En el cuarto trimestre de 2023 aumentó la desigualdad de ingresos en el país, medida por Indec a través del coeficiente de Gini: el valor fue de 0,435 mientras que en el mismo trimestre de 2022 alcanzaba 0,413, siendo cero el valor que implica igualdad absoluta y uno desigualdad total. El valor se aproxima a los niveles de la salida de la pandemia, que fueron mejorados en 2022, con lo cual se exhibe un retroceso.
La información que muestra el documento Evolución de la distribución del ingreso difundido el jueves por Indec se basa en el relevamiento de ingresos en 31 aglomerados urbanos. La brecha de ingresos, que calcula la distancia entre el ingreso medio del diez por ciento de la población más rica y de la más pobre del país, es de 18,1 veces (el primero con respecto al último). Aunque aumentó contra fines de 2022, se mantuvo entre las más bajas de la serie histórica.
Esta información se vuelve especialmente relevante en un contexto de aceleración inflacionaria y pérdidas de puestos de trabajo que el Gobierno de Milei ha ido acentuando mes a mes, con posterioridad a la fecha de la medición. Argentina, si bien no estaba enfrentando una panacea distributiva al momento que el libertario asume el mando, reclamaba sí una atención especial para las clases más desprotegidas.
El ingreso medio per cápita de la población encuestada (29,6 millones de personas) alcanzó los 156.309 pesos, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de 114.000 pesos. La mediana del diez por ciento de la población más rica fue 400 mil pesos y la del decil más pobre de 30.917 pesos. En cuanto a los ingresos medios, para el decil más rico alcanzaban a 515.641 pesos y para el más pobre, a 28.441 pesos, lo cual indica que los primeros equivalían a 18,1 veces los últimos.
El 63,4 de la población encuestada percibió algún ingreso, cuyo promedio fue igual a 243.125 pesos. Analizado según escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato bajo –que va de los deciles 1 a 4- fue de 84.678 pesos, el del estrato medio -deciles 5 a 8- de 227.401 pesos y el del estrato alto –deciles 9 y 10- de 591.544 pesos. Se advierte una diferencia por género, mientras los perceptores varones tuvieron un ingreso medio 279.692 pesos, el de las mujeres fue llegó a 207.483 pesos.
Asalariados
Respecto a la población asalariada, se registraron 9.786.542 personas con ingreso promedio de 262.718 pesos. La percepción promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de 327.719 pesos y creció 164,5 por ciento respecto al cuarto trimestre de 2022. En tanto que en el caso de los asalariados sin descuento jubilatorio el ingreso medio equivalió a 141.733 pesos, con un aumento del 151,2 por ciento interanual. Ambas variaciones estuvieron por debajo del incremento del IPC que rondó el 173 por ciento en igual perído, según datos de Indec.
En suma, entre la población ocupada encuestada, un total de 10 millones son asalariados –con y sin descuento jubilatorio- y 3,5 millones son empleados no asalariados.
En el caso de los hogares, el ingreso medio para el cuarto decil ascendió a 265.513 pesos, en octavo decil fue de 578.286 pesos y en el décimo decil de 1.401.003 pesos. Son cifras mucho menores que las que surgen, por ejemplo, de la valuación de las canastas básicas de consumo que el Gobierno utiliza para segmentar la quita de subsidios a los servicios públicos. A su vez, los ingresos laborales representaron el 77,2 por ciento de los ingresos totales para los hogares, mientras que los ingresos no laborales alcanzaron el 22,8 por ciento restante. El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos.
Los hogares pertenecientes al decil 10 según la escala de ingresos explicaron el 24,8 por ciento del ingreso total por deciles, los hogares del decil 8 en tanto dieron cuenta del 12,1 por ciento de los ingresos, mientras que los del decil 4 apenas representaron el 7 por ciento de los ingresos.