Un nuevo capítulo ha surgido en la saga que protagoniza J.K. Rowling, quien para gran parte de la comunidad LGBT+ es una cabal representante del orden conservador de Gran Bretaña. La primera ministra del reino, Rishi Sunak, defendió la posición de la escritora, que -dicen quienes polemizan con ella- está empleando su fama para hablar públicamente de un tema que parece obsesionarla: la vida de las mujeres transgénero.

Sin embargo, no sólo son detractores radicales en la vida de la escritora. Muchos de sus seguidores, sobre todo seguidoras, evalúan como muy sensatas y feministas sus posiciones respecto de la relación entre mujeres y personas trans. Y señalan como los “verdaderos enemigos”: el machismo y el patriarcado.

A través de las redes, la autora de la saga de Harry Potter compartió sus ideas sobre la nueva Ley de Crimen de Odio de Escocia, que criminaliza “agitar el odio” relacionado con la edad, la discapacidad, religión, orientación sexual, identidad trans y la intersexualidad. Joanne Kathleen, la creadora del afamado y juvenil mago de Hogwarts compartió un largo hilo en el que se manifiesta contra varias mujeres trans destacadas de Gran Bretaña.

Como si estuviera buscando provocar revuelo, tal vez aburrida por la riqueza y la fama con las que convive diariamente, sugirió que la identidad transgénero es depredadora. “Si lo que he escrito aquí califica como un delito bajo los términos de la nueva ley, espero ser arrestada cuando regrese al lugar de nacimiento de la Ilustración escocesa". Al día siguiente de esta declaración, la mayor funcionaria del gobierno inglés salió en defensa de la narradora cuyo patrimonio neto supera los mil millones de dólares.

Hace unos cuatro años, en el centro de otra polémica, J.K. Rowling escribió en su blog personal cuál era su postura frente a las personas trans. Lo dejaba claro refiriéndose a ellas como hombres. "Quiero que las mujeres trans estén seguras. Al mismo tiempo, no quiero hacer que las mujeres y las niñas de nacimiento estén menos seguras. Cuando se abren las puertas de los baños y los probadores a cualquier hombre que se crea o se sienta mujer –y, como dije, ahora pueden otorgarse certificados de confirmación de género sin la necesidad de cirugía u hormonas-, se abre la puerta a todos los hombres que quieran entrar. Esa es la pura verdad."

La escritora había mencionado una nota que hablaba de la menstruación. Y pedía: "Solía haber una palabra para nombrar a la gente que menstrúa. Ayúdenme. "Wumben? Wimpund? Woomud?"… tratando de llegar a "woman", es decir, "mujer". Discutía así que mujer no se usa porque los hombres trans -que cambiaron de mujeres a hombres- también pueden menstruar. 

El que salió a socorrerla fue el actor Daniel Radcliffe, quien interpretó a Harry Potter y les dijo a los fans: “A toda la gente que cree que su experiencia con los libros ha quedado dañada o disminuida, siento mucho el dolor que les causaron estos comentarios. Espero de verdad que no se pierdan lo que era valioso para ustedes en estas historias”.

A Rowling ja sido calificada como TERF, es decir Feminista Radical Trans Excluyente (Trans Exclusionary Radical Feminist). O sea, quienes excluyen a las personas transexuales del concepto de mujer. Se habló de cancelarla, de dejar de mencionarla, de ignorarla. Tuvo también sus defensores.

Aquel artículo suyo decía:

"… leí que el gobierno escocés sigue adelante con sus controvertidos planes de reconocimiento de género, los cuales en la práctica significan que todo lo que necesita un hombre para 'convertirse en mujer' es decir que lo es. Para usar una palabra muy contemporánea, eso fue un detonante para mí. Desgastada por los incesantes ataques de los activistas trans en los medios sociales (...) estuve en un lugar muy sombrío de mi cabeza, mientras se repetían los recuerdos de una grave agresión sexual que sufrí a los 20 años, en un momento y un lugar en los que era vulnerable, y un hombre aprovechó la oportunidad. No podía bloquear esos recuerdos y me resultaba difícil contener el enojo y la decepción por el modo en que, a mi juicio, mi gobierno se toma a la ligera la seguridad de las mujeres y las niñas”.

Rowling aseguraba que si hubiese encontrado online “la comprensión que no encontraba en mi entorno inmediato, creo que habría podido convencerme de convertirme en el hijo varón que mi padre decía que hubiese preferido tener".

Una noche, antes de irse a la cama, “olvidé la primera regla de Twitter –nunca jamás esperar una conversación con matices- y reaccioné ante lo que me parecía un lenguaje degradante sobre las mujeres. Hablé sobre la importancia del sexo y pago el precio desde entonces. Yo era transfóbica, era una hija de puta, una perra, una TERF, merecía la cancelación de la cuenta, unas trompadas y la muerte. Eres Voldemort, dijo una persona que claramente pensaba que ese era el único lenguaje que yo entendería."

Y continuaba: Los escritos de hombres trans jóvenes revelan la existencia de un grupo de personas notablemente sensibles e inteligentes. Cuantos más de sus informes de disforia de género leo, con sus reveladoras descripciones de ansiedad, disociación, trastornos de la alimentación, autolesiones y autodesprecio, más me pregunto si, de haber nacido 30 años más tarde, yo también podría haber probado una transición. La seducción de huir de la femineidad habría sido enorme".

 “Eran los libros y la música lo que me permitía sobrellevar mis problemas de salud mental y la mirada escudriñadora y el juicio sexualizados que lleva a tantas chicas a estar en guerra con su cuerpo en la adolescencia. Afortunadamente para mí, encontré mi propio sentido de otredad, y mi ambivalencia respecto de ser mujer, reflejado en la obra de escritoras y músicas que me aseguraban que, pese a todo lo que un mundo sexista trata de arrojarles a quienes tienen un cuerpo femenino, está bien no tener una cabeza con afición por el rosa, los volados y la obediencia; está bien sentirse confundida, sombría, tanto sexual como no sexual, e insegura de qué o quién es una", agregó. 

La madre de Potter se sentía inquieta por “la enorme explosión de mujeres jóvenes que desean hacer la transición y también el número creciente de personas que parecen estar revirtiendo la transición (volviendo a su sexo original) porque lamentan haber tomado medidas que, en algunos casos, han modificado su cuerpo de manera irrevocable y les han quitado la fertilidad. Algunas dicen haber hecho la transición después de darse cuenta de que las atraían personas de su mismo sexo, y la transición en parte se vio motivada por la homofobia, ya sea en la sociedad o en su familia.

"Me niego a inclinarme ante un movimiento que, en mi opinión, está causando un daño demostrable al buscar erosionar a la 'mujer'” como clase política y biológica", escribió también.