El Fondo Monetario Internacional descartó que se vaya a avanzar en el corto plazo con un nuevo acuerdo de crédito con la Argentina, lo cual implica, de forma implícita, que la administración Milei no va a tener una mano mágica de fondeo para avanzar en la liberalización del mercado cambiario y poner en práctica la "competencia de monedas". De todas maneras, la Casa Rosada sigue diciendo que podría acceder a algo de liquidez a través de otro tipo de herramientas.

A pesar de dar un fuerte respaldo a la política económica oficial, el Fondo congeló la versión, instalada por Javier Milei y el ministro Luis Caputo, de que podría haber dinero fresco para engrosar las reservas. A la par del apoyo al programa de mega-ajuste, el organismo volvió a insistir en la idea de que las medidas tengan "apoyo social".

"Prematuro"

Consultada sobre la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo de deuda, la vocera del FMI, Julie Kozack, dijo, en una conferencia de prensa en Washington, que "en este momento, sería prematuro discutir las modalidades de un posible programa futuro".

Estas declaraciones aparecen justo antes de que Caputo se reúna en Washington con las autoridades del Fondo. De cara a ese encuentro, en el "mercado" se especulaba sobre la posibilidad de que el Gobierno accediera a un nuevo financiamiento. Dicha versión comenzó con las declaraciones del propio presidente Milei, quien dijo en su momento que con 15 mil millones de dólares más abriría el "cepo cambiario" inmediatamente. Caputo llegará a la Reunión de Primavera (correspondiente al Hemisferio Norte), en los días 17, 18 y 19 de abril. Allí se reunirá con ministros de Economía y banqueros centrales de los países miembros del Fondo.

Apoyo

A pesar de poner paños fríos sobre la idea de un nuevo acuerdo de crédito, el FMI redobló su apoyo a la política económica de extrema ortodoxia que está aplicando el Gobierno. "Las autoridades argentinas están implementando decisivamente un plan de estabilización ambicioso para restaurar la estabilidad macroeconómica. El progreso hasta ahora ha sido impresionante", indicó Julie Kozack.

La portavoz del FMI analizó que "las reservas internacionales están siendo reconstruidas. La inflación cae más rápidamente de lo anticipado. Y los indicadores de mercado, como la brecha en los tipos de cambio y las cotizaciones de la deuda soberana, continúan mejorando". Agregó que "el objetivo del Fondo sigue siendo apoyar los esfuerzos de las autoridades para restaurar la estabilidad macroeconómica y sentar la base para un crecimiento próspero e inclusivo en Argentina".

En este contexto de claro apoyo al rumbo económico que está llevando adelante el Gobierno, el organismo volvió a advertir sobre el impacto social del ajuste. "El camino a la estabilización nunca es fácil, y requiere una implementación de una política firme. Será importante continuar mejorando la calidad del ajuste fiscal, mientras que la política monetaria también tendrá que adaptarse a esta transición. Es relevante seguir trabajando pragmáticamente en la construcción de apoyo social y político para ayudar a asegurar la durabilidad y efectividad de las reformas”, dijo Kozack.

Hay varios puntos sobre los cuales el Fondo, y también los inversores privados, todavía miran de reojo al Gobierno. Es que la situación macroeconómica es todavía altamente incierta, con reservas en recuperación pero con pagos de importaciones muy frenados; mejora fiscal pero mediante un esquema insostenible de corte masivo del gasto y de las transferencias a las provincias; desaceleración inflacionaria desde un pico altísimo y además con un dólar que se empieza a atrasar de manera preocupante.

Pero además de estas luces de alerta, la propia dinámica de destrucción de puentes políticos de un gobierno que tiene minoría en ambas cámaras del Congreso y que pretende hacer el "mayor ajuste de la historia" constituye un factor enorme de inestabilidad. Hasta dónde aguantará la sociedad un deterioro tan grande y tan rápido de las condiciones socio-económicas es solo una de las preguntas del millón.