de revivirla como si no hubiesen pasado cincuenta años desde la noche en que el flamante director de la cementera llegó a cenar a mi casa”, comienza el libro acompañado por una ilustración de Wernicke.
La historia, vista desde los ojos de una niña de 9 años, cuenta la visita del jefe del padre de la familia a su casa y detalla, con acciones e ilustraciones, la humillación que ejerce el patrón con su empleado y su familia. Es un cuento sobre las injusticias de un sistema perverso y de cómo desde la rabia se puede construir la resistencia. “Es cierto que la furia no tiene buena publicidad. Parece que conservar la cordialidad siempre, aun ante las injusticias, fuera una virtud… Yo no lo siento así. Por convicción y por herencia, desacuerdo con esa propaganda de los buenos modales. Porque hay furias y furias; unas se alimentan del odio, pero otras se componen desde el amor más profundo: el amor por los demás”, se lee en el epílogo, escrito por Galileo Bodoc.
“Ilustrar este libro fue fuerte y conmovedor. Lili y yo nos conocíamos y nos teníamos mucho cariño. Pero nunca hicimos nada juntas: nos lo debíamos. Aparte de eso, este texto en particular, es como digo al principio, fuerte y conmovedor. Fue difícil y gratificante también. Ilustrar a Liliana sin su mirada fue un compromiso enorme. No tenía idea de cómo lo iba a encarar. De entrada, pensé que iba a ser muy difícil, pero quería hacerlo”, agrega María Wernicke.
Qué sería de la historia sin sus grandes furias, se pregunta Galileo, y quién hubiese sido Liliana Bodoc sin su furia: “Si con su furia por la conquista escribió El espejo africano. Con su furia por la xenofobia escribió Presagio de Carnaval, con su furia por los femicidios escribió Elisa, la rosa inesperada. Con su furia por el colonialismo escribió Memorias impuras y con su furia, preservada toda la vida desde aquella actitud irrespetuosa del jefe de su padre, escribió Los mocos de la furia”.
Liliana Bodoc nació el 21 de julio de 1958 en Santa Fe. Su familia se trasladó a Mendoza por el trabajo de su padre cuando ella tenía 5 años; allí fue donde murió su mamá. A los 40 años editó su primer libro Los días del Venado, introducción a La Saga de los Confines, una trilogía de épica fantástica que tuvo una recepción extraordinaria entre lectores y lectoras. Formó parte del catálogo White Ravens, de la International Youth Library, en 2002. Ganó los premioos Caleidoscopio de Venezuela, Kónez de Platino y el Barco de Vapor. Además fue distinguida con el título doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Cuyo en 2016. Falleció en 2018.
En palabras de Liliana: “La furia, como moneda que es, tiene dos caras: puede ser látigo sobre la avaricia de los mercaderes, puede ser patadas contra las costillas de los caídos (…) Furia, en cierto modo, como una acción performática y estética que procura desbaratar la conciencia hegemónica, la idiotez hegemónica”.