La primera profecía 5 puntos
The First Omen, Estados Unidos, 2024
Dirección: Arkasha Stevenson
Guion: Tim Smith, Keith Thomas y Arkasha Stevenson
Duración: 120 minutos
Intérpretes: Nell Tiger Free, Ralph Ineson, Sonia Braga, María Caballero, Billy Nighy, Charles Dance, Tawfeek Barhom.
Estreno: Disponible en salas.
Dentro de las muchas malas ideas que vaya a saber por qué Hollywood decide llevar a la práctica de forma cotidiana, entre remakes, reboots, secuelas y precuelas, la de contar la historia de origen de Damien Thorn, el niño anticristo de La profecía (Richard Donner, 1976) a priori tenía su gracia. De eso se trata La primera profecía, que relata el proceso de gestación de aquel icónico personaje, el hijo del chacal, y que termina justo en la noche donde la criatura es entregada en espuria adopción al embajador de los Estados Unidos en Roma, que es donde comenzaba aquella.
La profecía fue uno de los títulos más populares dentro del cine de terror religioso en los años '70, tras la explosión que supuso el tremendo éxito de El exorcista (William Friedkin, 1973). Tanto que acabó muy pronto convertida en una saga a la que se le sumaron otras tres películas entre 1978 y 1991. Y hasta tuvo una remake, cuyo estreno coincidió con el 30° aniversario de la original. Sin embargo, más allá de que alguna pueda haber realizado un aporte de interés para los fanáticos, ninguna estuvo a la altura de ese primer episodio, con el que se vincula directamente este nuevo apéndice.
A diferencia de El exorcista, donde los FX y el maquillaje jugaban un rol importante, La profecía propuso un abordaje de lo fantástico despojado de truculencia, más efectivo que efectista, a partir de un realismo con muchos puntos de contacto con el policial. Ir en contra de esa premisa es la mayor infidelidad que comete la nueva película. Más allá del adecuado trabajo de arte y ambientación (la acción transcurre el la ciudad de Roma a comienzos de la década de 1970), del apropiado uso del áspero contexto político de la época, y de un elenco más que notorio -que incluye la presencia de Sonia Braga, Billy Nighy, Ralph Ineson y Charles Dance-, esta precuela decide innovar en la dirección menos saludable desde el punto de vista cinematográfico.
La primera profecía se parece más a trabajos mediocres como los que integran la saga La monja o a las películas seriadas sobre posesiones demoníacas que a la personal obra de Donner. La decisión de apelar a tales recursos no solo habla de la incapacidad para crear un ambiente siniestro siguiendo las reglas propias de este universo, sino que vuelve a poner en valor lo magistral de aquella, capaz de inquietar a varias generaciones sin necesidad de bichos raros ni golpes de efecto de manual. No es posible saber de qué forma tales decisiones afectarán el desempeño comercial de La primera profecía. Pero sí afirmar que se trata de una verdadera traición a la identidad, no tanto de la saga, sino del recordado original que pronto cumplirá 50 años.