En el día en que se cumplió un nuevo aniversario del asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba y con el eco de la represión policial a los docentes de paro que se movilizaron hasta el Congreso, el gobierno nacional anunció que enviará un proyecto de ley para “penar” el supuesto “adoctrinamiento en las escuelas” y crear, a la vez, una instancia para que los estudiantes y sus familias puedan denunciar “la actividad política” dentro de los establecimientos educativos.
La iniciativa intentará modificar artículos la Ley Nacional de Educación (26.206) e introducir conceptos a medida del discurso de La Libertad Avanza (LLA), de modo tal que toda voz disonante a esa ideología sea perseguida y sancionada.
La musa inspiradora del presidente Javier Milei en su intentona de satanizar la vida democrática en las escuelas es su amigo Jair Bolsonaro, que cuando fue presidente de Brasil promovió el excéntrico “Escuelas Sin Partido”.
Basado en el mismo discurso del “adoctrinamiento”, ese proyecto intentó adoctrinar el sistema educativo con una supuesta “neutralidad política”. Pretendió, entre otras cuestiones, borrar del mapa escolar los principios pedagógicos de Paulo Freire, desterrar la llamada “ideología de género”, no hablar de la diversidad sexual, habilitar un sistema de denuncias contra docentes y avanzar contra toda reforma iniciada durante el anterior gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
“Milei copia el proyecto de Bolsonaro y hace el intento de establecer un régimen totalitario de contralor y censura de la libertad de cátedra y de pensamiento”, consideró el diputado nacional y dirigente docente Hugo Yasky.
Lo cierto es que el proyecto del socio brasileño de Milei fracasó. Hasta sufrió reveces judiciales. Pero aún así La Libertad Avanza (LLA) impulsará su versión argentina a fin de darle cumplimento al deseo militante del Presidente de interferir en la narrativa educativa, el contenido curricular y las prácticas cotidianas de la comunidad escolar, como lo son la participación democrática y la organización comunitaria de cada institución.
Por eso, no fueron pocos los que rechazaron la idea. En una suerte de remake, el “Hey Milei, leave them kids alone!” se hizo oír en las redes sociales y varios dirigentes se pronunciaron de manea crítica.
“La Ley de Educación ya garantiza que no hay que adoctrinar. Lo que en todo caso habría que garantizar ahora es que no se haga lo que hizo Milei en su (antiguo) colegio”, recordó el exministro de Educación Daniel Filmus.
A lo que aludió el exfuncionario fue al día en que el jefe de Estado lanzó el inicio del ciclo lectivo en Cardenal Copello e incluyó en su discurso una larga exposición de los axiomas de la ideología “libertaria”.
Habló de “los asesinos de pañuelos verdes”, se refirió al aborto como “un asesinato agravado por el vínculo”, se despachó contra el marxismo y hasta dijo que “mencionar a los comunistas es tan peligroso que genera problemas siempre”. La frutilla del postre fue cuando sugirió sancionar a una docente de la Universidad de Belgrano por “perseguir” a su adlátere digital Iñaki Gutiérrez.
“Esto es lo que no habría que hacer. Lo que sí habría que hacer es favorecer la posibilidad de que haya distintas perspectivas”, agregó Filmus. Por su parte, Yasky advirtió que “si el modelo es el discurso de Milei, está claro que cualquiera que hable sobre el principio de solidaridad, de no competir entre pares y de igualdad de oportunidades, va a ser perseguido.”
Para María Laura Torre, secretaria adjunta de Suteba, el anuncio fue “una provocación más que no va a distraer la lucha” de los docentes que concretaron un paro nacional. “Es un título para la tribuna que tiene que ver con cercenar y quitar libertades, pero al que ningún legislador va a tomar con seriedad”, estimó.
Un proyecto que intentará modificar los valores democráticos
El anuncio fue hecho por el vocero Manuel Adorni. “Se va a enviar un proyecto de ley para modificar los artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional con el objetivo de penar el adoctrinamiento en las escuelas”, dijo.
Además, adelantó que el Ministerio de Capital Humano “se va a encargar de poner a disposición un canal para que los padres y alumnos puedan denunciar el adoctrinamiento y la actividad política que no respete la libertad de expresión”.
El vocero no dijo cuál ni cómo será la modificación que se hará a los artículos que mencionó. Pero, en rigor, esos artículos son una larga serie de incisos que lejos están de aludir a valores segmentados ni direccionados a una enseñanza que no sea libre, laica, democrática, integradora, solidaria, igualitaria y equitativa.
El artículo 11 refiere a los fines y objetivos de la política educativa nacional. Establece una “educación de calidad con igualdad de oportunidades”, y garantiza una educación integral que brinde formación ciudadana con valores entre los que incluye el “respeto a los derechos humanos”.
También habla de fortalecer la identidad nacional, “asegurar condiciones de igualdad”, garantizar “la participación democrática de docentes, familias y estudiantes”, concebir “la cultura del trabajo”, asegurar el respeto de identidad cultural a los pueblos indígenas, prevenir las adicciones y estimular los distintos aspectos de la educación humana e intelectual.
En tanto, el artículo 126 se refiere a “los derechos de los/as alumnos/as”. Defiende la “libertad de conciencia”, garantiza su protección contra toda “agresión física, psicológica o moral”, y aboga por “recibir apoyo económico” para completar la educación obligatoria.
También les permite “participar de la toma de decisiones” sobre la institución, tener edificios que “respondan a normas y salubridad” dignas e “integrar centros, asociaciones y clubes de estudiantes” en el marco de la vida democrática.
Filmus remarcó que en ambos artículos “ya está claro que no tiene que haber ‘adoctrinamiento’” y puntualizó que cada inciso “ya garantiza que en las escuelas haya libertad y respeto de derechos, y libertad de conciencia tanto en lo ideológico como en lo religioso”.
Por esta razón, agregó, el objetivo de la iniciativa del Gobierno “es que con la excusa del ‘adoctrinamiento’ quiere hacer es que haya censura y autocensura, porque ¿quién define lo que es ‘adoctrinamiento’, dónde lo hay y donde no?”
Para Torre, de Suteba, el proyecto "es un gesto de violencia muy grande porque mientras se anunciaba a nosotros nos estaban reprimiendo". Por esta razón, recalcó, "no nos van a distraer ni a torcer el brazo, porque no somos el problema sino parte de la solución".
El antecedente durante el gobierno de Macri
Durante el gobierno de Cambiemos/Juntos por el Cambio, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal impulsaron mecanismos de delación, como la línea 0800 que lanzó el entonces ministro Estaban Bullrich para “denunciar la intromisión política en las escuelas”.
Por eso, para Yasky el anuncio del gobierno de Milei tiene el objetivo de “establecer una caza de brujas y someter a quien esté al frente del aula a una suerte de tutelaje invisible basado en la delación”.
En rigor, el “adoctrinamiento en las escuelas” fue y es una larga e imprecisa denuncia que durante los últimos años desenfundaron los partidos de derecha y sectores más conservadores de la sociedad.
Para relativizar la importancia de ese debate, Torre dejó claro que “en las escuelas de todo el país los chicos aprenden porque no hay adoctrinamiento sino cumplimiento de la ley”. Por eso exigió que “lo que el Gobierno debería saber es sobre los diseños curriculares nacionales y provinciales, y debatir lo que haya que debatir: la paritaria nacional y que devuelvan el fondo de incentivo docente”.
El "adoctrinamiento" se le endilga al kirchnerismo. Pero, tal como lo hizo Milei en el Cardenal Copello, el entonces presidente Macri había caído en contradicción con su propio discurso. Cuando durante un acto por el Día de la Bandera hizo cantar a los estudiantes presentes en el monumento de Rosario la consigna partidaria del macrismo: “Sí se puede, sí se puede”
Otra de las personalidades que hace días desarmó el slogan del “adoctrinamiento” fue escritor Martín Kohan. En una clase en la Universidad de las Artes (UNA) sostuvo que para que haya adoctrinamiento “tendría que haber una palabra autoritaria y unidireccional del docente y una cabeza hueca que recepciona pasivamente”. Y esto no es lo que ocurre en la cotidianeidad de un aula.