En La Plata fueron identificados 150 cuerpos entre los 500 ataúdes hallados en estado de abandono el pasado mes de febrero en distintos espacios del cementerio municipal. El descubrimiento se había producido durante un relevamiento que incluyó tanto a funcionarios de la administración de Julio Alak, como a trabajadores de la órbita judicial y de la dirección de personas desaparecidas del ministerio de Seguridad bonaerense.
Los restos identificados pertenecen a cuerpos que, en la mayoría de los casos, se encontraban dentro de féretros al momento del relevamiento. En muchos de ellos, la placa incluida en la tapa del ataúd permitió la identificación y, de acuerdo a lo informado por el sitio platense 0221, "los cuerpos analizados hasta ahora corresponden a personas que fallecieron a fines de los años ’80 y en los inicios de la década de 1990".
Parte del problema con el que se encontró la gestión de Alak en el camposanto local tiene que ver no sólo con los numerosos restos que se encontraron de modo irregular repartidos en más de 200 bolsas de consorcio y que plantearon un desafío a la hora de ser identificados, sino con la gestión de los propios restos. Para disponer de ellos de manera diga será necesario incorporar un osario a la estructura del cementerio. La administración informó que esa obra está ya en etapa de licitación. De momento, una de las decisiones tomadas fue la de inhumar los cuerpos que fueron identificados.
Si bien la fiscal Cecilia Corfield mantiene el expediente en estricta reserva y no se conocen detalles de los avances en la investigación, parte de la complejidad que reviste la causa tiene que ver con otros casos que podrían superponerse, esto es: que entre los restos humanos encontrados haya evidencia de otras causas. A final de febrero la fiscal se reunió con integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), parte del equipo que investiga la desaparición de Jorge Julio López, Rosa Schoenfeld de Bru, madre de Miguel Bru, desaparecido en 1993, entre otros actores interesados. En aquella oportunidad la fiscalía informó que las bolsas con restos que habían sido halladas en un altillo habían sido oportunamente peritadas en 2014 en el marco de una causa impulsada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).
Aquél trabajo realizado por el EAAF llevó cuatro meses y desde entonces esas bolsas con restos están, por orden judicial, "a resguardo por disposición de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata", consigna el sitio platense.
Así fue como los restos permanecieron en ese espacio dentro del cementerio, sin que hubiera un destino planificado para ellos. Se presume que formaron parte de exhumaciones administrativas, una disposición habitual cuando una necrópolis queda sin lugar para nuevas tumbas. En esos casos, tras retirar los restos de la tierra, éstos pueden ser cremados o destinados a un osario, un asunto pendiente en el cementerio municipal de La Plata.
Los hallazgos macabros de febrero
Fueron cuatro los espacios del cementerio en los que se comprobaron irregularidades. En el primero, llamado “Protectora”, fueron identificados dieciséis cajones de madera con la protección interna
de metal que se utiliza en los féretros destinados a conservarse dentro
de bóvedas o nichos. En el depósito, “sala de velatorios”, fueron halladas las 200 bolsas de consorcio mencionadas y quince féretros de
madera. En el tercero, ubicado en el segundo piso, se
encontraron cientos de ataúdes de personas adultas y 22 de tamaño
infantil con la identificación de "angelitos". Por último, en el cuarto depósito que se denomina el “galpón de arena” y, a su
vez, se divide en cuatro lugares separados, los inspectores a cargo
del operativo identificaron más de una centena de ataúdes apilados
arrumbados y en estado de deterioro avanzado.
La denuncia judicial presentada a fin de febrero por la comuna pedía la “averiguación de posibles ilícitos respecto de los cuerpos y los restos óseos hallados no identificados”.